Notas
Hoy escribe Roger Armengol
(+ Antonio Piñero) Foto: Publico hoy la segunda y última parte de la réplica del autor a mis comentarios a su libro 2018 de Editorial Carena, “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral” (publicados en días pasados (desde el número 1002 al 1013), especialmente de los capítulos dedicados a la ética de Jesús comparada con la de Sócrates y otros pensadores. 1. Sobre la condena a un tormento eterno Has escrito al respecto: «Creo que la tradición sobre el castigo eterno para los malvados preconizado por Jesús está fundado en una tradición que en su núcleo debe considerarse auténtica, por más que nos pese, [negrita de Armengol] ya que cumple con el criterio de historicidad de la múltiple atestiguación (en fuentes distintas o en géneros literarios distintos)». Debo manifestar lo siguiente: de ser cierto que Jesús dijo realmente lo atestiguado por Marcos y Mateo, aunque no por Juan, a mí no me pesaría demasiado, simplemente pensaría que Jesús fue un ser vulgar, vengativo, también cruel, y dejaría de prestarle atención. Digo vulgar en oposición a muy inteligente y sabio como sospecho que fue. Un personaje que hizo del perdón y de un Dios amigo y perdonador uno de los ejes mayores de su predicación no pudo repetir, como atestigua Marcos, lo dicho por Isaías. Dejaría de ser un personaje coherente y, en consecuencia, tiendo a pensar que los incoherentes fueron los evangelistas al mostrarnos un Jesús incoherente y contradictorio. El Jesús que condena como narran especialmente Marcos y Mateo es un fanático y su Dios, en tal caso, es cruel y vengativo, pero yo pienso que este no es el Dios de Jesús. El Dios celoso y furioso es el de Pablo y los evangelistas están con Pablo y con su Dios, el Dios del Antiguo Testamento modificado, pienso, por Jesús. Sobre la condena de Corazín, Betsaida y Cafarnaún (Mt 11,21/Lc 10,13) por parte de Jesús lo dicho y escrito por Kloppenborg que reproduzco en mi libro me dio que pensar y, por lo antedicho en el párrafo anterior, me acerco a este experto porque con él renace un Jesús coherente. 2. Sobre los evangelistas Una última reflexión de carácter general que me permite mantenerme coherente: después de leer tu obra y reflexionarla, después de leer y reflexionar lo escrito por Kloppenborg, por Barbaglio y especialmente por Guignebert sostengo que los evangelistas no son siempre de fiar. Debemos de andar con mucho cuidado en aceptar como cierto lo que ellos ponen en boca de Jesús porque entre otras incoherencias graves nos presentan en sus escritos con gran incoherencia simultáneamente dos tipos de Dios, el de Pablo y el de Jesús. Yo no puedo hacer como Lutero que no fue nada reflexivo con lo escrito que se tragó todo entero, en bruto, sin cocinar. ¿Tengo que fiarme siempre de los evangelistas que se quedan tan tranquilos después de explicar que Jesús y también Pedro y Pablo resucitan muertos o que el primero convirtió el agua en vino como si estuviéremos en una feria? No, todo depende del valor que se otorgue a los evangelistas o del valor que se otorgue a lo que «cumple con el criterio de historicidad de la múltiple atestiguación», según tus palabras. Todo depende de cómo se lea a los evangelistas y a la tradición. En efecto, si le quitamos a Jesús la parábola sobre el samaritano como quiere John P. Meier y damos por cierto la bárbara condena infernal que Marcos pone en su boca nos queda un profeta poco recomendable. Si procedemos al revés, si damos por bueno lo dicho sobre el samaritano y, de acuerdo ahora con el evangelista Juan, pensamos que el infierno con gusanos que expone Marcos es solo de Isaías nos queda un Jesús con futuro. Los expertos tienen la palabra…, pero por mi parte afirmo que el Jesús que salga de sus manos debe ser coherente y recuerdo que los evangelistas no siempre lo fueron. Tampoco lo fue el Sócrates que nos expuso Platón. Saludos cordiales de Roger Armengol Barcelona, 23 de julio de 2018 (y de A. Piñero)
Domingo, 29 de Julio 2018
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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