Notas
Escribe Antonio Piñero
Seguimos comentando el vol. V de la magna obra de John Paul Meier “Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico”, vol. V. Voy a detenerme en el cap. 38. Dilucidación si el Evangelio de Tomás gnóstico es una fuente independiente de los Sinópticos o no. Como hemos dicho muchas veces, el argumento de la “múltiple atestiguación” (es decir, el que un dicho / parábola de Jesús, por ejemplo, esté documentado en varias fuentes independientes, o dentro de una misma fuente, en géneros literarios verdaderamente independientes) es crucial para plantear seriamente la cuestión de la credibilidad histórica de las parábolas jesuánicas. Por ello, dijimos también que era importante aquilatar si el Evangelio de Tomás gnóstico es de verdad una fuente independiente de los evangelios sinópticos o no. Está mucho en juego. Y en esta ocasión ocurre que el interés de Meier sería teóricamente poder afirmar que el Evangelio de Tomás es independiente, ya que en muchos casos se tendría atestiguación múltiple para diversas parábolas jesuánicas. Por tanto, cuando Meier –investigador católico– pone todo sus esfuerzo un rechazar un argumento que se le ofrece en bandeja para su interés como creyente (a saber el número de parábolas que pueden atribuirse históricamente a Jesús si se cuenta con el Evangelio de Tomás gnóstico [EvTom] como fuente independiente), es claro que obra con una sinceridad científica plena y absolutamente encomiable. No transige con trampas metodológicas. El sistema que emplea para investigar el caso es el comparativo usual dentro de la filología. Primero estudiar el conjunto del EvTom allí donde haya paralelos con los Evangelios canónicos. Aquí se encuentra con la dificultad de que casi necesitaría un libro entero para desarrollar las pruebas minuciosas si se estudian todos los casos. Por ello, en esta primera parte solo, escoge una serie de textos muestra y acepta que luego se hace una inducción, extrapolando los resultados a todos los casos. En primer lugar, Meier examina algunos fragmentos griegos del EvTom que se encontraron en Oxirrinco (probablemente del siglo II, mientras que la versión copta es del siglo IV). Al estar en esa lengua (la original del EvTom) se compara muy fácilmente con los Sinópticos. Elegimos como ejemplo el pasaje múltiple siguiente: · Mt 13,57: “No hay profeta sin honra sino en [su] pueblo” · Mc 6,4: “No hay profeta sin honra sino en su pueblo” · Lc 4,24: “Ningún profeta es bien acogido en su pueblo” · Jn 4,44: “Un profeta en su pueblo no tiene honra” · EvTom 31: “No hay profeta sin honra sino en su casa” Primero compara Meier entre sí los textos canónicos. Y observa que Mt copia de Marcos, porque son prácticamente iguales, y porque Mateo utiliza también el vocablo “sin honra”, griego átimos, que es muy raro en el Nuevo Testamento. Lucas modifica a Marcos, porque no emplea la expresión “no hay… / sino”, y la suple con un único vocablo “ninguno”. Tampoco utiliza Lucas átimos porque no le debía parecer bien (jamás lo emplea en su doble obra). Emplea, por el contrario, el griego dektós, “bien acogido”, que también es raro en el Nuevo Testamento y no aparece nunca en los cuatro evangelios canónicos (más que aquí; Lucas utiliza también dektós en 4,19, que es una mera variante del breve relato de Marcos. Por tanto, se puede concluir que este adjetivo es privativo de Lucas; es, pues, propio de su redacción (“redaccional”). En Jn 4,44 el autor del Cuarto Evangelio pone en primer lugar el vocablo “profeta”; luego no dice, como Marcos “no hay profeta”, sino un “profeta no tiene”, y coloca el sintagma “en su pueblo” no al final, sino en medio de la oración. Meier piensa en líneas generales que es posible que Juan sea independiente de Marcos, Mateo y de Lucas (esta teoría es muy discutible; pero ahora no viene al caso en sí misma), por lo que refleja otra posible línea de tradición oral. De esa comparación se deduce que tanto la versión de Mateo como la de Lucas proceden de la de Marcos, a la que siguen. Y Lucas se caracteriza ante todo por cambiar átimos por dektós, lo cual es un rasgo peculiar y privativo suyo, como hemos indicado Una vez hecha estas deducciones, Meier compara el EvTom con esos tres primeros evangelios, ya que Juan va por libre, según su opinión. Y deduce lo siguiente: Entre las posibles líneas de tradición oral, el EvTom escoge la de Marcos al que sigue casi al pie de la letra: el texto griego es casi idéntico. Las diferencias entre el EvTom y Marcos coinciden con las diferencias entre Lucas y Marcos: a) el EvTom utiliza una oración simple con una sola partícula negativa; b) sólo el EvTom y Lucas entre las cinco versiones del dicho comparten el vocablo dektós, privativo del segundo. Conclusión: es altamente probable que el EvTom, escrito unos 75 años más tarde que el Evangelio de Marcos, y unos 60 después del de Lucas, dependa esencialmente de Marcos pero mezclándolo con Lucas. Y añade Meier que se observa cómo en otros casos el EvTom procede de la misma manera. Utiliza todos los sinópticos y se desvía de Marcos utilizando a Lucas. Y así sigue Meier analizando minuciosamente otros ocho pasajes significativos más. La deducción general es: el EvTom no constituye una fuente independiente de los Sinópticos, sino que depende de ellos. Luego, en la segunda parte del capítulo, estudia nuestro autor los paralelos del EvTom con las parábolas de la tradición sinóptica. Son las parábolas siguientes: · Grano de mostaza (Mc 4,30-32 // Mt 13,31-32 // Lc 13, 18-19 y el EvTom 20); · Viñadores perversos (Mc 12.1-11 // Mt 21,33-43 // Lc 20,9-18 y EvTom 65-66); · Trigo y la cizaña (Mt 13,24-30 y EvTom 57) · El rico insensato (Lc 12,13-15 + 16-21 y EvTom 72 + 63). En la elección de las parábolas a examinar y sus paralelos en el EvTom, Meier ha tenido en cuenta la mayor variedad posible de géneros literarios y contenidos, y que cada presunta fuente del EvTom pueda estar representada en el análisis: una parábola marcana copiada por Mateo y Lucas; un caso de la Fuente Q; otro caso de solapamiento de Q con material de Marcos; y otro perteneciente al material exclusivo de Lucas (L). La técnica de análisis sigue siendo la comparación y escrutinio filológico usual, con todo detalle, para observar parecidos, diferencias, orden de palabras, vocabulario elegido, técnicas literarias de introducción de las parábolas en sí, y cualquier cosa que pueda llamar la atención y pueda ser significativa. La conclusión obtenida por Meier es que hay muchísimas señales de dependencia del EvTom del material sinóptico, aunque la naturaleza de la dependencia varía de un dicho parabólico a otro. Se percibe en el autor del EvTom exhibe la tenencia a combinar textos evangélicos, muy propia del siglo II –manifestada igualmente en otras obras cristianas de esta época como la Didaché, Policarpo de Esmirna y Justino Mártir– y muy explicable ya que todavía no hay un canon fijo de Escrituras cristianas y los textos no tienen aún un carácter de intocable. Y al combinarlos, el autor del EvTom muestra igualmente la tendencia a abreviarlos y tomar de ellos lo esencial. Por consiguiente, el que los relatos del EvTom sean más breves no quiere decir que sean más antiguos. Y para colmo, se repite también el hecho de que rasgos redaccionales de Lucas ¡¡se encuentran en el EvTom!! Luego ha tenido que tenerlo ante sus ojos. Por ello se llega a esta concusión: no se puede sostener con honestidad y seguridad que todo el material del EvTom sea anterior a los Sinópticos. Y segundo, si se supone que algún dicho, o parábola concreta, es anterior hay que demostrarlo caso por caso, no presuponerlo. En algunas ocasiones se puede llegar al juicio dubitativo de que “No está claro” (en latín, Non liquet), pero nada más. En síntesis, no se puede utilizar el EvTom como material independiente con fines de autenticidad y antigüedad, fines que responden muchas veces a un programa previo teológico. Hay que contentarse con este resultado negativo. El Evangelio de Tomas es muy probablemente dependiente de los evangelios canónicos. El investigador honesto ha de aceptar que se queda sin una presunta herramienta para montar un argumento de intensidad por medio del criterio de “atestiguación múltiple”, y aumentar así considerablemente el número de parábolas atribuibles al Jesús histórico. No es posible. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Viernes, 22 de Diciembre 2017
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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