CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Notas



Hoy escribe Antonio Piñero


Iniciamos hoy una breve serie, condicionada por las festividades religiosas que estamos viviendo. Tratará sobre la figura de los (reyes) magos tal como aparece en el capítulo 2 del Evangelio de Mateo.

La estructura de esta miniserie será la siguiente: ofreceremos en primer lugar el texto evangélico (Mt 2,1-12), seguido de un breve comentario. En segunda lugar nos preguntaremos cuál es el mensaje que intenta transmitir este pasaje del Evangelio de Mateo; en tercero discutiremos La historicidad del relato de los Magos; en cuarto, ¿Cómo pudo plasmarse en concreto la historia de los magos y la estrella maravillosa? en quinto lugar; ¿Cuál pudo ser el transfondo del Antiguo Testamento que ayudó a plasmar la leyenda de los magos?, y finalmente, sexto, Desarrollo de la historia de los magos en la piedad cristiana posterior.

He aquí el texto básico y único:

1 Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, 2 diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo.» 3 En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. 4 Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: 6 Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.»

7 Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. 8 Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarlo.» 9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. 11 Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. 12 Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino (Traducción de la Biblia de Jerusalén, con algún pequeño retoque).


Como ya sabemos, la historia de los reyes magos forma parte de un bloque narrativo especial del Evangelio de Mateo constituido por los dos primeros capítulos de este evangelio. Digo que es especial porque en opinión de los expertos, este bloque fue añadido por el autor –a quien llamamos Mateo, pero del que en realidad tenemos pocas noticias o ninguna; es más bien un nombre para entendernos- una vez terminado el Evangelio.

¿Por qué lo deducimos? Por una razón fundamental. Porque ese bloque es luego ignorado por completo en el resto, amplio del Evangelio (26 capítulos más) de modo que los personajes de esa parte principal, por ejemplo, la Virgen María y otros, los judíos en general, parecen ignorar por completo lo que se ha dicho y hecho en esos capítulos. Este extraño fenómeno sólo es comprensible si la parte principal del Evangelio fue compuesta antes de que se escribieran los dos primeros capítulos. Ello explica fácilmente que se ignore por completo su contenido.

Estos capítulos primeros se añadieron por dos motivos:

Primero, porque Mateo, una vez compuesto su Evangelio, que es una suerte de biografía de Jesús, cayó en la cuenta que faltaba una parte principal: el nacimiento y la infancia del héroe, Jesús en este caso. Había que completar la biografía.

Segundo: para indicar, que como otros grandes personajes de la antigüedad, Jesús tuvo también una infancia prodigiosa que indicaba ya que era alguien muy importante. Mateo –y Lucas- al narrar los prodigios que rodean el nacimiento de Jesús señalan que éste es más trascendental aún que esos héroes paganos.

Dentro de estos capítulos “biográficos” ocupan un papel importante unos magos “venidos de Oriente”. Todo lo que sabemos en principio de tales personajes lo tenemos en el texto que tienen Ustedes en sus manos, Mt 2,1-12. Dentro de la literatura cristiana es este pasaje nuestra fuente principal y única, pues puede decirse que detalles posteriores en torno a los magos, como veremos, no son sino aclaraciones o expansiones pare explicar mejor los datos comprimidos o poco explícitos que ofrece la historia primigenia.

Los magos, luego calificados como “reyes”, son importantes en nuestro folklore. La inmensa mayoría de nosotros está familiarizada con su figura porque la ha visto desde pequeño en los nacimientos que ilustran nuestras fiestas navideñas, los “belenes” tanto privados como públicos. Estamos habituados incluso a hacerlos avanzar con sus camellos a lo largo de la fiesta de Navidad; en los belenes aparece también el palacio de Herodes y finalmente es archiconocida la imagen de la cueva con el niño Jesús en brazos de su madre, junto a un buey y una mula, la adoración de los magos y la entrega de presentes al niño.

Algunos de estos detalles, por ejemplos los muy famosos buey y mula, no están en el Evangelio, como veremos, sino que son expansiones posteriores. Una última observación, los “nacimientos” o “belenes” son un invento relativamente tardío dentro de la Iglesia; son del siglo XII y se dice que fue san Francisco de Asís el primero al que se le ocurrió hacer una representación gráfica de la Navidad. Y de ahí hasta hoy.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

En el otro blog, de “Religiondigital”, el tema de hoy es:

¿Es tendencioso el Evangelio de Marcos? y Andrés de Betrsaida en la literatura apócrifa”.

Saludos de nuevo.

Lunes, 4 de Enero 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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