Empecemos por la base.
Sabemos que la Sostenibilidad es una realidad compleja y que para abordar la complejidad no basta solo la propia verdad, no basta con mirar desde el propio punto de vista. Necesitamos conocer y comprender la mirada de los demás, abrir espacios de diálogo y alcanzar un nuevo punto de vista juntos, colaborando. La herramienta que permite lograrlo son los procesos participativos.
Por lo que has leído hasta ahora en este Planeta Humano, sabes que para nosotros un proceso participativo implica mucho más que reunir a la sociedad, plantearles en un cuestionario qué opinan de tal o cual actuación en su entorno, recogerlo en un papel y extraer datos estadísticos.
Pensamos que un proceso es una oportunidad para lograr una solución mejor entre todas y todos, priorizando el bien común como eje de su desarrollo. Rescatamos la definición que dimos de los procesos participativos en un artículo anterior : «la esencia de un proceso participativo es construir nuevas realidades colectivas a partir de las visiones personales».
Cómo conectamos procesos y liderazgo
Para abordar esta complejidad, nos referiremos a ella desde tres niveles de trabajo: superficial, intermedio y profundo. Lo que da consistencia a un proceso participativo, que estaría en la capa más superficial de una actuación, es el liderazgo, que estaría en el nivel profundo. Nos explicamos.
Imagina un edificio. No uno cualquiera. Piensa en un hospital. Esa construcción, como otras, tiene cimientos, paredes interiores y fachada. El propósito de esa edificación es servir como centro de consulta, atención, cura, alivio… Su planteamiento sería bastante diferente si la construcción se hubiera planteado con el objetivo de ser un cine. Tendría cimientos igualmente, pero la distribución de las paredes, la forma del edificio en sí e incluso la fachada serían completamente diferentes porque tendría en cuenta un propósito bien distinto.
Ahora que tienes esta imagen en mente, vamos a relacionarla con los procesos y el liderazgo.
Nuestra forma de trabajar en Genea tiene 3 estadios, igual que los edificios. Usando esta metáfora arquitectónica, los procesos serían la fachada del edificio, el liderazgo se correspondería con los cimientos y las paredes interiores, con un elemento intermedio que hasta ahora no hemos mencionado: la estrategia.
Lo que no es un proceso participativo
Pero para eliminar la confusión que pueda surgir con esta metáfora, un proceso de participación para nosotros no es una mera fachada porque no se sostendría sin cimientos, es decir, sin propósito ni liderazgo, y sin paredes, es decir, sin una estrategia. De ser así, sería un decorado de cartón-piedra.
Lo que sí es un proceso participativo
¿Si el proceso no es una mera fachada? ¿Qué es?
Desde el enfoque con el que lo trabajamos en Genea, los procesos son impulsados por el propósito de una entidad, forman parte de una estrategia de esa organización e involucra a la sociedad.
Por eso, suponen:
- apertura a la diversidad
- colaboración para alcanzar nuevas realidades
- escucha sincera y comprometida
- creación de relaciones de confianza
- compromiso
La palabra que lo cambia todo: compromiso
Hemos hablado de que hay una capa intermedia entre el liderazgo y los procesos, que es la estrategia. Esta es la pauta que nos guía para desplegar el liderazgo desde cada organización. Pero más que el “qué hacer” nos indica el desde dónde hacerlo. Es decir, la estrategia nos habla de cómo aportar valor a un proceso para que las personas se conecten con él y, conectándose, se comprometan.
Y esta es la palabra más importante a la que queríamos llegar: compromiso. Tenemos comprobado que solo desde el compromiso se puede avanzar en el proceso y liberar el potencial de las personas, que es la misión fundamental con la que trabajamos en Genea el liderazgo para la Sostenibilidad.
Cuando una persona está comprometida con el proceso, su nivel de creatividad aumenta. Ahí es donde empieza a dar lo mejor de sí misma y a «producir» resultados sorprendentes. Porque la productividad sin compromiso no existe, es mera producción o un hacer desconectado del ser.
La verdadera capacidad de ejercer el liderazgo por medio de un proceso participativo consiste en generar ese compromiso, conectar a las personas con un propósito significativo para ellas y sumar voces y visiones diversas a partir de las que alumbrar una nueva realidad integradora y orientada al bien común.
Aunque la punta del iceberg es el proceso, en Genea siempre trabajamos por anclarlo a lo más profundo del hielo, por crear un edificio consistente donde las fachadas se correspondan con los cimientos y sean un despliegue de ellos.
Ahora bien, no solo consiste en tener un propósito sino en ser capaces de sacar todo el potencial a la herramienta de participación que es el proceso. Y eso ya es misión del liderazgo, por lo que le dedicaremos el próximo post.
Hasta entonces, te emplazamos a leer y releer los artículos que hemos ido publicando porque cada vez te resultará más fácil seguir el hilo de este relato que compartimos contigo para realizar juntos el viaje colectivo a la Sostenibilidad.
Como ocurre en los procesos, si tienes otra mirada sobre el tema, compártela en los comentarios. Te escuchamos.