CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Permítanme antes de mi comunicación de hoy recordar que
 
Voy a dar un “Curso en Internet sobre El Jesús histórico”
 
A partir del martes 2 de abril 2024, a través del “Instituto Criteria”  y en línea, comenzaré un curso de 50 clases, cada una de hora y media, o dos horas, semanales, todos los martes a las 17.00 horas españolas sobre el Jesús histórico.
El curso es de pago, pero muy razonable
 
Contacto en línea para información:
 
https://youtu.be/46UTeXCNkmw?si=RPmkZtRT-ddBwIxj
 
:::::::::
 

 
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Es un tema crucial de la formación de Pablo como fariseo antes de su llamada “conversión”. No ponemos en duda que el Pablo precristiano estuviera convencido, totalmente convencido de las ideas de los fariseos. Lo que se sigue discutiendo hoy día son dos cosas:
Si Pablo era un fariseo “de número”, o bien si solo tenía ideas fariseas, opuestas, por ejemplo, a las de los saduceos… y en parte a las de los esenios.
 
Voy a ofrecer un elenco de pasajes clave al respecto… “Y ya discutiremos” el sentido exacto que en mi opinión hay que darle
 
Filipenses 3,4-6:
 
“Si algún otro cree poder confiar en la carne, más (puedo confiar) yo: circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, intachable.”
 
 
Hechos de los apóstoles: 22,3-5:
 
«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad (Jerusalén, donde está arrestado), instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy. Yo perseguí a muerte a este Camino, encadenando y arrojando a la cárcel a hombres y mujeres,  como puede atestiguármelo el Sumo Sacerdote y todo el Consejo de ancianos. De ellos recibí también cartas para los hermanos de Damasco y me puse en camino con intención de traer también encadenados a Jerusalén a todos los que allí había, para que fueran castigados.
 
Hechos 26,4-5:
 
«Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, desde cuando estuve en el seno de mi nación, en Jerusalén. Ellos me conocen de mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar que yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión.
 
 
Volvamos al pasaje de Filipenses. En primer lugar en este texto nada dice Pablo estrictamente a favor ni en contra de que su actividad como fariseo fuera en Tarso de Cilicia, su ciudad natal, o en Jerusalén.
 
La construcción sintáctica del pasaje muestra una doble estructura:
 
A: Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos;
 
B: En cuanto a  (griego, katá) la Ley, fariseo;  en cuanto al (griego, katá) celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a (griego, katá) la justicia de la Ley, intachable.
 
Distingue Pablo, por tanto dos momentos de su vida.
 
El momento A: tiene que ser en Tarso, donde nació (él no lo dice expresamente nunca; pero no hay motivos para dudar de este hecho testimoniado en Hch 21,39: “Pablo dijo: «Yo soy un judío, de Tarso, ciudadano de una ciudad no oscura de Cilicia”) y que en principio no revestiría una importancia mayor.
 
Del momento B no dice Pablo ninguna situación geográfica expresa, pero por la construcción sintáctica (tres “en cuanto a” seguidos) indica que se refieren a su época de persecución de la Iglesia. Según los Hch 22,3-5, citado arriba, tiene que ser Jerusalén y, complementariamente, Damasco.
 
Pero este momento “B” no habla de su formación como fariseo, sino de su momento de persecución al cristianismo naciente.
 
El siguiente pasaje que se refiere a este último momento relacionado con la persecución es Gálatas 1,13-14:
 
“Pues ya estáis enterados de mi conducta anterior en el judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres”.
 
De este pasaje no se puede deducir nada respecto a su período de formación como fariseo, si en Tarso o en Jerusalén. Sólo vemos en ella una confirmación de la noticia “B” de Filipenses 3,4-6.
 
El problema radica en dilucidar si las frases del texto de Filipenses 3 -“hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo;  en cuanto a la justicia de la Ley, intachable”- implican que hubo de formarse como fariseo en Jerusalén porque en otros lugares, fuera de Israel,  no se podía ser fariseo ni formarse en cuanto a tal y si “hebreo, hijo de hebreos” sólo se entiende como referencia a Jerusalén… o en todo caso en Damasco
 
En mi opinión, empezando por esto último, diría que aquí “hebreo” significa judío y que la frase la puede pronunciar cualquier judío en cualquier lugar del mundo. Imaginemos un judío de Nueva York. Éste puede decir “Soy judío de padres judíos” siendo de Nueva York y sin apuntar ni siquiera ninguna relación con el Israel actual.
 
Martin Hengel añade al testimonio de Filipenses 3,4-5 el de 2 Corintios 11,22 y Romanos 11,1.
 
· ¿Que son hebreos? También yo lo soy. ¿Que son israelitas? ¡También yo! ¿Son descendencia de Abrahán? ¡También yo! (2 Cor 11,22)
 
· “¡También yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín!” (Rom 11,1).
 
Reunidos los predicados de Pablo tomados de estos dos textos más Flp 3,4-5, se ve que todos ellos reunidos son  los siguientes:
 
· Circuncidado al octavo día
· Hebreo, hijo de hebreos
· Israelita
· Del linaje de Abrahán
· De la tribu de Benjamín
 
Pues bien, de todos estos predicados no se deduce nada, ni a favor ni en contra, de una estancia en Jerusalén para formarse como fariseo por parte de Pablo.
 
Más problemático es lo que hemos afirmado de la formación farisea fuera de Jerusalén y si se podía cumplir la ley de Moisés intachablemente fuera de esa ciudad en la Diáspora, por ejemplo, en Damaso
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero.

Martes, 26 de Marzo 2024


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





Tendencias de las Religiones


RSS ATOM RSS comment PODCAST Mobile