Antoine de Saint-Exupéry, escribió en El Principito, en boca del personaje del zorro: «lo esencial es invisible a los ojos».
En este 2020 el mundo tal y como lo conocíamos se ha parado, las normas sociales varían de la noche a la mañana y casi dos millones de personas, por el momento, han muerto por la irrupción de un nuevo virus.
Desde el primer momento, esta sacudida nos parece que ha desvelado lo esencial: cuidar la vida que sustenta la vida.
Ya hace unos años, la lectura de Sapiens: de animales a dioses , de Yuval Harari, nos abrió los ojos a cómo los mitos que compartimos acaban conformando nuestras sociedades, y cómo esta capacidad biológica de nuestra especie, de colaborar a grandes escalas, nos ha permitido colonizar y transformar el mundo. Hasta el momento actual en el que los avances en la movilidad y las comunicaciones nos permiten hablar de una sociedad global avanzando rápidamente hacia el colapso climático.
Pero como bien apunta Yuval Harari,
«La cooperación humana a gran escala se basa en mitos, la manera en que la gente puede cooperar puede ser alterada si se cambian los mitos, contando narraciones diferentes»,
y entonces podemos reformular nuestros mitos, y elegir aquellos que realmente nos hagan crear un mundo sostenible, para lo cual, lo desvelado este 2020, el tejido humano interconectado que sobrevive al cuidar la vida que sustenta la vida, nos parece más que idóneo.
Desde ahí, entonces, nos proponemos cuidar la vida que nos sustenta, y nos parece que la mejor manera de hacerlo es echar la vista atrás y compartir contigo, vida que nos rodeas, :-), nuestros aprendizajes, confiando en que puedan también serte útiles.
Viaje a nuevos territorios en transición
Algo que nos ha regalado este 2020 ha sido adentrarnos en nuevos territorios en los que se está gestando la transición y que hasta ahora no habíamos recorrido:
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Estamos apoyando al equipo de trabajo del proyecto La Laguna Municipio en Transición , en el desarrollo de su marco estratégico y operativo para su puesta en marcha.
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Hemos podido apoyar la elaboración del Marco Estratégico y Operativo de la agenda política para el impulso de la transición ecológica en Canarias, trabajando con el Gabinete de la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias.
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Estamos introduciéndonos en la agroecología y la alimentación sostenible, apoyando las labores de coordinación del grupo de trabajo de Canarias del proyecto GOSA : Grupo Operativo Supraautonómico de alimentación pública sostenible 4.0. , que pretende impulsar la agricultura ecológica en Canarias escalando a nuevos comedores públicos el proyecto Ecocomedores.
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Estamos trabajando en el impulso del ecosistema de transición energética en Tenerife y el empleo vinculado al mismo, desarrollando varias acciones piloto promovidas por el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Tegueste. Aquí tienes la primera de ellas.
Gracias a estas oportunidades, hemos podido introducirnos en nuevos espacios, como es el ámbito político local y regional, descubriendo sus mecanismos, sus resortes y, sobre todo, sus dificultades para impulsar la transición.
Y en este camino recorrido en el 2020, reforzamos y ampliamos mucho de lo aprendido previamente, en relación a lo sustancial que es el factor humano en los procesos de cambio, y la necesidad de profundizar en sus raíces para poder activar estos procesos en todo su potencial, tal y como te contamos a continuación.
El corazón de la transición está en las raíces y lo que las sustenta
Partamos de la metáfora de las raíces que sustentan nuestra sociedad global y que la riada de la pandemia han dejado al descubierto: en estos nuevos territorios que hemos recorrido en el 2020, hemos escarbado más en el suelo, para tomar conciencia de que no solo necesitamos propósitos compartidos para impulsar y escalar la transición de nuestra sociedad global.
Estos propósitos compartidos, solo pueden generarse y enraizar, si partimos de un ecosistema de relaciones humanas que puedan sustentarlos. Los procesos colectivos en los que hemos trabajado a lo largo del año nos han permitido ver que solo cuando la red de relaciones humanas que dan vida a los proyectos está adecuadamente nutrida, con un nivel de confianza elevado, es posible germinar proyectos verdaderamente transformadores.
Y cuando eso no sucede, todo ejercicio en ese sentido se vuelve estéril o apenas logra germinar.
¿Y cómo logramos generar un sustrato fértil? ¿De qué forma podemos desarrollar una red de relaciones humanas vigorosa y exuberante?
La respuesta la hemos vuelto encontrar en los valores intrínsecos y en un liderazgo que los encarne y expanda a lo largo de la red.
Con ello cerramos el círculo: lo esencial es reconocer que la vida se sustenta en lo que cuida la vida. E igualmente, solo podemos transicionar hacia la sostenibilidad si cuidamos la red de relaciones humanas, pues son ellas las que pueden nutrir las raíces del nuevo modo de vida.
Entonces, ¿quiénes forman la red humana que sustentan nuestros proyectos? ¿desde dónde están viendo la realidad? ¿qué necesidades tienen? ¿cómo podemos conectar sus necesidades con nuestra intención transformadora para avanzar juntas?
Estas son las preguntas relevantes que siempre conllevan respuestas complejas, y que necesariamente hemos de explorar e integrar, si queremos avanzar.
En este sentido, y para comprender mejor el mapa de percepciones sociales que podemos encontrarnos, hemos encontrado una referencia reveladora, en la que esperamos ahondar en próximas entradas, Las cosmovisiones sociales: La pieza que faltaba , de Daniel Gabarró y Jaume López.
Y con este profundo aprendizaje, como punto de partida, comenzamos el 2021.
Somos vida, atravesada por la vida, celebrando la oportunidad que nos brinda el que lo esencial se haga visible y confiando en refundar nuestro mito colectivo hacia «el paraíso en la Tierra».
Feliz año nuevo.
Nos encantará recibir también vuestros aprendizajes en los comentarios.
Un abrazo,
Káhina y Yeray.