CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero


Pregunta:


La pregunta que deseo hacerle llegar es la siguiente:

En base al estudio que se puede realizar de las cartas de Pablo de Tarso y cuando menciona que su evangelio le ha sido revelado a él directamente por este Cristo Celestial, tengo que entender que realmente Cristo (el Jesus Divinizado) le ha contactado en persona de alguna forma y que ha sido un evento real de contacto segun Pablo, más allá del método de contacto si espiritual, físico, etc o los textos invitan a entender que fué una manera de decir del Apostol y no requiere ser interpretado literalmente.



Respuesta:


El conjunto del pasaje que usted cita es el siguiente:

Gálatas 1, 11-12: “11 Pues os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según los hombres, 12 pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por medio de una revelación de Jesús Mesías”,

y quiere dar a entender que él, Pablo, era quizás la persona menos apropiada para ser un apóstol, pues era un perseguidor de las iglesias (en su sentido de “asambleas” de seguidores de Jesús.

Pero --sostiene Pablo-- Dios Padre escoge a quien menos se piensa: lo eligió precisamente a él y lo llamó para ser su heraldo. Por tanto, su evangelio procede de una revelación divina, no de hombre alguno. Al ser una comunicación celeste, tiene fuerza absoluta: es obra del Espíritu santo. Pablo es, además de apóstol, un visionario apocalíptico, dotado de una autoridad divina especial. Pablo está totalmente convencido de que hay que tomar al pie de la letra que fue una revelación de la divinidad, no un ensueño de su cabeza o una alucinación

Respecto al v 12. revelación de Jesús Mesías, tengo que decirle que Pablo da pocos detalles al respecto, y se supone que sería una visión como las mencionadas en 2 Cor 12,1ss. Probablemente deba entenderse (a tenor de lo que dice en este mismo pasaje de Gálatas1: “15 Pero cuando le pareció bien [a Dios] a aquel --el que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, 16 para revelar en mí a su Hijo, para que lo evangelizase entre los gentiles”) una revelación de Dios acerca de Jesús Mesías, más que una revelación de Jesús mismo. Por tanto, es Dios padre que revela sobre su Hijo.

Los Hechos de los apóstoles complementa legendariamente lo que pudo ser la revelación fundamental, ya que su autor hace que Pablo la repita tres veces en una obra relativamente breve (9,3-9; 22,6-11; 26,12-18). Le menciono solo lo sustancial:


4 Oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” 5 Y respondió: “¿Quién eres tú, Señor?” Le contestó: “Yo soy Jesús a quien tú persigues. 6 Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer”. 7 Los hombres que iban con él de camino se detuvieron mudos de espanto, oían la voz, pero no veían a nadie (9,4-7).


Y sucedió que… me rodeó de repente con su resplandor una fuerte luz del cielo. 7 Caí a tierra y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»… 9 Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz que me hablaba… llegué a Damasco (22,6-11).


Oí una voz que me decía en lengua hebrea: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Es duro para ti dar coces contra el aguijón”… Me he manifestado a ti, para constituirte servidor y testigo de las cosas que has visto y de las que te haré ver, 17 escogiéndote de entre tu pueblo y los gentiles, a los que yo te envío, 18 para que abras sus ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, y reciban el perdón de los pecados y parte de la herencia entre los santificados por la fe en mí (26,14-18).

Los tres relatos coinciden relativamente en lo esencial, pero hay una flagrante contradicción entre 9,7: Los hombres que iban con él de camino se detuvieron mudos de espanto, oían la voz, pero no veían a nadie y 22, 9: Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz que me hablaba. A parecer, eran variantes de una tradición ya legendaria.


La revelación es una llamada divina que escoge a Pablo (literalmente “lo levanta de”) para la conversión de los gentiles a Jesús Mesías, quienes recibirán el perdón de los pecados y la herencia (de Abrahán). Se trataría de una revelación general sobre Jesús. Los perseguidos tenían razón: a pesar de su muerte infamante en cruz, ¡Jesús era el mesías! En Damasco, y luego en Antioquía, Pablo debió de recibir el complemento de doctrina, de hechos y dichos de Jesús, que no conocía antes.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Sábado, 9 de Mayo 2015


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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