Reseñas
Si Dios fuese un activista de los derechos humanos
Juan Antonio Martínez de la Fe , 01/04/2014
Ficha Técnica
Título: Si Dios fuese un activista de los derechos humanos
Autor: Boaventura de Sousa Santos
Edita: Editorial Trotta, Madrid, 2014
Colección: Estructuras y Procesos
Serie: Ciencias Sociales
Traducción: Carlos Martín Ramírez
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 127
ISBN: 978-84-9879-483-0
Precio: 15 euros
Decir Boaventura de Sousa es referirse a alguien a tener en cuenta. Sus escritos, olvidada toda hojarasca retórica, son escuetos y densos, merecedores de una lectura reposada; incluso, es conveniente, ocasionalmente, acercarse a sus planteamientos con el apoyo de algún introductor a su obra, como es el caso de Juan José Tamayo en su artículo Boaventura de Sousa Santos: Hacia una sociología de las ausencias y las emergencias.
Para adentrarnos en la lectura de esta obra que comentamos, se hace necesaria la de su Prefacio y, sobre todo, la de su Introducción, páginas en las que el autor resume su tesis y nos hace vislumbrar qué puntos abordará con mayor profundidad a lo largo del libro.
En el Prefacio, aborda fundamentalmente el tema de la autonomía personal. Una autonomía sobre la que se incide especialmente en esta época; “según este ideal, la sociedad está compuesta por individuos supuestamente hechos a sí mismos, cuyas oportunidades vitales, para bien o para mal, dependen casi por entero de ellos. Las oportunidades vitales las determinan elecciones de vida”, entre cuyas posibilidades la única que no tiene cabida es la de salir del mercado planetario en el que todos estamos inmersos.
No es una idea baladí. Se nos pide, se nos obliga a ser autónomos, pero se nos deja totalmente desamparados si se ven fracasos en nuestros resultados o manifestamos ineptitud para ejercer tal autonomía. Una autonomía individual que solo “se entiende como un compromiso personal con un mundo ya hecho e imposible de cambiar.”
Tal planteamiento no es acertado. En primer lugar, porque no tenemos una autonomía que nos permita una autosuficiencia, ya que no solo dependemos de nosotros mismos, sino de los demás también. Y, en segundo lugar, porque no existe autonomía si no se poseen las condiciones para desarrollarla. Hecho que, lamentablemente, se da en nuestra sociedad, en la que el 1% de la élite global domina al 99% de la población mundial empobrecida.
A esta situación, nos solemos enfrentar desde dos políticas normativas: los derechos humanos y las teologías políticas, entendiendo como tales “las concepciones de la religión que parten de la separación de las esferas pública y privada y que demandan la presencia (mayor o menor) de la religión en la esfera pública. Según ellas, la dignidad humana consiste en cumplir la voluntad de Dios, un mandato que no puede circunscribirse a la esfera privada.”
Se trata de dos políticas que se diferencian en un notable aspecto: los derechos humanos son individuales, seculares, culturalmente occidentocéntricos y estadocéntricos; mientras que las teologías políticas son comunitarias, antiseculares.
Es aquí donde el autor nos informa del objetivo de su trabajo: “Como procuro demostrar en el presente libro, estas caracterizaciones de índole general no tienen en cuenta la diversidad interna de los derechos humanos o de las teologías políticas. Precisamente, a partir de esta diversidad y de la complejidad que emerge de la misma, intento realizar un ejercicio de traducción intercultural entre estas dos políticas normativas y busco zonas de contacto traductivo entre ellas que sean capaces de aportar nuevas o renovadas energías para la transformación social radical y progresista”.
También aquí nos resume el contenido de su obra; una cita, probablemente, algo extensa, pero que condensa, mejor que con nuestras palabras, la manera en que desarrolla su tesis: “Comienzo por identificar la fragilidad de los derechos humanos en cuanto gramática de la dignidad humana y los retos que el surgimiento de las teologías políticas les plantea a principios del siglo XXI. Distingo entre las concepciones hegemónicas de los derechos humanos, destinadas a mi entender, a reproducir el (des)orden social capitalista, colonialista y sexista que domina nuestro tiempo, y sus concepciones contrahegemónicas, potencialmente orientadas a la construcción de una sociedad más justa y más digna. Argumento que la expansión y el ahondamiento del canon de las políticas de derechos humanos que de aquí resultan pueden fortalecerse con algunas de las contribuciones procedentes de ciertas teologías políticas. Con este fin, propongo distinciones entre teologías políticas (por ejemplo, pluralistas versus fundamentalistas o integristas, tradicionalistas versus progresistas). Termino el libro defendiendo que las teologías pluralistas y progresistas pueden ser una fuente de energía radical para las luchas contrahegemónicas por los derechos humanos.”
A la Introducción le dedica Boaventura de Sousa Santos once páginas, lo que no es poco en una obra de solo ciento once, descontada la bibliografía. La titula Los derechos humanos, una frágil hegemonía. Arranca con una contundente afirmación, que la mayoría de la población mundial no constituye el sujeto de los derechos humanos, sino que es, más bien, el objeto de los discursos sobre derechos humanos. Ante lo que cabe preguntarse si estos derechos humanos son eficaces en ayudar a las luchas de los excluidos, los explotados y los discriminados o si, por el contrario, las hacen más difíciles. Analiza el autor cómo tales derechos no son un universal, sino que, más bien, sufren diferentes interpretaciones y aplicaciones según el lugar desde el que se los invoca. Distingue y detalla cuatro ilusiones acerca del consenso sobre su universalidad: la teleológica, el triunfalismo, la decontextualización y el monolitismo.
La primera ilusión consiste en leer la historia hacia atrás, leyéndola como una senda lineal que nos lleva a su plasmación; y es una ilusión porque la victoria de los derechos humanos es un resultado contingente que puede explicarse a posteriori, pero que no podría haberse previsto de una manera determinista. Segunda ilusión, el triunfalismo, la idea de que los derechos humanos es un bien común incondicional. Tercera ilusión, la decontextualización, pues no suele mencionarse que los derechos humanos se han utilizado en muy distintos contextos y con objetivos contradictorios. Por último, la cuarta ilusión, el monolitismo, consistente en negar o minimizar las tensiones de las teorías sobre los derechos humanos e, incluso, sus contradicciones internas; entre tales tensiones, destaca la que existe entre los derechos individuales y los derechos colectivos. La cuestión podría plantearse así: si la humanidad es solo una, ¿por qué hay tantos principios diferentes en relación con la dignidad humana y con una sociedad justa, todos ellos supuestamente únicos y con frecuencia contradictorios entre sí?
En definitiva, el libro se centra en los desafíos que se oponen a los derechos humanos frente a los movimientos que reclaman la presencia de la religión en la esfera pública. En una época, como la que vivimos, en que tan patentes y escandalosas son las situaciones de injusticia social y de tan grande sufrimiento humanos, no hay una suficiente indignación moral para combatirlas ni la voluntad política para superarlas. Existen, eso sí, experiencias sociales con carácter emancipatorio que podrían servirnos de guía. En tales movimientos, no es extraño encontrar una motivación y fundamentación basadas en creencias religiosas o espirituales; y no solo las cristianas, sino las de otras religiones como judaísmo, islam, hinduismo, … Entre ellas destaca, por ejemplo, la teología de la liberación. Esta tendencia se aparta de la generalizada opinión de que las religiones se han de circunscribir al ámbito privado, reclamando para ellas un activo papel en la esfera de lo público, respetando, como no puede ser de otra manera, las posturas laicistas y sin el objetivo de hacer confesionales los principios políticos y sociales.
Todo lo que aborda el autor en la obra, detallado en el Índice que ofrecemos, lo resume condensadamente en la Conclusión, en la que afirma: “si Dios fuese un activista de los derechos humanos, Él, o Ella, andarían definitivamente en busca de una concepción contrahegemónica de los derechos humanos y de una práctica coherente con la misma. Al hacerlo, antes o después, este Dios se enfrentaría al Dios invocado por los opresores y no encontraría ninguna afinidad con Este o con Esta.”
Una obra no extensa, sí densa, cuya lectura es más que recomendable. No solo por las interesantes aportaciones del autor, fruto de sus sugestivas reflexiones, sino, también, por lo accesible de su presentación y redacción, aunque, si algo habría que sugerir, es el uso de un cuerpo mayor en la tipografía que suavice el esfuerzo del lector.
Índice
Prefacio
Introducción. Los derechos humanos, una frágil hegemonía
Capítulo I. La globalización de las teologías políticas.
Lo hegemónico, lo contrahegemónico y lo no hegemónico
La solución occidental de la cuestión religiosa
Una tipología de las teologías políticas
Teologías pluralistas y fundamentalistas
Teologías tradicionalistas y progresistas
Capítulo 2. El caso del fundamentalismo islámico
Capítulo 3. El caso del fundamentalismo cristiano
Capítulo 4. Los derechos humanos en la zona de contacto de las teologías políticas
La turbulencia entre principios rivales
La turbulencia entre raíces y opciones
Afinidades sorprendentes entre la globalización neoliberal y las teologías fundamentalistas
La turbulencia entre lo sagrado y lo profano, lo religioso y lo secular, lo trascendente y lo inmanente
¿Son posibles otros derechos humanos?
Capítulo 5. Hacia una concepción postsecularista de los derechos humanos: derechos humanos contrahegemónicos y teologías progresistas
El sujeto humano como individuo concreto y como ser colectivo
Múltiples visiones del sufrimiento humano injusto
Sufrimiento de la carne
Una voluntad radical insurgente y un horizonte poscapitalista
El impulso por la interculturalidad en las luchas por la dignidad humana
Las narrativas del sufrimiento y la liberación
La presencia del mundo anterior y posterior a la interpretación
La espiritualidad de/en las luchas por la transformación social
Conclusión
Bibliografía
Título: Si Dios fuese un activista de los derechos humanos
Autor: Boaventura de Sousa Santos
Edita: Editorial Trotta, Madrid, 2014
Colección: Estructuras y Procesos
Serie: Ciencias Sociales
Traducción: Carlos Martín Ramírez
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 127
ISBN: 978-84-9879-483-0
Precio: 15 euros
Decir Boaventura de Sousa es referirse a alguien a tener en cuenta. Sus escritos, olvidada toda hojarasca retórica, son escuetos y densos, merecedores de una lectura reposada; incluso, es conveniente, ocasionalmente, acercarse a sus planteamientos con el apoyo de algún introductor a su obra, como es el caso de Juan José Tamayo en su artículo Boaventura de Sousa Santos: Hacia una sociología de las ausencias y las emergencias.
Para adentrarnos en la lectura de esta obra que comentamos, se hace necesaria la de su Prefacio y, sobre todo, la de su Introducción, páginas en las que el autor resume su tesis y nos hace vislumbrar qué puntos abordará con mayor profundidad a lo largo del libro.
En el Prefacio, aborda fundamentalmente el tema de la autonomía personal. Una autonomía sobre la que se incide especialmente en esta época; “según este ideal, la sociedad está compuesta por individuos supuestamente hechos a sí mismos, cuyas oportunidades vitales, para bien o para mal, dependen casi por entero de ellos. Las oportunidades vitales las determinan elecciones de vida”, entre cuyas posibilidades la única que no tiene cabida es la de salir del mercado planetario en el que todos estamos inmersos.
No es una idea baladí. Se nos pide, se nos obliga a ser autónomos, pero se nos deja totalmente desamparados si se ven fracasos en nuestros resultados o manifestamos ineptitud para ejercer tal autonomía. Una autonomía individual que solo “se entiende como un compromiso personal con un mundo ya hecho e imposible de cambiar.”
Tal planteamiento no es acertado. En primer lugar, porque no tenemos una autonomía que nos permita una autosuficiencia, ya que no solo dependemos de nosotros mismos, sino de los demás también. Y, en segundo lugar, porque no existe autonomía si no se poseen las condiciones para desarrollarla. Hecho que, lamentablemente, se da en nuestra sociedad, en la que el 1% de la élite global domina al 99% de la población mundial empobrecida.
A esta situación, nos solemos enfrentar desde dos políticas normativas: los derechos humanos y las teologías políticas, entendiendo como tales “las concepciones de la religión que parten de la separación de las esferas pública y privada y que demandan la presencia (mayor o menor) de la religión en la esfera pública. Según ellas, la dignidad humana consiste en cumplir la voluntad de Dios, un mandato que no puede circunscribirse a la esfera privada.”
Se trata de dos políticas que se diferencian en un notable aspecto: los derechos humanos son individuales, seculares, culturalmente occidentocéntricos y estadocéntricos; mientras que las teologías políticas son comunitarias, antiseculares.
Es aquí donde el autor nos informa del objetivo de su trabajo: “Como procuro demostrar en el presente libro, estas caracterizaciones de índole general no tienen en cuenta la diversidad interna de los derechos humanos o de las teologías políticas. Precisamente, a partir de esta diversidad y de la complejidad que emerge de la misma, intento realizar un ejercicio de traducción intercultural entre estas dos políticas normativas y busco zonas de contacto traductivo entre ellas que sean capaces de aportar nuevas o renovadas energías para la transformación social radical y progresista”.
También aquí nos resume el contenido de su obra; una cita, probablemente, algo extensa, pero que condensa, mejor que con nuestras palabras, la manera en que desarrolla su tesis: “Comienzo por identificar la fragilidad de los derechos humanos en cuanto gramática de la dignidad humana y los retos que el surgimiento de las teologías políticas les plantea a principios del siglo XXI. Distingo entre las concepciones hegemónicas de los derechos humanos, destinadas a mi entender, a reproducir el (des)orden social capitalista, colonialista y sexista que domina nuestro tiempo, y sus concepciones contrahegemónicas, potencialmente orientadas a la construcción de una sociedad más justa y más digna. Argumento que la expansión y el ahondamiento del canon de las políticas de derechos humanos que de aquí resultan pueden fortalecerse con algunas de las contribuciones procedentes de ciertas teologías políticas. Con este fin, propongo distinciones entre teologías políticas (por ejemplo, pluralistas versus fundamentalistas o integristas, tradicionalistas versus progresistas). Termino el libro defendiendo que las teologías pluralistas y progresistas pueden ser una fuente de energía radical para las luchas contrahegemónicas por los derechos humanos.”
A la Introducción le dedica Boaventura de Sousa Santos once páginas, lo que no es poco en una obra de solo ciento once, descontada la bibliografía. La titula Los derechos humanos, una frágil hegemonía. Arranca con una contundente afirmación, que la mayoría de la población mundial no constituye el sujeto de los derechos humanos, sino que es, más bien, el objeto de los discursos sobre derechos humanos. Ante lo que cabe preguntarse si estos derechos humanos son eficaces en ayudar a las luchas de los excluidos, los explotados y los discriminados o si, por el contrario, las hacen más difíciles. Analiza el autor cómo tales derechos no son un universal, sino que, más bien, sufren diferentes interpretaciones y aplicaciones según el lugar desde el que se los invoca. Distingue y detalla cuatro ilusiones acerca del consenso sobre su universalidad: la teleológica, el triunfalismo, la decontextualización y el monolitismo.
La primera ilusión consiste en leer la historia hacia atrás, leyéndola como una senda lineal que nos lleva a su plasmación; y es una ilusión porque la victoria de los derechos humanos es un resultado contingente que puede explicarse a posteriori, pero que no podría haberse previsto de una manera determinista. Segunda ilusión, el triunfalismo, la idea de que los derechos humanos es un bien común incondicional. Tercera ilusión, la decontextualización, pues no suele mencionarse que los derechos humanos se han utilizado en muy distintos contextos y con objetivos contradictorios. Por último, la cuarta ilusión, el monolitismo, consistente en negar o minimizar las tensiones de las teorías sobre los derechos humanos e, incluso, sus contradicciones internas; entre tales tensiones, destaca la que existe entre los derechos individuales y los derechos colectivos. La cuestión podría plantearse así: si la humanidad es solo una, ¿por qué hay tantos principios diferentes en relación con la dignidad humana y con una sociedad justa, todos ellos supuestamente únicos y con frecuencia contradictorios entre sí?
En definitiva, el libro se centra en los desafíos que se oponen a los derechos humanos frente a los movimientos que reclaman la presencia de la religión en la esfera pública. En una época, como la que vivimos, en que tan patentes y escandalosas son las situaciones de injusticia social y de tan grande sufrimiento humanos, no hay una suficiente indignación moral para combatirlas ni la voluntad política para superarlas. Existen, eso sí, experiencias sociales con carácter emancipatorio que podrían servirnos de guía. En tales movimientos, no es extraño encontrar una motivación y fundamentación basadas en creencias religiosas o espirituales; y no solo las cristianas, sino las de otras religiones como judaísmo, islam, hinduismo, … Entre ellas destaca, por ejemplo, la teología de la liberación. Esta tendencia se aparta de la generalizada opinión de que las religiones se han de circunscribir al ámbito privado, reclamando para ellas un activo papel en la esfera de lo público, respetando, como no puede ser de otra manera, las posturas laicistas y sin el objetivo de hacer confesionales los principios políticos y sociales.
Todo lo que aborda el autor en la obra, detallado en el Índice que ofrecemos, lo resume condensadamente en la Conclusión, en la que afirma: “si Dios fuese un activista de los derechos humanos, Él, o Ella, andarían definitivamente en busca de una concepción contrahegemónica de los derechos humanos y de una práctica coherente con la misma. Al hacerlo, antes o después, este Dios se enfrentaría al Dios invocado por los opresores y no encontraría ninguna afinidad con Este o con Esta.”
Una obra no extensa, sí densa, cuya lectura es más que recomendable. No solo por las interesantes aportaciones del autor, fruto de sus sugestivas reflexiones, sino, también, por lo accesible de su presentación y redacción, aunque, si algo habría que sugerir, es el uso de un cuerpo mayor en la tipografía que suavice el esfuerzo del lector.
Índice
Prefacio
Introducción. Los derechos humanos, una frágil hegemonía
Capítulo I. La globalización de las teologías políticas.
Lo hegemónico, lo contrahegemónico y lo no hegemónico
La solución occidental de la cuestión religiosa
Una tipología de las teologías políticas
Teologías pluralistas y fundamentalistas
Teologías tradicionalistas y progresistas
Capítulo 2. El caso del fundamentalismo islámico
Capítulo 3. El caso del fundamentalismo cristiano
Capítulo 4. Los derechos humanos en la zona de contacto de las teologías políticas
La turbulencia entre principios rivales
La turbulencia entre raíces y opciones
Afinidades sorprendentes entre la globalización neoliberal y las teologías fundamentalistas
La turbulencia entre lo sagrado y lo profano, lo religioso y lo secular, lo trascendente y lo inmanente
¿Son posibles otros derechos humanos?
Capítulo 5. Hacia una concepción postsecularista de los derechos humanos: derechos humanos contrahegemónicos y teologías progresistas
El sujeto humano como individuo concreto y como ser colectivo
Múltiples visiones del sufrimiento humano injusto
Sufrimiento de la carne
Una voluntad radical insurgente y un horizonte poscapitalista
El impulso por la interculturalidad en las luchas por la dignidad humana
Las narrativas del sufrimiento y la liberación
La presencia del mundo anterior y posterior a la interpretación
La espiritualidad de/en las luchas por la transformación social
Conclusión
Bibliografía
Notas sobre el autor
Boaventura de Sousa Santos es Profesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick. Es asimismo director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra. Del conjunto de su vasta obra destacamos: Foro Social Mundial. Manual de uso (2005); The Rise of the Global Left. The World Social Forum and Beyond (2006); Sociología jurídica crítica. Para un nuevo sentido común en el derecho (Trotta, 2009); Una epistemología del Sur. La reinvención del conocimiento y la emancipación social (2009); Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur (2010); El milenio huérfano. Ensayos para una nueva cultura política (Trotta,22011), y Epistemologies of the South: Justice against Epistemicide (2014).
Boaventura de Sousa Santos es Profesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick. Es asimismo director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra. Del conjunto de su vasta obra destacamos: Foro Social Mundial. Manual de uso (2005); The Rise of the Global Left. The World Social Forum and Beyond (2006); Sociología jurídica crítica. Para un nuevo sentido común en el derecho (Trotta, 2009); Una epistemología del Sur. La reinvención del conocimiento y la emancipación social (2009); Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur (2010); El milenio huérfano. Ensayos para una nueva cultura política (Trotta,22011), y Epistemologies of the South: Justice against Epistemicide (2014).
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