CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Literatura Pseudo Clementina. Las Homilías griegas.
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Homilía II

Dentro de la doctrina de los pares, presentaba Pedro a Simón Mago como la parte mala precedente. Frente a Simón aparece Pedro como la parte segunda de su par, contemplado lógicamente como el aspecto positivo en la doctrina de los pares. De manera que Simón viene a ser como el precursor de Pedro como el Bautista fue el precursor del Salvador de la humanidad, Cristo.

Error sobre la persona de Simón Mago

La personalidad de Simón, su actividad y su proselitismo son consecuencia directa de la ignorancia de sus contemporáneos sobre la doctrina de los pares. No comprendieron que Simón era la parte negativa del par. En consecuencia, no descubrieron su verdadera personalidad. El autor de la Homilía traza sus rasgos con indudable dureza. Porque a pesar de que Simón era el enemigo de la humanidad, fue amado por sus seguidores. “Siendo enemigo era aceptado como amigo, siendo la muerte era deseado como salvador, siendo fuego era estimado como luz, siendo impostor era escuchado como quien dice la verdad” (II 18,2).

Con estas palabras ponía Pedro las cosas en su sitio tratando de quebrar la fama que rodeaba a Simón por sus hazañas mágicas. Clemente se sintió intrigado ante esta declaración solemne y claramente intencionada de Pedro. Manifestó su intención de conocer al personaje para adoptar la actitud correspondiente frente al enemigo declarado de su maestro. El que se presenta con su personalidad conocida y expresada como “yo, Clemente”, recibió de Pedro la respuesta esperada y deseada. Eran muchos los que habían conocido las andanzas de Simón. Algunos de ellos habían militado en sus errores y amistades.

Justa, la prosélita sirofenicia

Pedro disponía de un cuadro de testimonios fehacientes de la personalidad del Mago. Podía ofrecer a Clemente un muestrario de excelentes conocedores de las artes malignas de Simón. La primera persona presentada por Pedro es una mujer bien conocida en las páginas del Evangelio. Ahora y aquí queda resuelto el anonimato de los relatos de Marcos y Mateo (Mc 7,25-30; Mt 15,21-28). Se trata nada menos que de la mujer cananea, que llevó a su hija a Jesús para que la librara de la posesión diabólica. Jesús la curó por su fe y su humildad, porque aceptaba las migajas que caían de la mesa de los señores.

En esta Homilía se explica la actitud de Cristo como la imposibilidad de emplear sus poderes curativos con los gentiles, cuyas mesas estaban llenas de alimentos impuros. De ahí la mención de los perros en el texto del relato evangélico. La narración de Clemente expresa la misma idea en el sentido de que la cananea se conformaba con participar “como un perro” de las migajas que caían de la mesa de los señores.

El caso es que Justa la cananea pasa a ser un personaje de relieve en la historia de la novela clementina. La persona generosa, que compró a los hermanos de Clemente y los rescató de las manos de los piratas que los habían raptado cuando naufragaron, fue precisamente la madre de la niña curada por Jesús. Clemente proporciona detalles interesantes de la vida de la piadosa cananea y de su hija. entre otras cosas, sus nombres de Justa y Berenice.

Justa, arrojada por su marido de su casa

Justa, convertida a la religión hebrea, fue expulsada por su marido de su propia casa junto con su hija; el marido actuaba llevado de su odio a la religión hebrea. Su piadosa mujer sobrellevó la contrariedad con ejemplar generosidad, permaneció como viuda toda su vida y casó a su hija con un hombre pobre pero religioso. Su comportamiento con sus dos siervos adquiridos de los piratas da fe de la personalidad de esta cananea de nombre latino. En efecto, “compró y educó a los dos niños, y los trató como si fueran sus propios hijos” (II 20,3).

Éste es el testimonio literal de Clemente (Pedro): “Justa bien dispuesta para con sus alianzas y disfrutando de bienes abundantes en la vida, permaneció viuda, pero casó a su hija con un hombre pobre favorable a la fe verdadera. Y ella, privada del matrimonio con la excusa de su hija, compró y educó a dos niños, y los tuvo como hijos. Éstos, educados desde niños junto con Simón Mago, aprendieron todo lo relacionado con él. Porque era tan grande su amistad, que incluso concurrían con él en todas las cosas en las que quería unirse a ellos” (II 20,4).

Su testimonio no podía ser más útil para las intenciones de Pedro. Su gran enemigo quedaba al descubierto de quienes habían convivido con él y habían conocido sus estrategias y sus engaños. Los dos niños de referencia prestarán a Pedro un servicio impagable. Sus debates con el Mago ofrecían a su gran adversario cristiano el punto de apoyo necesario para refutar las bases de una doctrina plagada de malas intenciones y mezquinas actitudes dialécticas.

Puede ser útil la visión de PIERRE GEOLTRAIN, “Roman pseudo-clémentin”, en P. GEOLTRAIN y otros, Écrits apocryphes chrétiens II”, 2005.

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro





Lunes, 4 de Noviembre 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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