|
Estando inmersos, como lo estamos, en plena campaña política, este mes nos hemos dejado llevar por la actualidad. Ya que las elecciones generales del este domingo 28 de abril son un proceso de participación, nos hemos detenido a observar la cita. Reflexionamos sobre el desafío que tenemos por delante como sociedad y cómo podemos transformar el voto en una herramienta para conectar con nuestra naturaleza.
Por nuestro trabajo, en Planeta Humano hemos hablado hasta ahora de participación ciudadana, que es la forma bajo la cual las personas corrientes podemos formar parte de la toma de decisiones de los gobiernos.
Respecto a la convocatoria electoral, se trata de otra herramienta de participación, en este caso política, que consiste en la intervención de los ciudadanos para la designación de gobernantes.
Los procesos de participación contribuyen al desarrollo humano, sostenible y social. Sin participación, la democracia no es plena. Por eso tenemos el derecho y el deber de votar. Y los personas que ostentan los cargos políticos, el deber de representar a la ciudadanía y cumplir sus promesas. Ambos tenemos una responsabilidad.
Tratando de aportar una mirada positiva a la situación pre-electoral en la que nos encontramos, el equipo de Genea nos hemos reunido para reflexionar en torno a esta cuestión.
¿Qué podemos hacer las personas, políticas o ciudadanas, por sacar lo mejor de nosotras mismas y ejercer una influencia positiva ante los próximos desafíos electorales? ¿desde qué valores podemos afrontar la cita electoral?
De quién es la responsabilidad
Cuando hablamos de política solemos poner el foco del problema en la clase política. No nos ofrecen credibilidad. Les juzgamos como hambrientos de poder, de realizar acciones por los réditos políticos que obtienen, por salir en la foto y no por hacer lo que hay que hacer, es decir, poner el poder al servicio de las necesidades compartidas.
Ahora bien, ¿el problema es solo de la clase política o los ciudadanos también tenemos parte de responsabilidad en el espectáculo? ¿Nos conformamos con debates moderados o estamos deseando que haya insultos y peleas? ¿Queremos que los políticos se entiendan entre sí o que nuestro favorito venza y gane el poder suficiente para no tener que pactar con nadie?
Ambas partes tenemos una responsabilidad y nuestra participación en las urnas debiera demostrarlo.
No sabemos si tú eres de las personas escépticas que creen que la política —o más bien las personas que la ejercen— está alejadas del sentir ciudadano y creen que su voto no servirá de mucho, o si eres una persona entusiasta que cree en la democracia y confía en que su voto será útil para transformar la realidad en algo mejor.
Seas como seas, la realidad es que el cambio de escenario que hemos vivido en los últimos años, con la irrupción de nuevas formaciones que nos han sacado del monótono bipartidismo, nos ha hecho caer en la cuenta de que ya nadie va a poder gobernar por sí solo. Ningún partido tiene asegurada la mayoría suficiente como para no tener que dialogar y llegar a acuerdos.
Y es en esta situación entendemos que existe una gran oportunidad.
La Sostenibilidad requiere, como hemos comentado en entradas anteriores, una revisión profunda de nuestros valores para generar una nueva mirada sobre el mundo que, verdaderamente, transforme la realidad.
Hablamos de valores como el de integrar, como el de ejercer un poder no excluyente. ¿Qué mejor caldo de cultivo para normalizar esta nueva forma de gobernar que la de no poder hacerlo solo?
Ahora bien, poder aprovechar esta oportunidad, requiere mirarnos hacia dentro y revisar desde dónde estamos mirando y actuando.
Revisar si estamos siendo guiados por nuestra integridad, por nuestra decencia, es decir, desde nuestra responsabilidad y compromiso con el bien común.
Es algo que podemos hacer los votantes y también que pueden hacer quienes se dedican a la política.
¿Qué podemos hacer como votantes?
Podemos preguntarnos ¿de qué forma contribuimos en nuestro entorno, en esta etapa de elecciones, a fomentar los valores adecuados? ¿Escuchamos sin prejuicios las opiniones de quienes piensan diferente? ¿Intentamos comprender el lugar desde dónde miran esas otras personas? ¿O bien refutamos y armamos nuestros discurso contrario para vencer en la batalla dialéctica?
¿En base a qué votamos? ¿En base a quienes nos resultan más afines o en función de nuestros valores y lo que creemos que es importante para el bien común?
La sociedad la construimos entre todos. Y cada uno, por acción u omisión moldea su espacio de influencia.
También nos hemos cuestionado qué visión tenemos de las personas que se dedican a la política y cuánto de lo que son se debe a la imagen que de ellas tenemos.
En nuestra reflexión compartida, hemos conectado con el famoso experimento Pigmalión según el cual, las expectativas sobre un conjunto de personas —el caso más famoso es con el alumnado— acaba generando una respuesta de ese grupo de personas acorde a dichas expectativas. Algo así como que si la profesora piensa que su alumnado es capaz y brillante, logrará que esas niñas y niños logren mejores resultados que si piensa que no lo son.
En consecuencia, si tenemos contacto directo con personas que se dedican a la política, ¿qué esperamos de ellas, les damos un voto de confianza o directamente las damos por perdidas? ¿cuánto de lo que esperamos se debe a su forma de actuar y cuánto a nuestros prejuicios?
Nosotros concluimos que, en general, estamos predispuestos a esperar de la clase política que dé lo peor de sí misma. Sin embargo, detrás de cada político o política, hay una persona. Si elegimos creer en ellas y les otorgamos nuestra confianza, estas pueden cambiar lo que dan.
¿Qué pueden hacer los cargos políticos?
Pensamos que, como en todo grupo social, en la política hay personas de todo tipo. Y en consecuencia, y algún caso conocemos de primera mano, también hay personas dedicadas a la política muy conectadas con servir a la sociedad, con generar un cambio positivo que contribuya a mejorar la vida de las personas.
A ese tipo de personas les pedimos que, gane quien gane, sean capaces de entablar diálogo y construir acuerdos para integrar la diversidad de visiones.
Esto, al igual que en la parte que nos toca a la ciudadanía, es posible lograrlo si ejercen el poder con integridad y compromiso, si se conectan con su naturaleza.
Porque unas y otros somos personas habitando un Planeta Humano y podemos transformarlo desde nuestra actitud.
Habrás escuchado más de una vez que lo que crees es lo que creas. Este es nuestro poder como sociedad, creer para transformar, cada persona desde su lugar.
¿Crees en el poder de las creencias, valga la redundancia? ¿has experimentado alguna vez que lo que crees es lo que creas? Te animamos a revisar tu actitud antes de que llegue la cita electoral, conectarte con tu naturaleza y creer en tu poder para transformar la realidad.
Compartimos, queramos o no, seamos conscientes o no, el viaje de la vida en este planeta Tierra. Somos un equipo de expertos de diferentes ámbitos que nos hemos unido para hablar de sostenibilidad, comprometidos con aportar nuestras experiencias y hallazgos para que consigamos una relación más saludable con la naturaleza y con nosotras mismas.
Yeray Martínez Montesdeoca (editor) es director de Genea Consultores, ingeniero de montes, emprendedor, experto en liderazgo y restauración de paisajes. Le acompañan en la co-creación de esta bitácora Ana Mayor Terrel (periodista y copywriter), Gema Cruz Cañadas (pedagoga forestal), Káhina Santana Miranda (experta en procesos participativos transformadores) y Pepe Martín (tecnologías de educación, marketing digital, creatividad, diseño y artes escénicas y visuales).
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850