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Pretendo solamente presentar unas reflexiones que sirvan de algo al futuro votante. No tendría sentido resumir aquí la amplia teoría publicada sobre la decisión y el voto. (1)
La decisión del voto es raramente racional. Pero hay que tender a racionalizarla en la medida de lo posible para evitar sesgos inadmisibles.
Empecemos por formular correctamente la pregunta sobre el voto. ¿Qué presidente serviría mejor las necesidades del país? En estos momentos es incalificable que la pregunta sea quién me conviene más a mí o a mi partido.
La información que sería necesaria para un votante racional
Dados los candidatos X e Y, pregúntese por los Criterios de base, quién lo va a hacer mejor en áreas como por ejemplo:
(No se trata de una enumeración exhaustiva de los criterios sino de un ejemplo o una muestra).
• En el área de la política nacional, europea, internacional
• En la economía nacional, regional, local.
• Quién sería más eficaz en los sectores económicos claves.
• Quién tiene a mi ver las más mejores opciones de política económica
• Quién va a administrar mejor los servicios del Estado: la sanidad, la educación, la administración pública.
• Sobre el plan personal ¿quién parece más servidor del Estado? Es decir, ¿quién busca más bien el servicio de la nación que satisfacer su ambición personal de poder?
• Valores morales diferentes de los candidatos
• etc.
Y en segundo lugar, dada esa lista de criterios (y los que el lector haya añadido) por su cuenta, ¿cuáles son los que más peso e importancia tienen en el momento actual?
Consideración.
1. No cabe duda de que el problema que se plantea al elector es absolutamente desmesurado por la cantidad de información que requiere. La información que posee el votante para poder formarse un juicio personal antes de decidir es absolutamente insuficiente. De donde resulta que la decisión del voto, pretendidamente elaborado con racionalidad y autonomía personal, es bastante utópica, por no decir totalmente utópica. Mucho más cuando se consideran los aspectos previsionales de los futuros comportamientos de los candidatos y del estado de la economía y de la sociedad que tan esenciales son para decidir del voto. ¿Qué opciones y qué acciones, qué programas se necesitarían para el futuro? La realidad es que para muchos millones de flotantes e indecisos, que finalmente son siempre los decisivos, su acto de decisión será de una racionalidad limitada. (Bounded rationality en la literatura).
Pero aunque la racionalidad del voto así diseñada no sea más que aparente, más vale intentar racionalizar en lo que se pueda así, para filtrar y reducir la influencia de prejuicios, pasiones y falsos criterios.
La decisión individual del voto
La decisión de voto presenta interesantes y diferentes aspectos que pueden ser analizados tanto desde el ángulo de la psicología individual y como desde el de la sociología.
Por lo que respecta a la psicología individual, de algo nos puede servir acudir a los fundamentos de la Neurociencia.
Mini-modelo neuronal de la decisión en las elecciones.
Constatamos que el acto terminal y determinante es un movimiento de un brazo que elige una papeleta u otra. Ese es el acto final. ¿Cómo conducirlo del lado correcto? ¿Qué precede este movimiento, neurofisiológicamente hablando? Es una impulsión precedida de una cadena de eventos cerebrales.
¿Candidato X o candidato Y? Antes de ese acto final serán convocadas asambleas de neuronas sitas en diferentes localizaciones cerebrales. ¿Cómo se producirán las asociaciones de redes neuronales?
Diferentes comportamientos
De las asociaciones de redes neuronales resultarán una serie de comportamientos de distintos tipos.
a) Comportamientos estrictamente aleatorios, que se explicarían y tienen sentido en total ausencia de memorias.
Esta forma elemental sugiere los comportamientos estereotipados, incapaces de adaptación a los datos del entorno, insensibles a la experiencia, por ejemplo como la que se da por ejemplo entre los ciegamente fieles a la obediencia del partido.
b) Igualmente irracionales son los comportamientos que responden solamente a los impulsos del momento. Así reaccionan un perro o un gato guiados únicamente por instintos y apetencias límbicas.
Lo que sucede es que, progresando más allá que estas especies animales, en la especie humana ha habido un desarrollo extraordinario de las regiones orbito-frontales, que son la sede de numerosísimas asociaciones- de elementos memorizados.
Existen en esas regiones masas de neuronas puramente asociativas, con conexiones entre células codificadas sensorialmente y con estructuras (o meta-estructuras) jerárquicamente superiores en las redes. Además de las que codifican las experiencias referidas, existen conexiones con las vías del sistema límbico y sus vinculaciones emocionales.
Todo este complejo permite que las experiencias que hemos vivido anteriormente hayan podido ser clasificadas como útiles o inútiles, agradables o desagradables, positivas o negativas y que en este momento podamos orientar así la decisión frente a una situación, de una manera u otra, “análoga” a las ya experimentadas.
Lo malo es cuando nos enfrentamos con situaciones inéditas que no pueden ser clasificadas a priori como agradables o desagradables, a causa del evidente déficit informacional, y mucho más cuando están envueltas en la incertidumbre del futuro.
c) Comportamientos plenamente conscientes
El acto consciente y racional es la consecuencia del funcionamiento más completo y más integrador de todas las áreas cerebrales.
A pesar de que hay que admitir que el inconsciente es mucho más vasto y más actuante incluso de lo que piensa la teoría psicoanalítica. Eso es verdad en la medida en que el inconsciente acumula en su sótano las reservas para la acción, puesto que contiene las motivaciones fundamentales y las amplísimas y definitivas reservas del aprendizaje sociocultural que cada individuo ha recibido y del que es tributario.
Este mini-modelo, y de ello soy bien consciente, no debe hacer creer por su gran simplicidad que todo está claro y explicado. (Dejo además de lado el gran debate sobre el libre albedrío, presente en toda decisión, incluida la del voto).
De paso señalo que en la decisión existe una dimensión previsional. Ello requiere que intervenga algo que es específicamente humano, a saber,- la posibilidad de construir el futuro imaginándolo. Un paso que va más allá de los esquemas reduccionistas y materialistas. Otro día hablaremos de ello.
Voto irracional
Piénsese en el empujón de última hora. La enorme importancia del último empujoncito (le coup de pouce), como lo demostró el 13 de marzo 2004.
Los votos irracionales ponen de manifiesto la dificultad del individuo para descifrar y etiquetar hechos, situaciones y para valorar programas. Donde existe un tal vacío de información fiable y donde puede haber tantas y tan serias distorsiones cognitivas, la decisión no puede ser totalmente racional. Es lo que subtiende el mini-modelo neuronal arriba esbozado
Los aspectos sociológicos el proceso individual de voto
Notemos que el voto es también asunto de imagen social del candidato. ¿Votaría la gente al más feo, al menos fotogénico, al peor comunicador, al menos carismático? ¿Qué influencia tienen las corrientes y modas ideológicas?
Lo que vaya a suceder tras el voto no será el resultado de una operación de racionalidad colectiva, como si hubiese millones de ordenadores cerebrales calculando algorítmicamente.
El proceso será irracional en la mayoría de los casos. Eso es evidente.
En estos momentos es de prever que el factor determinante sea el gran temor de ver perdurar una situación de catástrofe.
Y por eso lo importante para los estrategas es crear atmósferas colectivas.
A pesar de todo más vale que tú seas racional
No es solución el no votar. Piensa en la desdicha que fue y que es en otros países el no poder votar. Más vale algo que nada. Hay que evitar que prevalezcan la ligereza o el mal humor.
Esbozo rápido del método
• Enumera los criterios con su importancia relativa.
• Evalúa cada candidato frente a criterios seleccionados
• Haz la agregación del valor de cada candidato.
(Ver en lo que sigue Esquema sencillo de evaluación)
Este esquema ultrasencillo es de un valor muy limitado. Más vale eso que nada. Pero aún así es una utopía imaginar que cada votante va a proceder según esquema parecido explícita o implícitamente. No se puede exigir a cada votante que proceda con racionalidad completa.
Sin embargo, la mayor racionalidad posible debe ser exigida a los creadores de opinión pública, es decir a los medios de comunicación. Producir y ofrecer análisis racionales es el gran e importantísimo trabajo de los creadores de la opinión pública. Y su gran responsabilidad moral es la neutralidad y el análisis objetivo.
Blas Lara
ESQUEMA SENCILLO DE EVALUACIÓN
Candidato X
Nota atribuida Importancia del Criterio Puntos
Criterio A entre 0 y 10 entre 0 y 10 entre 0 y 10
Criterio B entre 0 y 10 entre 0 y 10 entre 0 y 10
Criterio C entre 0 y 10 entre 0 y 10 entre 0 y 10
Etc.
Puntos = Nota atribuida multiplicada por Ia Importancia
TOTAL DE PUNTOS DEL CANDIDATO X …………….
Candidato Y
Nota atribuida Importancia del Criterio Puntos
Criterio A entre 0 y 10 entre 0 y 10 entre 0 y 10
Criterio B entre 0 y 10 entre 0 y 10 entre 0 y 10
Criterio C entre 0 y 10 entre 0 y 10 entre 0 y 10
Etc.
Puntos = Nota atribuida multiplicada por Ia Importancia
TOTAL DE PUNTOS DEL CANDIDATO Y …………….
Compara los totales
NOTAS
(1) El que desee un tratamiento más extenso del tema de la decisión puede consultar: Blas Lara La decisión un problema contemporáneo, publicado por Espasa Calpe.
Blas Lara
Sábado, 12 de Noviembre 2011 - 23:41
Comentarios
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Hay motivos para indignarse y no solamente en el área de la política.
Las ganancias excesivas de algunos, cuando hay tanto paro y tanta necesidad, son motivo más que justificado para indignarse. En nuestros días, los que comercian con el dinero y no con mercancías, los especuladores, son los grandes beneficiarios de la crisis.
Mediocridad
¿Merecen esas altas ganancias? Contrariamente a lo que muchos creen, esas personas que detienen hoy el poder de las finanzas no tienen ni la inteligencia ni la formación que corresponden y justificarían, si eso fuera posible, sus elevadas ganancias. Esta es mi propia experiencia y de ella doy testimonio: cuando repaso mentalmente los perfiles de personas que he conocido en la empresa y en la universidad y que llegaron a altísimos puestos, no hallo las cualidades excepcionales de una inteligencia deslumbrante. Sus ascensiones se explican más bien por una conjunción de factores, frecuentemente el azar, las simpatías y fidelidades personales, las afinidades ideológicas, maniobras políticas, etc. (1)
Ocupan estas personas unos puestos desde los que les es posible aprovecharse de los desarreglos de una sociedad que funciona mal, porque está mal estructurada y que deja coladeros libres de regulación y control. La causa de los enormes desajustes de nuestra sociedad es en primer lugar, la increíble carencia de pensadores que orienten y guíen con argumentos intelectuales y morales indicando límites a los excesos. La segunda causa es que la sociedad carece igualmente de políticos capaces de marcar e imponer el respeto a esos límites.
Inteligencia e información son dos cosas muy diferentes
Si no son tan inteligentes los financieros, ¿qué conocimientos excepcionales poseen? Gracias a los puestos que ocupan poseen la información privilegiada sobre el funcionamiento de los sistemas sociales ,y además poseen los datos y las cifras a los que el común de mortales no tiene acceso. La gente ordinaria carece de datos y vive implicada en sistemas administrativos de los que no entiende nada en absoluto, y en la que siente profundamente extraña. Un pequeño ejemplo: ¿Qué van a entender del significado real de los movimientos de dinero de nueve o diez cifras (cientos o miles de millones de euros), las personas que se mueven entre tres o cuatro posiciones (cientos o miles)?
Como además no hay acceso ni transparencia en la información, no puede haber controles sociales eficaces de las demasías. Desproporciones y desarreglos que dan pie a ganancias desmesuradas, los hay en determinadas áreas de la sociedad. Sucede lo mismo, a otra escala, en la medicina, en las aseguradoras, los abogacía, etc. El misterio, la lejanía, la opacidad, son cortinas de humo conscientemente utilizadas para cubrir los excesos y los abusos. Consiguientemente, la sociedad ignorante y además perezosa, no puede ejercer control sobre los abusos de poder ni sobre los flujos de dinero.
¿Control por las leyes?
Y no hay que hacerse ilusiones. Una sociedad que ha perdido freno y autocontrol ético no funciona con las solas leyes. La legislación viene siempre tarde, si es que algún día ve la luz y las leyes se aplican siempre con retraso y tras lentos y fatigosos procesos.
Lo que realmente se necesita son cambios en profundidad. Cambios de estructura y mejora de instituciones.
¿Qué cambios?
Indignarse está muy bien. Es el principio de todo, porque hay todas las razones del mundo para sublevarse. ¿Pero cómo hacer? ¿Con la revolución? Es un símbolo, pero ¿hay que empezar matando en un sótano de Ekaterinburg, a las jóvenes hijas del zar y al pobre zarévich? ¿Hay que quemar todas las construcciones sociales existentes, sin dejar ni rastro de ellas? No. La historia tiene sus ritmos ,sus tiempos de metabolización de las ideas, y sus pausas que no se pueden violentar.
En el fondo hay una intensa y extendidísima crisis de valores. (Pero, ¿qué altura intelectual y moral se le puede pedir de a los lectores de algunos semanarios muy populares, y –pido mil perdones a los que pagan cientos de euros para ver a veintidós señoritos corriendo detrás de un balón?).
Una crisis de valores morales
Seguro. Pero a ver prácticamente quién reimplanta esos valores y cómo lo hace.
Habría que empezar al menos por lo que es posible. Sancionar, pero de verdad y prontamente, los abusos y las ganancias excesivas que saltan a los ojos. Sancionar sin timideces ni escrúpulos. Hay que decir alto y fuerte que las ganancias y beneficios excesivos son absolutamente inmorales. Los que ganan en demasía conocen muy bien el Principio de la Suma Nula en Teoría de Juegos: « Si la suma del dinero es constante, para que haya algo de más en un bolsillo tiene haber algo de menos en el otro bolsillo» En la sociedad en general, cuando hay mucho de más en unas manos es que hay de menos en muchas otras. La rapiña se oculta mejor cuando son muchas las víctimas. Se nota menos. Y eso es muy inmoral. Es escandaloso. Yo lo puedo decir porque he conocido de cerca a estas personas, que no son ni especialmente inteligentes ni viven abrumadas por demasiadas preocupaciones morales.
A la merced de esas personas está nuestra sociedad.
NOTA
(1) Se trata bien entendido, de experiencias personales, pero no tengo miedo de generalizar, al menos para mi uso propio, porque mi muestra estadística es amplia, se extiende a varios países y a varias décadas.
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El “presentar la otra mejilla al que te abofetea” del evangelio cristiano y el “donde no hay amor pon amor y encontrarás amor” de Francisco de Asís simbolizan actitudes de un alto valor ético y hasta estético. De una gran elegancia espiritual. Pero ¿qué valor estratégico real tienen esas actitudes si se las examina racionalmente desde el ángulo de las interacciones humanas? ¿Son realistas o utopistas? ¿Las recomendaría Vd. a sus hijos?
En contraposición tenemos la violenta crítica nietzscheana del cristianismo. Todo el discurso del amor al prójimo es humo, opio del pueblo, atrapa bobos.
Todos hemos oído hablar de Madre Teresa y de muchas religiosas que dedican su vida entera al servicio de los demás. ¿Son pobres mujeres ignorantes y engañadas, quizás santas, o quizás orgullosas ocultas, narcisistas auto complacidas?
Vamos a examinar la cuestión del valor estratégico del amor cristiano con un intento de aproximación racional al problema.
I- EL DILEMA DEL PRISIONERO
El dilema del prisionero es de gran interés en ciencias biológicas como la etología y la biología evolutiva, pero además ciencias sociales como la economía, las ciencias políticas y la sociología.
Ejemplos concretos: En ciencia política, dentro del campo de las relaciones internacionales, el escenario del dilema del prisionero se usa a menudo para ilustrar el problema de dos países involucrados en una carrera armamentística. O para esclarecer ciertos aspectos del terrorismo y las varias políticas antiterroristas de los estados.
Enunciado clásico del dilema del prisionero
La policía arresta a dos sospechosos por un grave delito cometido conjuntamente. El fiscal no tiene pruebas suficientes para inculparlos. Por eso los incomunica y le ofrece a cada uno por separado la siguiente oportunidad.
- El que confiese será liberado, mientras que si el otro no confiesa pedirá para él 10 años de cárcel.
- Si ambos confiesan, el fiscal pedirá para cada uno 6 años.
- Y si ninguno confiesa, pedirá para ambos 6 meses por un cargo menor.
Resolución del dilema
El prisionero A piensa: Voy a confesar y delatar a B, el otro.
1) Si B se calla, yo, A, seré liberado inmediatamente. (0 años de cárcel)
2) Si por el contrario B confiesa, aún así mi mejor opción es confesar, ya que sólo pedirán para mí 6 años y no la pena completa de 10 años.
Calcula así A: Si atribuyo una probabilidad de 50% a que B no confiese, y 50% a que confiese, mi pena media sería fácil de calcular:
0,50 x 0 años + 0,50 x 6 años = 3 años
A analiza después la alternativa de callarse y no delatar, por compañerismo con B. Entonces puede suceder una de dos:
1) Que B no confiese tampoco. En ese caso, yo tendría 6 meses = 1/2 años.
2) Que B confiese, mientras que yo no. Me caerían a mí 10 años.
De nuevo calcula A: Si como antes atribuyo una probabilidad de 50% a que B no confiese, y 50% a que confiese, la pena media para mí, A, sería:
0,50 x 1/2 años + 0,50 x 10 años = 5 1/4 años
Como la pena media de 3 años si confieso, es menor que la de 5 ¼, si confieso. A concluye que más le vale confesar, porque así reduce en términos medios la esperanza matemática de la pena. Confesar es sin duda la estrategia dominante. Esa es la primera lección del dilema del prisionero: es racionalmente rentable no cooperar con el otro.
Cuando A, por bondad y fidelidad a altos valores, no confiesa y B lo traiciona confesando, A ha cometido una bobada a los ojos de B. Esa es la molesta situación del cristiano auténtico que se hace burlar por quienes no lo son.
La posición cristiana parece ir contra el aparente diseño de la Creación
La conclusión del dilema del prisionero es opuesta a la doctrina del amor cristiano. Está más bien con Darwin que con Jesús.
¿Por qué con Darwin? Los seres humanos vivimos gracias a la muerte de animales, y lo mismo sucede con otros animales. Es una ley despiadada de vida. Hubiéramos podido ser diseñados para ingerir los átomos de la materia inorgánica y para captar directamente del sol la energía necesaria para ligar esos átomos constituyendo moléculas como lo hacen las plantas. Pero no es así. Pervivimos gracias a la destrucción de otras estructuras orgánicas. Ese es el ineludible y cruel diseño de lo viviente.
La posición cristiana parece ir contra la mentalidad “empresarial” de nuestro tiempo
En el entorno social se llega a conclusiones similares a las del entorno biológico. La estrategia dominante del dilema es totalmente compatible con la mentalidad “empresarial” que parte del principio de la necesidad de la lucha y la competitividad para el progreso. Es un postulado indiscutible. Sin crecimiento, que se produce a costa de otros, no hay progreso para la sociedad.
Una sociedad blandengue es dañina, lánguida, morbosa. No puede ser productiva, porque la pasividad va contra las leyes de la evolución, basada en una feroz e ubicua competitividad. Recordemos al tan citado Heráclito: “la guerra es padre de todas las cosas”. Las aguas muertas se estancan.
El dilema del prisionero repetido
En la vida ordinaria de la pareja, o entre compañeros de trabajo, se producen constantemente transacciones, en ocasiones teñidas de egoísmos, malas jugadas, pequeñas y grandes traiciones, infidelidades, etc., que dan lugar por la otra parte a réplicas de venganza, tolerancia o perdón.
Se trata de una sucesión de situaciones encadenadas del tipo de dilema del prisionero. En cada etapa o transacción ¿qué estrategia es mejor, cooperar o mirar por su propio interés? Al modelo que estudia estas transacciones múltiples se le llama dilema del prisionero repetido. En base de él se analizan problemas como el de evaluar la mejor actitud estratégica de los agentes o la estabilidad de un grupo humano constituido por miembros que juegan tales o tales estrategias frente a los demás.
Hace ya muchos años escribí unos programas de ordenador que simulaban ambientes integrados por una variedad de individuos. Esas entidades virtuales se enfrentaban entre ellas con estrategias personales diferentes, por ejemplo, la sistemática búsqueda egoísta del propio interés, la de perdón, la de venganza, la tolerancia limitada, la flexibilidad guardando una memoria más o menos dilatada de las jugadas del Otro. O con estrategias escogidas al azar e imprevisibles.
Los programas informáticos simulaban miles de interacciones. De esa forma simple, si no simplista, la simulación permitía hacerse una idea de la evolución de esos ambientes y de las ganancias de cada tipo de actores.
El modelo de simulación demostraba ampliamente que en general las estrategias del ojo por ojo y diente por diente (tit-for-tat) son más productivas individualmente y más estabilizantes para el grupo que las que estrategias del perdón cristiano, “el perdonar setenta veces siete” como dice el evangelio.
Esta lección de la variante repetida del dilema del prisionero confirma la no viabilidad del principio del amor o perdón incondicional como estrategia social.
El dilema del prisionero y las colectividades
Volvamos a examinar el mismo dilema del prisionero pero ahora desde el punto de vista de la colectividad, es decir, del mayor interés del grupo en su conjunto. Supongamos por ejemplo que A y B fuesen hermanos.
Habíamos dicho que la estrategia dominante era confesar. Pero ¿y si por exigencia moral ambos decidiesen, separadamente, cooperar entre ellos, callarse y no delatar? Pues les iría mejor, ya que, como queda dicho arriba, serían liberados en sólo 6 meses.
Está claro que la opción de cooperación es mejor para el grupo y también para cada uno. Pero para ello se requiere la comunicación o más precisamente confianza mutua. Es decir, una voluntad previa de cooperación. (1)
II. REFLEXIONES SOBRE EL AMOR Y LA CONSTRUCCION DEL MUNDO
Es pensamiento común a través de la Historia de las ideas que alguna forma de cooperación, es imprescindible para la estabilización de la sociedad, para que no se convierta en la feroz jungla que resultaría si todos sus individuos fuesen ciegamente egoístas.
Pero para que la cooperación exista son necesarios una serie de valores sociales. Estamos viviendo en nuestro tiempo el grave problema de la crisis y el desastre a que nos han conducido la falta de solidaridad y el afán de ganancia personal, socialmente irresponsable.
Hoy sentimos más que nunca la necesidad de regenerar los valores fundamentales de nuestra sociedad.
Los mundos ideales y las utopías
Sin embargo, los mundos ideales, como el del hermano del starets Zósimo en Los hermanos Karamazof de Dostoievski, son totalmente inviables. ¡Qué bello sería el mundo si eso fuera posible! Pero sobre esas bases no se puede construir un mundo real. Ni siquiera el de las reducciones del Paraguay del siglo XVIII o las muchas utopías de la Historia (Owen, Fourier, Cabet,…). Sueños imposibles y hasta nocivos en tanto que regla general de vida. No se puede imaginar mayor desastre para una empresa que poner a un Francisco de Asís como patrón de la General Motors. Ni a la cabeza de un Estado. Un alto responsable necesita para gobernar un cierto grado de insensibilidad, de dureza, de malicia y quizás hasta de insinceridad. Es cínico decirlo, pero realista. El que no sea así está incapacitado para el ejercicio de altas responsabilidades en la gestión de hombres.
Algunos individuos serán generosos, cristianos; muchos serán ingenuos, inconscientes, o imbéciles adormecidos. Pero por otro lado siempre existirán los inevitables zorros en el gallinero. Nada es más provechoso para ellos que vivir en un corral de gallinas indefensas. En un mundo de “buenazos”, les va muy bien a unos pocos sinvergüenzas.
La excelencia es cosa de pocos
La auténtica bondad cristiana nunca será un fenómeno de masas. La mayoría de las personas no tiene la altura moral para elevarse a esos altos niveles. Por consiguiente la heroicidad no puede ser impuesta por decreto o mandamiento como regla general. Es conquista personal de cada uno. El amor es una opción individual de excelencia y de alta calidad estética.
El cristianismo auténtico es para una minoría como pensaba Kierkegaard.
Otros modos de ver la solidaridad humana
Sin embargo, la caridad y el amor cristianos no eximen de los deberes primordiales de justicia con el Otro. Empecemos por ahí.. Valores como la generosidad y el altruismo, que pueden ser justos, deseables y elevados en el ámbito individual, pudieran no ser necesariamente apropiados para regular el comportamiento colectivo en todas circunstancias.
Las sociedades se sostienen a larga, a pesar de la violencia intrínseca de los hombres, gracias a que se instala entre ellos alguna de las variantes del contrato social, que son formas más racionales de coexistencia. Hay modelos de sociedad basados sobre una distancia equilibrada entre individuos.
En las sociedades occidentales contemporáneas, especialmente en el centro y norte de Europa, profundamente impregnadas por el individualismo, el axioma social vigente es que no sólo es posible una sociedad sin amor, sino que basta con la fairness, el comportamiento “deportivo”, o con el respeto de un mínimo de reglas de convivencia. Las formas de cortesía constituyen además una opción estratégica rentable, y son un buen cálculo para el éxito personal en la sociedad.
¿Podemos hablar de dos morales? (La misma fórmula pero con un sentido diferente al del Uebermensch de Nietzsche?
Y sin embargo las formas sublimes del amor son necesarias para la especie
Es innegable el bien que hacen personas como la Madre Teresa y miles de religiosas desinteresadas cuyo lema de vida es el amor al prójimo.
El amor de la madre a su hijo es la forma más alta que una persona tiene de trascenderse a sí mismo, porque no exige, ni requiere forma alguna de reciprocidad. Para la mujer, la maternidad es una fuente exaltante de espiritualidad profunda.
Además, para la especie humana el amor de los padres a los hijos es un cimiento social de primera y absoluta necesidad. El principio “te doy para que me des” (do ut des) no puede gobernar las relaciones de los padres con los hijos. Al contrario, estas relaciones son un ejemplo de generosa sumisión (de los padres), no de reciprocidad.
¿Pudieran constituir un paradigma extensible a otro género de relaciones sociales? Sin duda que no.
En la triste realidad, la vida humana, tal como la sentimos y la sufrimos y no tal como especulan algunos teóricos, no funciona más que de dos maneras:
1) Hay que dejarse someter por la fuerza, pagar impuestos injustificables, someterse a las autoridades de todo orden, etc. En particular el Estado y la Justicia ejercen el monopolio de la fuerza, a través de sus representantes.
2) Hay que renunciar a parte de nuestras apetencias personales. Ser algo tontos deliberada y conscientemente.
Son esas las condiciones para poder andar por el mundo sin tener que soportar el tremendo peso de una postura radical de rebelión.
NOTA (1)
Un apunte técnico. La estrategia dominante del dilema no es óptima -en el sentido de eficiencia de Pareto- puesto que partiendo de la estrategia dominante, la utilidad de uno de los detenidos - incluso la de ambos- podría mejorar sin que esto implique un empeoramiento para el otro.
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No creo haber dicho todo en el artículo precedente sobre la crucial importancia que los afectos tienen en nuestras vidas e, igualmente importante, en la comunicación con los demás. Por eso creo que vale la pena añadir estas reflexiones, para solicitar al lector llamando su atención sobre la centralidad de afectos y emociones en nuestra vida. Pienso que pueden ayudar a comprender mejor muchas cosas en nuestra vida y en nuestro sistema de relaciones.
.El animal está diseñado últimamente para vivir afectos, y no para otra cosa como es comer, reproducirse, etc. Los afectos son su “razón“ de existir. También en el hombre, su vida afectiva es lo más profundo de su ser y su devenir.
• Los afectos aportan la energía para la acción. Los afectos son los motores de los comportamientos mientras que las motivaciones, quizás racionalizadas, son los pilotos que dirigen y canalizan esa energía inicial.
• Los afectos son productores de expresiones faciales y corporales para impresionar al Otro. Ya en las especies sociales entre los animales, la expresión de esas emociones forma parte integrante del sistema de comunicación entre individuos. Esas primigenias formas no verbales son probablemente el origen evolutivo de lo que será lenguaje verbalizado.
• Una sociedad compuesta de ordenadores, por muy inteligentes que sean, es imposible. Sin emociones no hay sociedad porque no hay comunicación de viviente/sintiente a viviente/sintiente.
• Toda interacción entre dos seres humanos es un interesantísimo proceso de copilotaje en la que los afectos se entrelazan, y son materia de intercambio y de fusión entre locutores.
• La ritualización de las expresiones emocionales juega un papel fundamental. Los ritos sirven para regular la vida social. Por ejemplo para facilitar las primeros contactos, para crear zonas tampón, o para asentar el dominio sobre el Otro, o para manifestar el espíritu de reconciliación, o la agresividad, o la sexualidad, etc.-
• En el cerebro, las emociones son estructuras organizadas de atención que focalizan y dirigen hacia la acción miles de estructuras neuronales representativas del mundo exterior y miles de memorias relacionadas con las representaciones cerebrales.
• Los afectos constituyen un medio, un vehículo y un filtro para el conocimiento del mundo. Porque todo conocimiento adquiere su estatuto definitivo en un campo semántico de connotaciones.
• Las representaciones teñidas de afectos siguen una de dos vías. O se traducen en signos y se comunican, o se transforman, se reprimen y se desplazan al inconsciente.
• Algunas emociones pueden ser inducidas y controladas fisiológicamente. Otras dependen esencialmente del sistema de creencias de las personas.
•Una dificultad para el estudio de las emociones reside en el hecho de que se trata de estructuras organizacionales que resisten a formulaciones proposicionales como es corriente en la ciencia, y como es siempre posible cuando se trata de sistemas de creencias. Por eso es tan difícil construir una ciencia sobre emociones. Es el punto de vista de la lógica formal y de la filosofía analítica.
• En la práctica, tan importantes son los estados afectivos en los intercambios y en las negociaciones que muchas veces más vale observar y estar atento a sus fluctuaciones y movimientos emocionales del Otro y menos a las ideas que profiere.
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Saber gobernar las emociones del otro, jugar con sus estados afectivos. He aquí una de las claves últimas del éxito en la negociación.
Encontrará el lector en lo que sigue:.
1. Una valoración de la dimensión afectiva en las negociaciones.
2. Una resumida justificación biológica de las tácticas basadas en los afectos y emociones
3. Una serie de tácticas de ataque y defensa
I. IMPORTANCIA DE LA DIMENSION AFECTIVA DE LAS NEGOCIACIONES
Hablaré de estados afectivos para designar genéricamente tanto emociones, como instintos, sentimientos, las sensibilidades y hasta los intereses personales. Los estados afectivos incluyen naturalmente el placer y el dolor, el hambre, la curiosidad, etc. Un campo amplísimo del que los científicos sólo recientemente se han empezado a ocupar pero que ya habían explorado extensamente pensadores como Platón y Aristóteles, Descartes, Hume y, sobre todo, Spinoza. Hoy la neuropsicología ha abierto nuevas perspectivas.
Dominados por siglos de racionalismo cultural, les habíamos prestado poca atención a los estados afectivos, a pesar de que lo más profundo de nuestra biografía personal es seguramente la historia de las nuestras emociones.
Otro tanto se puede decir con la relación a la Historia. Se hecho mucho hincapié en la Historia de las ideas, pero no se ha prestado atención a la Historia afectiva de los pueblos. Y tal vez desde esa óptica se explicarían mejor las convulsiones, las apatías, las revoluciones, espasmos súbitos de las actitudes de los pueblos.
Descendiendo a nuestro terreno propio que es el de las negociaciones entre las personas, las batallas más decisivas se juegan en el terreno de los afectos. Así sucede en la gran mayoría de las interacciones cotidianas en las que se reavivan las emociones, se confrontan los intereses y las personalidades profundas mucho más que las ideas. Hay que estar muy atentos al hecho de que en negociación se juega porque hay “en-juegos” que son lo que realmente nos interesa en la negociación, y por lo que realmente y últimamente luchamos. (Y de ahí el error estratégico de considerar como enjuegos de una negociación, el orgullo, la vanidad, la honrilla personal, el salirse con la suya, etc. en lugar de combatir por los objetivos que realmente debiera contar).
Es éste el núcleo del problema. No la contraposición de racionalidades y de argumentos del uno y del otro. No la dialéctica. Leibniz se equivocaba cuando pensaba que había que para eliminar las disputas hay que reducir los debates y disolverlos con su norma racionalista: “Calculemus”, es decir, hagamos un cálculo de los pros y los contras como dos contables.
En la misma vena se sitúa la silogística. Para la Escolástica se debate para ver qué argumento, qué silogismo tiene más fuerza y rigor lógico. Hablando de Aristóteles y de sus diferencias con su maestro Platón, corría entre los escolásticos el bien conocido axioma. “Amicus Plato sed magis amica veritas”. (Si Platón es mi amigo, lo es mucho más la verdad). Ese no es el funcionamiento normal de la mente humana. Los analistas saben hoy que los afectos y las emociones dominantes hacen que las cosas se entiendan de maneras diferentes. (Exceptuados los razonamientos matemáticos. Pero estos no forman parte de la vida).
Está en lo cierto Pascal cuando dice que hay razones del corazón que no entiende la Razón. Se entiende lo que se quiere entender.
Gobernar las emociones del otro, jugar con sus afectos, esa es una de las claves últimas del éxito en la negociación.
II. NOTA BIOLOGICA SOBRE LOS ESTADOS AFECTIVOS
Los investigadores actuales con orientación neurobiológica como Pansepp, Ekman, Damasio y en particular J. LeDoux, profesor de neurofisiología en Nueva York, han estudiado el funcionamiento de dos trayectorias diferentes que existen en el cerebro para el tratamiento de los estímulos entrantes.
1) Una trayectoria rápida por un circuito que permite reaccionar de manera instantánea, automática y sin esfuerzo. Este circuito profundo constituye el mecanismo de supervivencia ante el peligro y la amenaza exterior. Compromete el sistema límbico, activando amígdala, tálamo, formación reticular, etc., y así una respuesta inmediata es posible.
2) Otra trayectoria lenta que tiene por misión la regulación voluntaria de las emociones. Compromete la corteza cingular anterior y sobretodo la corteza órbito frontal, sede de los pensamientos racionales. En ese momento la lógica entra en juego, las normas culturales de comportamiento, la moralidad, la religión, etc. para modular el comportamiento, decisión o respuesta.
EVOLUCION DE LOS AFECTOS
Fue Darwin quien dio las pistas de la psicología evolutiva de las emociones. La emoción es un estado placentero o no placentero, organizado en el sistema límbico de los mamíferos. Este estado representa el desarrollo evolutivo de un sistema neuronal que se encuentra ya en especies más primitivas dentro de los vertebrados, como los reptiles, que exhiben reacciones de defensa y agresión y “arousal”, con aumento o disminución de neurotransmisores, como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina que acompañan las respuestas instantáneas en caso de amenaza.
CENTRALIDAD DE LA SUPERVIVENCIA
Los afectos constituyen el centro del comportamiento por las razones filogenéticas que acabamos de evocar.
De donde se sigue la centralidad de los afectos, alojados en las estructuras más profundas del cerebro y asociados íntimamente a la supervivencia. En Tendencias21, el profesor De la Rubia escribe que el cerebro no busca la verdad sino la supervivencia.
La interacción entre personas puede ser considerada como una sucesión de intercambios de estados emocionales, tanto o más que un intercambio de ideas.
III.- TACTICAS DE ATAQUE Y DEFENSA
Existe una extensa literatura sobre la clasificación de las emociones. Dos categorías esenciales resaltan la del miedo (o aversión) versus el placer ( o atracción). Además esas categorías corresponden y se justifican con la realidad fisiológica de dos regiones del cuerpo amigdaliano, la medio-central y las laterales. Es una clasificación por tanto con fundamento biológico. (Ver LeDoux)
Mediante la técnica estadística de los análisis factoriales se cartografían en mapas semánticos las relaciones de proximidad entre los estados afectivos tal como los percibimos subjetivamente. En estos “mapas semánticos” aparece un eje factorial principal cuyo polos positivo y negativo admiten claramente la interpretación “atracción versus aversión”
Podemos de ahí inferir fácilmente que existen dos líneas de ataque en el frente afectivo: la una basada en el halago hedonista y la otra en la agresión.
1. Planteamientos de motivaciones hedonistas, promesas de resultados placenteros, por ejemplo, ventajas materiales y económicas. (Y consecuentemente su contrario que es evitar resultados desagradables).
2. Planteamientos de amenaza y miedo. El miedo es probablemente el estado emocional más intenso porque está más vinculado a la propia supervivencia. Y por consiguiente la línea de ataque que da más resultados al manipulador de las emociones ajenas.
PERO HAY FORMAS MAS SUTILES Y PROFUNDAS DE TRABAJAR CON LOS ESTADOS AFECTIVOS DEL OTRO
Son tácticas que exigen de nuestra parte inteligencia, profundidad y buen conocimiento del Otro.
Ayudándole a sentirse bien en sus ideas y afectos.
- Disminuir las disonancias cognitivas del Otro. En cada cerebro coexisten ideas no solo inconexas, sino hasta contradictorias. Favorecer por consiguiente todo lo que aumente la coherencia de ideas y su claridad.
- Contribuir a disminuir en el Otro las disonancias afectivas entre sentimientos contradictorios. Así como las disonancias entre ideas y comportamientos. Aumentar la compatibilidad entre ideas y sentimientos.
Fomentar en el Otro afectos de bienestar psicológico.
- Acrecentando el sentirse bien o mejor
- Acrecentando el optimismo para el futuro
- Acrecentar la autoestima y evitar las amenazas que pesan sobre ella
- Ayudar a obtener el control sobre la vida propia o afianzarlo
- Favorecer el cumplimiento de sueños
- Alcanzar objetivos preestablecidos o secretamente ambicionados y eliminar cualquier obstáculo que impide la consecución de esos objetivos
Fomentar afectos para que el Otro se sienta mejor en su entorno (aumento de la fitness social)
- Acentuar su sentido de pertenencia a un grupo social que refleje sus valores e ideas.
- Impulsarle a actuar imitando modelos de personajes bien considerados y reconocidos.
- Acrecentar su sentido de seguridad como persona en el contexto de su entorno social.
SABER DEFENDERSE DE LAS PROVOCACIONES AGRESIVAS DEL OTRO
Si somos vulnerables, lo somos más que nada por las brechas emocionales que son más fácilmente franqueables de lo que comúnmente se piensa.
Ejemplos de tácticas que provocan el miedo y la angustia.
- Utilizar la presión del tiempo para crear el desconcierto en el Otro.
- Provocar los “prontos” de miedo o de cólera.
- Utilizar la sorpresa para desestabilizar.
Son tácticas que responden a una estrategia agresiva intencionadamente montada por el Otro y que te puede llevar a echar por tierra tu preparación por muy racional y argumentada que sea.
Cuando somos presa de una emoción corremos el riesgo de tomar de decisiones precipitadas cuyas consecuencias padeceremos por mucho tiempo. (Decía Ignacio de Loyola: En tiempo de tribulación, no hacer mudanza)
El consejo más importante que se puede dar para esas circunstancias es que hay que tener conciencia inmediata y en el acto de las emociones propias, si quiere uno ser capaz liberarse de su influencia.
Explicación neurofisiológica
Hemos hablado anteriormente de las dos trayectorias cerebrales la rápida y la lenta.
La rápida permite reaccionar de manera instantánea, automática.
La lenta hace posible la regulación voluntaria de las emociones. Compromete la corteza cingular anterior y sobretodo la corteza órbito-frontal, sede de los pensamientos racionales.
Normalmente las dos trayectorias debieran seguirse. Lo que sucede cuando la emoción nos embarga,es que se produce la ruptura de la secuencia, precisamente al nivel de la corteza órbito-frontral inhibiéndose así el pensamiento lógico sobre la situación y la racionalización del comportamiento. ¿Por qué se produce esta ruptura? Porque la emoción excesiva perturba el equilibrio cerebral, la homeóstasis. La manera liberarnos de emociones negativas es lanzarse de inmediato a la acción. Con consecuencias a veces nefastas.
Hablaré de estados afectivos para designar genéricamente tanto emociones, como instintos, sentimientos, las sensibilidades y hasta los intereses personales. Los estados afectivos incluyen naturalmente el placer y el dolor, el hambre, la curiosidad, etc. Un campo amplísimo del que los científicos sólo recientemente se han empezado a ocupar pero que ya habían explorado extensamente pensadores como Platón y Aristóteles, Descartes, Hume y, sobre todo, Spinoza. Hoy la neuropsicología ha abierto nuevas perspectivas.
Dominados por siglos de racionalismo cultural, les habíamos prestado poca atención a los estados afectivos, a pesar de que lo más profundo de nuestra biografía personal es seguramente la historia de las nuestras emociones.
Otro tanto se puede decir con la relación a la Historia. Se hecho mucho hincapié en la Historia de las ideas, pero no se ha prestado atención a la Historia afectiva de los pueblos. Y tal vez desde esa óptica se explicarían mejor las convulsiones, las apatías, las revoluciones, espasmos súbitos de las actitudes de los pueblos.
Descendiendo a nuestro terreno propio que es el de las negociaciones entre las personas, las batallas más decisivas se juegan en el terreno de los afectos. Así sucede en la gran mayoría de las interacciones cotidianas en las que se reavivan las emociones, se confrontan los intereses y las personalidades profundas mucho más que las ideas. Hay que estar muy atentos al hecho de que en negociación se juega porque hay “en-juegos” que son lo que realmente nos interesa en la negociación, y por lo que realmente y últimamente luchamos. (Y de ahí el error estratégico de considerar como enjuegos de una negociación, el orgullo, la vanidad, la honrilla personal, el salirse con la suya, etc. en lugar de combatir por los objetivos que realmente debiera contar).
Es éste el núcleo del problema. No la contraposición de racionalidades y de argumentos del uno y del otro. No la dialéctica. Leibniz se equivocaba cuando pensaba que había que para eliminar las disputas hay que reducir los debates y disolverlos con su norma racionalista: “Calculemus”, es decir, hagamos un cálculo de los pros y los contras como dos contables.
En la misma vena se sitúa la silogística. Para la Escolástica se debate para ver qué argumento, qué silogismo tiene más fuerza y rigor lógico. Hablando de Aristóteles y de sus diferencias con su maestro Platón, corría entre los escolásticos el bien conocido axioma. “Amicus Plato sed magis amica veritas”. (Si Platón es mi amigo, lo es mucho más la verdad). Ese no es el funcionamiento normal de la mente humana. Los analistas saben hoy que los afectos y las emociones dominantes hacen que las cosas se entiendan de maneras diferentes. (Exceptuados los razonamientos matemáticos. Pero estos no forman parte de la vida).
Está en lo cierto Pascal cuando dice que hay razones del corazón que no entiende la Razón. Se entiende lo que se quiere entender.
Gobernar las emociones del otro, jugar con sus afectos, esa es una de las claves últimas del éxito en la negociación.
II. NOTA BIOLOGICA SOBRE LOS ESTADOS AFECTIVOS
Los investigadores actuales con orientación neurobiológica como Pansepp, Ekman, Damasio y en particular J. LeDoux, profesor de neurofisiología en Nueva York, han estudiado el funcionamiento de dos trayectorias diferentes que existen en el cerebro para el tratamiento de los estímulos entrantes.
1) Una trayectoria rápida por un circuito que permite reaccionar de manera instantánea, automática y sin esfuerzo. Este circuito profundo constituye el mecanismo de supervivencia ante el peligro y la amenaza exterior. Compromete el sistema límbico, activando amígdala, tálamo, formación reticular, etc., y así una respuesta inmediata es posible.
2) Otra trayectoria lenta que tiene por misión la regulación voluntaria de las emociones. Compromete la corteza cingular anterior y sobretodo la corteza órbito frontal, sede de los pensamientos racionales. En ese momento la lógica entra en juego, las normas culturales de comportamiento, la moralidad, la religión, etc. para modular el comportamiento, decisión o respuesta.
EVOLUCION DE LOS AFECTOS
Fue Darwin quien dio las pistas de la psicología evolutiva de las emociones. La emoción es un estado placentero o no placentero, organizado en el sistema límbico de los mamíferos. Este estado representa el desarrollo evolutivo de un sistema neuronal que se encuentra ya en especies más primitivas dentro de los vertebrados, como los reptiles, que exhiben reacciones de defensa y agresión y “arousal”, con aumento o disminución de neurotransmisores, como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina que acompañan las respuestas instantáneas en caso de amenaza.
CENTRALIDAD DE LA SUPERVIVENCIA
Los afectos constituyen el centro del comportamiento por las razones filogenéticas que acabamos de evocar.
De donde se sigue la centralidad de los afectos, alojados en las estructuras más profundas del cerebro y asociados íntimamente a la supervivencia. En Tendencias21, el profesor De la Rubia escribe que el cerebro no busca la verdad sino la supervivencia.
La interacción entre personas puede ser considerada como una sucesión de intercambios de estados emocionales, tanto o más que un intercambio de ideas.
III.- TACTICAS DE ATAQUE Y DEFENSA
Existe una extensa literatura sobre la clasificación de las emociones. Dos categorías esenciales resaltan la del miedo (o aversión) versus el placer ( o atracción). Además esas categorías corresponden y se justifican con la realidad fisiológica de dos regiones del cuerpo amigdaliano, la medio-central y las laterales. Es una clasificación por tanto con fundamento biológico. (Ver LeDoux)
Mediante la técnica estadística de los análisis factoriales se cartografían en mapas semánticos las relaciones de proximidad entre los estados afectivos tal como los percibimos subjetivamente. En estos “mapas semánticos” aparece un eje factorial principal cuyo polos positivo y negativo admiten claramente la interpretación “atracción versus aversión”
Podemos de ahí inferir fácilmente que existen dos líneas de ataque en el frente afectivo: la una basada en el halago hedonista y la otra en la agresión.
1. Planteamientos de motivaciones hedonistas, promesas de resultados placenteros, por ejemplo, ventajas materiales y económicas. (Y consecuentemente su contrario que es evitar resultados desagradables).
2. Planteamientos de amenaza y miedo. El miedo es probablemente el estado emocional más intenso porque está más vinculado a la propia supervivencia. Y por consiguiente la línea de ataque que da más resultados al manipulador de las emociones ajenas.
PERO HAY FORMAS MAS SUTILES Y PROFUNDAS DE TRABAJAR CON LOS ESTADOS AFECTIVOS DEL OTRO
Son tácticas que exigen de nuestra parte inteligencia, profundidad y buen conocimiento del Otro.
Ayudándole a sentirse bien en sus ideas y afectos.
- Disminuir las disonancias cognitivas del Otro. En cada cerebro coexisten ideas no solo inconexas, sino hasta contradictorias. Favorecer por consiguiente todo lo que aumente la coherencia de ideas y su claridad.
- Contribuir a disminuir en el Otro las disonancias afectivas entre sentimientos contradictorios. Así como las disonancias entre ideas y comportamientos. Aumentar la compatibilidad entre ideas y sentimientos.
Fomentar en el Otro afectos de bienestar psicológico.
- Acrecentando el sentirse bien o mejor
- Acrecentando el optimismo para el futuro
- Acrecentar la autoestima y evitar las amenazas que pesan sobre ella
- Ayudar a obtener el control sobre la vida propia o afianzarlo
- Favorecer el cumplimiento de sueños
- Alcanzar objetivos preestablecidos o secretamente ambicionados y eliminar cualquier obstáculo que impide la consecución de esos objetivos
Fomentar afectos para que el Otro se sienta mejor en su entorno (aumento de la fitness social)
- Acentuar su sentido de pertenencia a un grupo social que refleje sus valores e ideas.
- Impulsarle a actuar imitando modelos de personajes bien considerados y reconocidos.
- Acrecentar su sentido de seguridad como persona en el contexto de su entorno social.
SABER DEFENDERSE DE LAS PROVOCACIONES AGRESIVAS DEL OTRO
Si somos vulnerables, lo somos más que nada por las brechas emocionales que son más fácilmente franqueables de lo que comúnmente se piensa.
Ejemplos de tácticas que provocan el miedo y la angustia.
- Utilizar la presión del tiempo para crear el desconcierto en el Otro.
- Provocar los “prontos” de miedo o de cólera.
- Utilizar la sorpresa para desestabilizar.
Son tácticas que responden a una estrategia agresiva intencionadamente montada por el Otro y que te puede llevar a echar por tierra tu preparación por muy racional y argumentada que sea.
Cuando somos presa de una emoción corremos el riesgo de tomar de decisiones precipitadas cuyas consecuencias padeceremos por mucho tiempo. (Decía Ignacio de Loyola: En tiempo de tribulación, no hacer mudanza)
El consejo más importante que se puede dar para esas circunstancias es que hay que tener conciencia inmediata y en el acto de las emociones propias, si quiere uno ser capaz liberarse de su influencia.
Explicación neurofisiológica
Hemos hablado anteriormente de las dos trayectorias cerebrales la rápida y la lenta.
La rápida permite reaccionar de manera instantánea, automática.
La lenta hace posible la regulación voluntaria de las emociones. Compromete la corteza cingular anterior y sobretodo la corteza órbito-frontal, sede de los pensamientos racionales.
Normalmente las dos trayectorias debieran seguirse. Lo que sucede cuando la emoción nos embarga,es que se produce la ruptura de la secuencia, precisamente al nivel de la corteza órbito-frontral inhibiéndose así el pensamiento lógico sobre la situación y la racionalización del comportamiento. ¿Por qué se produce esta ruptura? Porque la emoción excesiva perturba el equilibrio cerebral, la homeóstasis. La manera liberarnos de emociones negativas es lanzarse de inmediato a la acción. Con consecuencias a veces nefastas.
Editado por
Blas Lara
Actividades profesionales ejercidas: Catedrático de la universidad de Lausanne, Jefe del departamento de Informática, Investigación Operativa y Estadística de Nestlé (Vevey). Libros principales: The boundaries of Machine Intelligence; La decisión, un problema contemporáneo; Negociar y gestionar conflictos.
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