Reseñas
La clase creativa. La transformación de la cultura del trabajo y el ocio en el siglo XXI
Alicia Montesdeoca , 29/01/2010
"La creatividad es el recurso económico definitivo. Hay que empezar a pensar en él como en un bien común, similar a la libertad o la seguridad. Es una energía inagotable. “La clase creativa” da las claves para sustentar una sociedad que utilice, aproveche y recompense todo nuestro potencial creativo"
Ficha Técnica
Título: “La clase creativa. La transformación de la cultura del trabajo y el ocio en el siglo XXI”
Autor: Richard Florida
Edita: Paidós. Barcelona, enero 2010-01-28
Para Richard Florida, los científicos, los ingenieros, los artistas, los músicos, los diseñadores y los profesionales del conocimiento integran lo que él denomina la clase creativa, una clase, en proceso de crecimiento cuantitativo, que hoy, en los Estados Unidos de Norteamérica, son casi un tercio de la población y en Europa, según el autor, “las filas de la clase creativa han llegado a suponer hasta el 25% o el 30% de la mano de obra”.
La riqueza generada por el sector creativo, en los Estados Unidos, supone casi la mitad de todos los ingresos laborales, unos 1,7 billones de dólares, tanto como el sector industrial y el de servicios juntos.
Para el autor, la creatividad humana es un recurso prácticamente inagotable y ese potencial creativo no lo hemos ni tan siquiera empezado a explotar. A pesar de ello, añade, la sociedad sigue fomentando el talento creativo de una minoría y desdeñando las capacidades creativas de la mayoría.
Este investigador considera que “los modelos tradicionales, que afirman que el crecimiento económico procede de las empresas, de los trabajos o de la tecnología, son incompletos". También intervienen otros factores que él explica en su modelo de las 3T: la Tecnología (“medida por la concentración de la innovación y de la industria de alta tecnología”), el Talento (“que no es el capital humano”) y la Tolerancia. Sus estudios le han llevado a la conclusión de que “los lugares abiertos y tolerantes atraen más a distintos tipos de personas y generan ideas”.
Para medir el nivel de tolerancia, Florida se ha basado en cuatro medidas: el índice gay, el índice bohemio, el índice de crisol de culturas (la concentración de personas nacidas en el extranjero), y una medida de integración racial, concebida para capturar lo integrada que está una comunidad en toda su geografía interna.
“De momento, dice este autor, la investigación sobre este tema prosigue, y aún queda mucho por hacer. De momento, las medidas se deben considerar como indicadores pioneros de ecosistemas creativos, de hábitats abiertos a nuevas personas y a nuevas ideas, donde se puedan formar redes sociales con facilidad y donde las ideas poco convencionales, lejos de verse ahogadas, se conviertan en nuevos proyectos, en empresas y en crecimiento"
La conclusión de sus trabajos, que tienen como objetivo práctico descubrir el modo de conseguir que crezcan las economías nacionales y regionales, es que para lograrlo es fundamental fomentar la actividad creativa.
“Las regiones estadounidense que lo han hecho mejor hasta ahora, no lo han logrado limitándose a construir estadios deportivos, atraer plantas de fabricación o a cadenas comerciales, o fundar incubadoras de empresas”. Concluyendo que, “el proceso creativo florece en lugares que proporcionan un ecosistema amplio que nutre y fomenta la creatividad y la aprovecha para convertirla en innovación, en creación de nuevas empresas y finalmente, en crecimiento económico y mejora del nivel de vida”.
En esta obra Richard Florida demuestra que el éxito no es cuestión de tecnología, de gobiernos, de gestión o ni tan siquiera de poder; la clave son las personas y sus patrones de relación creativa.
La influencia de la clase creativa es cada vez mayor, tal como trata de demostrarse en esta obra. “Millones de personas de todo el mundo han empezado a trabajar y a vivir del mismo modo en que siempre lo han hecho las personas creativas, como los artistas y los científicos; y como resultado, los valores y las preferencias, las relaciones personales, la decisión de dónde vivir e incluso el sentido y la utilización del tiempo están cambiando. Se trata de un cambio liderado por los millones de personas cuyo trabajo consiste en crear en muchos y diversos ámbitos: la clase creativa”.
Índice
Prólogo a la edición de 2004
Prólogo a la edición de 2002
Agradecimientos
1. La transformación de la vida cotidiana
Primera parte. La era creativa
2. El espíritu creativo
3. La economía creativa
4. La clase creativa
Segunda parte. Trabajo
5. El taller de estructuras metálicas y la peluquería
6. El mercado laboral horizontal
7. El puesto de trabajo sin corbata
8. La gestión de la creatividad
9. El túnel del tiempo
Tercera parte. La vida y el tiempo libre
10. Una vida colmada de experiencias
11. La gran metamorfosis (un desahogo)
Cuarta parte. Comunidad
12. El poder de la ubicación
13. La geografía de la creatividad
14. Tecnología, talento y tolerancia
15. Del capital social al capital creativo
16. Construir la comunidad creativa
17. La clase creativa madura
Apéndice A: De dónde han salido los números
Apéndice B: Información sobre las actualizaciones
Apéndice C: El Manifiesto de Memphis
Notas
Índice analítico y de nombres
Datos del autor
Richard Florida es director del Martin Prosperity Institute y profesor de Negocios y Creatividad en la Rotman School of Management de la Universidad de Toronto. Ha dado clases en la George Mason University y la Carnegie Mellon University y también ha sido profesor invitado en Harvard y el MIT. Colabora regularmente con The Atlantic Monthly, The Globe y The Mail. Ha escrito para The New York Times, The Wall Street Journal, The Harvard Business Review, The Boston Globe y Financial Times. Es también autor de “Las ciudades creativas” (Paidós, 2009)
Richard Florida está considerado como uno de los intelectuales más prestigioso del mundo en competitividad económica, tendencias demográficas e innovación tecnológica.
Título: “La clase creativa. La transformación de la cultura del trabajo y el ocio en el siglo XXI”
Autor: Richard Florida
Edita: Paidós. Barcelona, enero 2010-01-28
Para Richard Florida, los científicos, los ingenieros, los artistas, los músicos, los diseñadores y los profesionales del conocimiento integran lo que él denomina la clase creativa, una clase, en proceso de crecimiento cuantitativo, que hoy, en los Estados Unidos de Norteamérica, son casi un tercio de la población y en Europa, según el autor, “las filas de la clase creativa han llegado a suponer hasta el 25% o el 30% de la mano de obra”.
La riqueza generada por el sector creativo, en los Estados Unidos, supone casi la mitad de todos los ingresos laborales, unos 1,7 billones de dólares, tanto como el sector industrial y el de servicios juntos.
Para el autor, la creatividad humana es un recurso prácticamente inagotable y ese potencial creativo no lo hemos ni tan siquiera empezado a explotar. A pesar de ello, añade, la sociedad sigue fomentando el talento creativo de una minoría y desdeñando las capacidades creativas de la mayoría.
Este investigador considera que “los modelos tradicionales, que afirman que el crecimiento económico procede de las empresas, de los trabajos o de la tecnología, son incompletos". También intervienen otros factores que él explica en su modelo de las 3T: la Tecnología (“medida por la concentración de la innovación y de la industria de alta tecnología”), el Talento (“que no es el capital humano”) y la Tolerancia. Sus estudios le han llevado a la conclusión de que “los lugares abiertos y tolerantes atraen más a distintos tipos de personas y generan ideas”.
Para medir el nivel de tolerancia, Florida se ha basado en cuatro medidas: el índice gay, el índice bohemio, el índice de crisol de culturas (la concentración de personas nacidas en el extranjero), y una medida de integración racial, concebida para capturar lo integrada que está una comunidad en toda su geografía interna.
“De momento, dice este autor, la investigación sobre este tema prosigue, y aún queda mucho por hacer. De momento, las medidas se deben considerar como indicadores pioneros de ecosistemas creativos, de hábitats abiertos a nuevas personas y a nuevas ideas, donde se puedan formar redes sociales con facilidad y donde las ideas poco convencionales, lejos de verse ahogadas, se conviertan en nuevos proyectos, en empresas y en crecimiento"
La conclusión de sus trabajos, que tienen como objetivo práctico descubrir el modo de conseguir que crezcan las economías nacionales y regionales, es que para lograrlo es fundamental fomentar la actividad creativa.
“Las regiones estadounidense que lo han hecho mejor hasta ahora, no lo han logrado limitándose a construir estadios deportivos, atraer plantas de fabricación o a cadenas comerciales, o fundar incubadoras de empresas”. Concluyendo que, “el proceso creativo florece en lugares que proporcionan un ecosistema amplio que nutre y fomenta la creatividad y la aprovecha para convertirla en innovación, en creación de nuevas empresas y finalmente, en crecimiento económico y mejora del nivel de vida”.
En esta obra Richard Florida demuestra que el éxito no es cuestión de tecnología, de gobiernos, de gestión o ni tan siquiera de poder; la clave son las personas y sus patrones de relación creativa.
La influencia de la clase creativa es cada vez mayor, tal como trata de demostrarse en esta obra. “Millones de personas de todo el mundo han empezado a trabajar y a vivir del mismo modo en que siempre lo han hecho las personas creativas, como los artistas y los científicos; y como resultado, los valores y las preferencias, las relaciones personales, la decisión de dónde vivir e incluso el sentido y la utilización del tiempo están cambiando. Se trata de un cambio liderado por los millones de personas cuyo trabajo consiste en crear en muchos y diversos ámbitos: la clase creativa”.
Índice
Prólogo a la edición de 2004
Prólogo a la edición de 2002
Agradecimientos
1. La transformación de la vida cotidiana
Primera parte. La era creativa
2. El espíritu creativo
3. La economía creativa
4. La clase creativa
Segunda parte. Trabajo
5. El taller de estructuras metálicas y la peluquería
6. El mercado laboral horizontal
7. El puesto de trabajo sin corbata
8. La gestión de la creatividad
9. El túnel del tiempo
Tercera parte. La vida y el tiempo libre
10. Una vida colmada de experiencias
11. La gran metamorfosis (un desahogo)
Cuarta parte. Comunidad
12. El poder de la ubicación
13. La geografía de la creatividad
14. Tecnología, talento y tolerancia
15. Del capital social al capital creativo
16. Construir la comunidad creativa
17. La clase creativa madura
Apéndice A: De dónde han salido los números
Apéndice B: Información sobre las actualizaciones
Apéndice C: El Manifiesto de Memphis
Notas
Índice analítico y de nombres
Datos del autor
Richard Florida es director del Martin Prosperity Institute y profesor de Negocios y Creatividad en la Rotman School of Management de la Universidad de Toronto. Ha dado clases en la George Mason University y la Carnegie Mellon University y también ha sido profesor invitado en Harvard y el MIT. Colabora regularmente con The Atlantic Monthly, The Globe y The Mail. Ha escrito para The New York Times, The Wall Street Journal, The Harvard Business Review, The Boston Globe y Financial Times. Es también autor de “Las ciudades creativas” (Paidós, 2009)
Richard Florida está considerado como uno de los intelectuales más prestigioso del mundo en competitividad económica, tendencias demográficas e innovación tecnológica.
Redacción T21
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850