Lo sensible como motor. flickr.com
Se habla de racionalizar, de usar la racionalidad, de que la razón ha de ser la base de nuestras decisiones, y no se cae en la cuenta que la racionalidad, por sí sola, es un factor de discriminación, de elección del camino más lineal, de justificación de las carencias que las mismas elecciones “racionales” crean.
Pretender que somos humanos porque somos racionales es olvidar las historias de la sinrazón. Unas historias que se cimentan en el rechazo, el olvido de los más débiles, el abandono de lo sensible, la búsqueda o el ejercicio de la fuerza para imponerse a los demás, el absolutismo para reconocer privilegios para unos pocos, abusando de las capacidades de los muchos para obtener beneficios sobre ellas.
La racionalidad tiene su espacio ocupado por la mente, por el ego que, como señores invisibles, tratan de poseer y de reinar en el mundo del espíritu para instrumentalizar la materia hasta consumirla y destruirla, sin permitir que alcance la dignidad a la que está destinada.
Mientras el mundo sea gobernado tan solo por la racionalidad desvinculadora, aisladora, no relacional, lineal; mientras no se busque trascender la razón, estaremos atrapados en el pensamiento repetitivo, buscando justificar nuestros primarios deseos y manteniendo el abismo entre lo que somos y la consciencia que se abre a las experiencias transcendentes, a las que nos hemos de dirigir desde lo sensible.
Pretender que somos humanos porque somos racionales es olvidar las historias de la sinrazón. Unas historias que se cimentan en el rechazo, el olvido de los más débiles, el abandono de lo sensible, la búsqueda o el ejercicio de la fuerza para imponerse a los demás, el absolutismo para reconocer privilegios para unos pocos, abusando de las capacidades de los muchos para obtener beneficios sobre ellas.
La racionalidad tiene su espacio ocupado por la mente, por el ego que, como señores invisibles, tratan de poseer y de reinar en el mundo del espíritu para instrumentalizar la materia hasta consumirla y destruirla, sin permitir que alcance la dignidad a la que está destinada.
Mientras el mundo sea gobernado tan solo por la racionalidad desvinculadora, aisladora, no relacional, lineal; mientras no se busque trascender la razón, estaremos atrapados en el pensamiento repetitivo, buscando justificar nuestros primarios deseos y manteniendo el abismo entre lo que somos y la consciencia que se abre a las experiencias transcendentes, a las que nos hemos de dirigir desde lo sensible.
Alicia Montesdeoca
Editado por
Alicia Montesdeoca
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Alicia Montesdeoca es consultora e investigadora, así como periodista científico. Coeditora de Tendencias21, es responsable asimismo de la sección "La Razón Sensible" de Tendencias21.
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