CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Literatura Pseudo Clementina. Análisis de los textos.
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro


Literatura Pseudo Clementina. Análisis de los textos

La Carta de Clemente a Santiago (y 7)

El final de la carta adquiere un tono de particular intimidad con Clemente, como tratando de preparar su ánimo para la misión que le va a encomendar. Se dirige a él personalmente para recordarle lo que ya le ha dejado claro: que tiene que “presidir”, y en su calidad de presidente, tiene que estar atento a las necesidades de sus fieles. Pues si cada uno tiene sus propios compromisos y pesadumbres, el “presidente” lleva también el peso que soportan los hombros de los demás.

Su trabajo es en el fondo un servicio a la comunidad, útil y necesario para la salvación. Este trabajo tendrá su recompensa cuando llegue al puerto del descanso. Su práctica de la justicia podría provocar en la comunidad reacciones de odio. Pero ese odio no le dañará desde el momento en que tiene a su favor la amistad (philía) de Dios. Por las mismas razones, debe rechazar las alabanzas originadas de una administración interesada, teniendo ante sus ojos la alabanza que procede de Cristo, como respuesta a una administración justa (16,5).

La carta da un nuevo giro para dirigir sus recomendaciones a la comunidad. Pide al conjunto de los fieles que obedezcan “al que preside la verdad”. Porque los que lo contristan, contristan a Cristo, lo que es contristar al Padre; tal actitud lleva consigo la exclusión del Reino. Lo que exigía a los cristianos san Ignacio de Antioquía cuando les recomendaba no hacer nada al margen del obispo, está en la mente y en las palabras de Clemente. Para ello, es conveniente que sean constantes en acudir a las asambleas, en las que se fomenta la comunión con el que preside, lo que ayudará a una vida de caridad mutua, al alivio de las pesadumbres del obispo y a la garantía de la salvación (17,4).

No deben esperar los fieles que los apoye el obispo en sus problemas con eventuales enemigos. La comunión con el obispo exige el acuerdo con sus posturas y doctrinas y ser también “enemigo de sus enemigos”. El que tiene comunión con los infieles a las normas del obispo, se sitúa al margen del camino que lleva a la salvación. Sería un ataque directo a la pretendida y necesaria unidad.

La carta sigue contando los detalles del nombramiento de Clemente como sucesor de Pedro. Dejo la palabra al texto de Clemente: “Tras haber pronunciado estas palabras, me impuso las manos en medio de todos y me hizo sentar, rojo de vergüenza, en su cátedra. Una vez estuve sentado, me dijo: «Te suplico ante todos los hermanos aquí presentes que, cuando me aparte de esta vida, como me está prescrito, no dudes en enviar a Santiago, el hermano del Señor, un resumen de las reflexiones que has tenido desde tu niñez, y cómo desde un principio has viajado conmigo escuchando las palabras que he proclamado en cada ciudad y viendo mis acciones. Y luego, al final, cuentes la causa de mi muerte como la anuncié de antemano. Pues esta noticia no le apenará en exceso, sabiendo que he realizado con piedad cuanto me era necesario padecer. Y obtendrá un gran consuelo cuando sepa que se le ha confiado la cátedra de la enseñanza a un varón en nada ignorante, ni desconocedor de las palabras que otorgan la vida ni de las normas de la Iglesia. Pues los discursos de un seductor destruyen las almas de los que le escuchan».

En el último capítulo de esta carta (20), explica Clemente a Santiago su propósito de cumplir las recomendaciones de Pedro acerca de sus predicaciones y el deseo de que lleguen a manos de Santiago. El mismo Clemente expone con claridad los hechos, que están en la base de toda la Literatura Pseudo Clementina, el contenido, su origen y su destino en la intención de Pedro. Éste es el final de la carta: “Yo, señor mío Santiago, tras haber dicho Pedro estas palabras, no tardé, según prometí, en cumplir lo que se me ordenó: resumir en un libro la mayor parte de sus discursos pronunciados en diversas ciudades, escritos para ti y enviados por él como un signo de aprecio. Así te los he enviado con este título: Compendio de las predicaciones de Pedro en sus peregrinaciones, efectuado por Clemente. Por lo demás comenzaré ahora a exponerlos como se me ha ordenado.

Se trata, pues, de las predicaciones de Pedro, de las que Clemente fue presunto testigo y relator. Clemente siguió a Pedro, según refiere el texto, escuchó sus predicaciones, las redactó y se las remitió a Santiago. El título señalado por Clemente es el que los editores ponen al frente de toda esta literatura.

BERNHARD REHM, el autor citado en días anteriores, tiene un segundo volumen sobre el segundo gran grupo de la Literatura Pseudo Clementina, las Recognitiones en latín: Die Pseudoklementinen. Vol. II Recognitionen, Berlín, Akademie Verlag, 1965.






Lunes, 5 de Agosto 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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