Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Los pasajes del “Fuente Q” que recoge J. Schlosser, en su estudio sobre el Dios de Jesús que estamos comentando (pp. 144-154) recoge siete textos de este Evangelio perdido que afectan a la designación por parte de Jesús a Dios como “Padre”. Son los siguientes: 1. Lc 6,35: “Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo (Mt, 5-44: “Vuestro Padre que está en los cielos”) porque él es bueno con los ingratos y los perversos” 2. Lc 6,36: “Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo” 3. Lc 10,21: “En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito”. 4. Lc 10,22: “Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.” 5. Lc 11,2: “El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino” 6. Lc 11,11-13: “¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; 12 o, si pide un huevo, le da un escorpión? 13 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!”. 7. Lc 12,29-30: “29 Así pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y no estéis inquietos. 30 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso” Recordemos que –aunque la “Fuente Q” se basa en la concordancia muy literal entre los evangelistas Mt y Lc allí donde no copian de Marcos- se suele citar el texto según el Evangelio de Lucas porque hay buenas razones para considerar que este evangelista es el que conserva el orden de “Q” más cercano al original. Del primer pasaje hay que decir que aquí es la parte de Mateo (5,44-45) la que contiene la expresión “Padre”, pero que los especialistas consideran el texto en su conjunto como original, atribuible al Jesús de la historia. Del segundo texto comentamos que los especialistas están más o meno de acuerdo en que el tenor original debía de ser: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” y que existe algún que otro paralelo lejano en el mundo judío. El más estrecho y probado es el del comentario judío a Éxodo 15,2 (“Mi fortaleza y mi canción es Yahvé. El es mi salvación.”)del Abba (“maestro espiritual”) Saúl, de hacia el 150 que decía: “Yo me pareceré a Dios; lo mismo que Él es misericordioso y compasivo, así seré yo misericordioso y compasivo”. No hay por tanto nada llamativo en esta sentencia de Jesús, que en principio no pueda adscribírsele. El tercer pasaje es adscrito también comúnmente a Jesús, aunque vaya en contra de la tendencia judía a pensar que la sabiduría de Dios (= el entendimiento de la Ley) se otorga a los que la estudian (= los sabios). Pero la sentencia de Jesús está de acuerdo con su parecer respecto a la irrupción del reino de Dios (aceptar que este Reino viene y prepararse para él es para Jesús la verdadera sabiduría) que exige ser tan sencillo y de corazón abierto como lo son los niños. La sentencia de Jesús, estrictamente entendida, no expresa de ningún modo claramente ninguna creencia en Jesús de una filiación divina real, sino tan sólo un contacto especial con ese Padre, soberano y benévolo, que le ha enviado a predicar el Reino. El cuarto pasaje –que va en el Evangelio de Lucas a continuación del anterior- tiene un sabor que parece totalmente del Evangelio de Juan (cuando Jesús habla así en él están de acuerdo los comentaristas en que tales palabras son más de la teología del evangelista acerca del Jesús espiritual y místico que del Jesús histórico) y además un tinte más propio de la gnosis que de la teología de Jesús. Schlosser opina que este dicho es un comentario “creado por la comunidad cristiana –cuyo representante es Lucas- a fin de comentar y valorar desde un punto de vista cristológico un dicho auténtico de Jesús (el anterior: Lv 11,20)”. Y luego añade: « “Este himno de júbilo (Lc 10,21: nuestro texto anterior) refleja directamente un comportamiento existencial de Jesús frente a su Dios: aun subrayando la soberanía divina, Jesús se sitúa en un plano de igualdad con Dios, en una proximidad inmediata, en un trato familiar con Él. Pero Lc 10,22, la “palabra del Revelador (celeste)”, es una reflexión teológica sobre este punto fundamental. Lo que en el himno de júbilo se presenta como reflejo directo de una actitud existencial es expresado por la comunidad postpascual bajo la forma de verdad de fe. Por decirlo de alguna manera: a partir del comportamiento filial de Jesús, la comunidad pospascual llegó a deducir legítimamente una “relación filial”… esta sentencia (no es atribuible al Jesús histórico), sino que es un producto de la fe cristiana…” » Dicho de una manera más directa: el católico Schlosser afirma que esta sentencia (Lc 10,22) no es atribuible al Jesús histórico. De un modo indirecto y como sin atreverse sigue afirmando que el evangelista dedujo legítimamente de la actitud de Jesús, expresada en el texto anterior, Lc 10,21, que Jesús tenía un sentimiento de filiación especial… Aunque aceptemos esta interpretación benévola, no puede deducirse estrictamente que el pasaje demuestre que Jesús se creía exactamente igual a Dios. De los textos 5. 6. 7. sólo hay que decir que quizá haya suficientes razones para atribuirlos al Jesús de la historia, sobre todo porque o bien expresan una petición de la plegaria del Padrenuestro que suele atribuirse al Jesús histórico, o están muy relacionado con ella (sobre todo el núm. 7, Lc 12,30). En este pasaje -y de todos modos- la designación divina como “Padre vuestro” está perfectamente justificada por el contexto. No veo razón alguna, como hacen algunos intérpretes confesionales, para ver una distinción nítida entre “mi Padre” (de Jesús) y “vuestro Padre” (de los discípulos) como si eso fuese una indicación velada de Jesús de que él se consideraba hijo de Dios de una manera superior y más perfecta que sus seguidores y discípulos… ¡y por ende divino! La exageración interpretativa me parece evidente y sesgada. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Sábado, 17 de Enero 2009
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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