Notas
Escribe Antonio Piñero
Este es mi segundo comentario a libros que tratan de la masonería, libros muy claros y didácticamente elaborados por Javier Alvarado Planas, actualmente catedrático en la UNED. Javier Alvarado es doctor en derecho y doctor en ciencias documentales. Sus dos ámbitos de trabajo le califican positivamente para ostentar la cátedra de “Historia de las instituciones” en Madrid. Realmente para los que siempre hemos sentido curiosidad por los masones y la masonería, y hemos barruntado que hay muchísimos bulos y torcidas interpretaciones sobre ellos, son muy bienvenidos los contenidos breves y tan informativos sobre este tema. Además, el libro es el producto condensado de trabajos anteriores del autor: una decena larga de artículos previos desde el 2012 al 2018: unos años suficientes de sedimentación de ideas; creo que el lector agradece al autor la ponderación que supone tal tiempo de elaboración. Su ficha completa es la siguiente: “Apercepciones sobre la iniciación masónica”, coeditado por Ignitus, Masónica y Sanz y Torres, Madrid 2019. ISBN 978-94-17765-92-7 (Sanz y Torres). La editorial Masónica tiene otro ISBN (978-84-17732-58-5), pero el libro es igual. 21x13 cms, 279 pp. El resumen que hago a continuación es propio del autor, aunque lo expando un poco: Este libro explica los orígenes de la masonería, sus principales características como hermandad iniciática específicamente occidental; aclara qué influencias han configurado el simbolismo que emplea la masonería. El libro aborda también y de modo especial el carácter iniciático de la masonería explicándolo a partir de un concepto tradicional y antropológico de lo que es una “iniciación”. Esta transmite en primer lugar una enseñanza interna y esotérica (es decir, solo para los que pertenecen al grupo): 2. Un rito de recepción del nuevo miembro en el grupo que el autor describe paso a paso, y en concreto –3.– cómo se configura esta iniciación con símbolos verbales, gestuales y visuales, es decir se aclara el contenido profundo de esos símbolos. El grado de exaltación a «maestro masón» recibe una atención particular explicando sus orígenes y también su simbolismo propio. “Como el simbolismo de la masonería puede ser complicado para los ajenos, y ha ocasionado críticas, censuras, e incluso maledicencias, de todo tipo, el autor exponen y sopesa las acusaciones fundadas e infundadas vertidas contra la masonería”. Como se ve, materia muy interesante para salir de dudas y no hablar por hablar en un tema que la genta comenta la mayoría de las veces de oídas. Y ciertamente he salido de dudas al leerlo. Entre lo que más me ha atraído y gustado señalo lo siguiente: El capítulo I sobre los orígenes de la masonería (la antigua, medieval, y la moderna, fundada por las “Constituciones de la masonería”, elaboradas por James Anderson en 1723), que contiene una cuestión más que sugestiva: “¿Qué NO es la masonería?”. Al igual que la teología negativa ayuda a precisar cuál es la idea de Dios, del mismo modo este método negativo es válido para saber que SÍ es la masonería. Este tema se aborda en el capítulo II, también muy interesante: explicación de por qué la masonería es una fraternidad creyente y en qué cree. Sigue luego la aclaración del influjo de la Biblia en las ideas de los masones, pero no solo sino también de la Cábala, el hermetismo, la alquimia, la mitología simbólica de la religión egipcia. Alvarado explica también qué es la iniciación: su período de preparación; las enseñanzas que transmite, y –con todo detalle– los ritos que deben ejecutarse, más las indicaciones para la vida diaria subsiguiente que, naturalmente no puede ser la misma que antes de la iniciación. El capítulo III, que describe la ceremonia de exaltación al grado de maestro masón, es lógicamente sin duda la continuación del anterior, pero estimo que el lector apresurado puede dejarlo para el final del capítulo siguiente y pasar al capítulo IV para tener una idea más clara de lo básico. En efecto, el capítulo IV describe una “tenida masónica” con buen detalle. Gracias a esta descripción el lector menos iniciado en el conocimiento masónico puede completar su idea general de lo que es la masonería. Así, describe Alvarado la disposición del recinto de la tenida; quiénes deben asistir; cuáles son los días de la reunión, cómo se dispuso el orden del día en una sesión anterior y cómo debe disponerse la siguiente y la clausura de los trabajos. Hay aquí, en estecapítulo, una suerte de apéndice en la que el autor muestra cómo ilustres masones, como Mozart, Goethe, Sibelius, Alberto Lista, Rubén Darío, Joseph Rudyard Kipling. Finalmente concluye este capítulo con algunas notas sobre el ágape fraterno final. No se pierde de ningún modo el interés con el capítulo V (y último) que describe lo que para el autor son “luces y sombras” de la masonería. Aparte de un breve repaso sobre cómo la masonería moderna contribuyó al fenómeno de la Ilustración, se trata con detención suficiente A. Las acusaciones infundadas contra la masonería: a) La consideración como una asociación ultrasecreta, y por tanto con fines perniciosos; b) la adoración del Gran Arquitecto como si este fuera el dios (exclusivo) de los masones; c) Conspiraciones inexistentes contra la Iglesia católica; d) Alentar el contubernio judío-comunista-masónico con fines satánicos; e) Fomentar el relativismo, indiferentismo y ante todo el sincretismo religioso. B. Las acusaciones que Alvarado cree fundamentadas contra la masonería, y su debida aclaración. Con ello se cierra el libro. Así, a) El inhumano juramento masónico, porque postulaba atroces castigos, verdaderamente inhumanos, a los que incumplieran el precepto del silencio / mantenimiento de los secretos; b) la venganza “hiramita” y templaria. La primera se refiere al asesinato del (legendario) maestro de obra del templo de Salomón (también legendario), 1 Reyes, 7,13.40 (la cita correcta es esta), denominado H/Jiram Abí (citado también en 2 Crónicas 2,13, que fue asesinado), pero resucitó después. El juramento según la leyenda masónica era la peripecia de buscar a los asesinos y degollarlos. Analógicamente, el cuarto grado de maestro masón moderno (el noveno del antiguo rito) si fallaba en el cometido propio de su grado, o traicionaba el secreto, se exponía voluntariamente a la venganza más cruel, que podría incluir el cortarle la lengua. Por otra parte, la “venganza templaria” consistía en jurar odio eterno a los caballeros de la Orden de san Juan, o de Malta, lo cual podría llegar hasta el asesinato, o inducirlo al menos. c) La aceptación de la leyenda masónica de que los masones participaron en las cruzadas medievales contra el islam, lo que podría derivar para seguir una tradición de defensa delo propio en actos malévolos y personales contra los musulmanes contemporáneos. d) El deísmo de los altos grados dentro de la masonería. Aquí disiento del autor, porque la tradición de rendir adoración al Gran Arquitecto del universo –propia de la fraternidad– es más una tendencia deísta racional que otra cosa, y convencida de que la razón puede llegar a afirmar, por lo menos, la existencia en el universo una Razón Universal, no personal, que explique el orden del mundo. Por tanto, no creo que sea un error defenderlo, y si se ataca a los masones por eso, creo equivocado el ataque, porque todas las religiones reveladas tienen mil y un problemas de historicidad, empezando por el concepto de la revelación misma. e) Tampoco entro a valorar la acusación de gnosticismo contra los masones, o defensa de una gnosis o religión perenne (no una filosofía, que solo se ocupa de asuntos de “de tejas abajo”), universal basada en una revelación inmanente al ser humano, la cual le ayuda a encontrar una suerte de verdadero yo, que no tiene su patria en este mundo, sino en el ámbito del más allá. No me meto en esto. Solo aceptaría, con Alvarado, que la acusación podría ser justa en cuanto que “no se puede discutir de religión” porque va contra la neutralidad religiosa” de l fraternidad. f) Y, por último, el justo ataque –según nuestro autor a la politización de los que ostentaban los más altos grados dentro de la masonería. Alvarado concluye su crítica en este apartado final del modo siguiente: “La enseñanza ocultista, rosacruz, hermetista, moral o religiosa del conspicuo rito masónico escocés, antiguo y aceptado, desaparecía con la politización para hacer paso a una visión juridicial de la política, en virtud de la cual las enseñanza iniciáticas se convertían en un manual mediocre de derecho político, que por eso mismo incumplía estrepitosamente la directriz de no debatir cuestiones políticas en la logia”. La conclusiones del libro son muy razonables, pero ni quiero destriparlas. En conjunto, ya puede ver el lector que el libro que presento es sumamente instructivo, breve, fácil de leer. Tenemos ya en nuestras manos –como indicaba más arriba– la herramienta para no hablar a tontas y locas sobre la masonería, sino con conocimiento de causa. Enhorabuena al autor, muy sincera, y naturalmente también a las editoriales. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Viernes, 7 de Febrero 2020
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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