CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero



Hoy escribe Antonio Piñero


Después de la unción de Jesús en Betania (Mc 14,3-9 y paralelos) y la mención de la traición de Judas (Mc 14,10-11 y paralelos) tanto los evangelios sinópticos como el de Juan hablan de la Última Cena de Jesús, pero la presentan con luces totalmente distintas. La institución de la Eucaristía aparece en Marcos, a quien siguen Mateo y Lucas, pero está del todo ausente en Juan, el cual a su vez tiene temas eucarísticos claros en su capítulo 6…

Por otro lado, el primer relato cronológicamente de la institución aparece en 1 Cor 11, 23-30, pero en el cristianismo primitivo de los Hechos de los apóstoles y en otros escritos cristianos, como la Didaché o Doctrina de los Doce Apóstoles (compuesto hacia el 110; la misma fecha de las cartas de Ignacio de Antioquía) la eucaristía no parece desempeñar papel alguno.

Para ayudar a desentrañar un tanto este enigma, veamos los textos en su secuencia cronológica:

1.

Pablo de Tarso escribe entre el 54-58 d.C. su primera Carta a los corintios (Corintios A). En 11, 23-27 leemos:


“Porque yo recibí del Señor lo que os transmití a vosotros: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía».

Después de ce¬nar, hizo igual con la copa, diciendo: «Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía».

Pues de hecho, cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa, proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva. Por consiguiente, el que come del pan o bebe de la copa del Señor indignamente tendrá que responder del cuerpo y de la sangre del Señor”.


A este texto hay que añadir 1 Cor 10, 16-21


16 La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? 17 Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan […] 21 No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.

2.

Mc 14, 22-26 (hacia el 71 d.C.):

“Mientras estaban comiendo cogió un pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo: ‘Tomad, esto es mi cuerpo’. Y, tomando una copa, pronunció una acción de gra¬cias, se la pasó y todos bebieron de ella. Y les dijo: ‘Esta es la sangre de mi alianza, que se derrama por muchos.

Os aseguro que ya no beberé más del producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo en el reino de Dios’. Y después de cantar salieron para el Monte de los Olivos”.

3.

El texto de Lc 22, 15-20 (unos diez o quince años después de Marcos) tiene de notable que presenta dos versiones, un texto largo y otro más breve.

He aquí el Texto breve tal como aparece en un manuscrito muy importante del Nuevo Testamento, llamado Códice Beza, y en las antiguas versiones ítala y siríaca del mismo Nuevo Testamento:


“Cuando llegó la hora, se recostó Jesús a la mesa y los apóstoles con él. Y les dijo: ‘¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes de mi pasión! Porque os digo que no la volveré a comer hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios. Y tomando una copa pronunció la acción de gracias y dijo: ‘Tomad, repartidla entre vosotros; porque os digo que desde ahora no beberé más del producto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios. Y tomando un pan pronunció una acción de gracias, lo partió y se lo dio a ellos diciendo: Esto es mi cuerpo”.


El texto largo –de la mayoría de los manuscritos- añade los vv. 19b y 20:


“Que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía. Después de cenar hizo igual con la copa diciendo: ‘Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros’”.

4.

Los Hechos de los apóstoles (de la misma época que el evangelio, del que constituye la segunda parte) mencionan la “fracción del pan” en diversos pasajes: 2,42.46; 20,7.11; 27,35. El más interesante es 2,46:

“Diariamente acudían unánimemente al Templo, partían el pan en las casas y tomaban su alimento con alegría y sencillez de corazón”.

El resto de los pasajes dice exactamente lo mismo, “partir el pan”, sin ninguna mención a lo que hoy entendemos por eucaristía con su referencia al cuerpo y sangre de Cristo. Así:

2,42: “Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión [reuniones en común], a la fracción del pan y a las oraciones.”

20,7.11: “El primer día de la semana [es decir, el domingo; los primeros cristianos iban el sábado a la sinagoga y el domingo celebraban sus reuniones particulares], estando nosotros reunidos para la fracción del pan…”; “Subió luego [Pablo]; partió el pan y comió; después platicó largo tiempo, hasta el amanecer. Entonces se marchó”.

27,35: “Diciendo esto, tomó [Pablo] pan, dio gracias a Dios en presencia de todos, lo partió y se puso a comer.”


5.

La Didaché o “Doctrina de los Doce apóstoles”, un documento judeocristiano muy antiguo, del 110 aproximadamente -anterior incluso a la Segunda Epístola de Pedro (compuesta hacia el 120)- y que a punto estuvo de entrar en el canon de Escrituras sagradas del Nuevo Testamento, menciona una liturgia judeocristiana primitiva, que se llamaba “eucaristía”, en los capítulos 9 y 10. Eucaristía es un vocablo ciertamente griego, pero usado por los judíos de lengua griega para expresar “una oración de acción de gracias”

Es una ceremonia parecidísima a una comida comunal judía en un día festivo, un sábado por ejemplo, denominada qiddush, que consta en primer lugar de una bendición sobre el vino, como paso previo y anterior a la comida propiamente dicha, y de una bendición sobre el pan (en hebreo “pan” significa a veces todo tipo de alimento, comida en general), que es el inicio de la comida propiamente tal.

En el texto de la Didaché sobre esta “eucaristía” hay oraciones de acción de gracias a Dios, hay plegarias por la Iglesia y se expresa el anhelo cristiano común en esos momentos de que se acabe el mundo cuanto antes y que venga el Señor Jesús. No hay mención alguna a la sangre y cuerpo de Jesús, ni a “comunión” alguna, tal como entendemos nosotros la eucaristía después de leer a Pablo y el relato evangélico de su institución en una tradición continua que sigue hasta hoy día.

He aquí el texto:

“Respecto a la acción de gracias (= “eucaristía”), daréis gracias de la siguiente manera: primeramente sobre el cáliz: ‘Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa viña de David tu siervo, la que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo, a ti sea la gloria por los siglos’.

“Luego sobre el fragmento (de pan): ‘Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos manifestaste por medio de Jesús tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos.

Oración por la Iglesia:

“Como este pan estaba disperso sobre los montes, y reunido se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu Reino. Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo eternamente.

“Que nadie, empero, coma ni beba de vuestra acción de gracias (“eucaristía”), sino los bautizados en el nombre del Señor, pues acerca de ello dijo el Señor: No deis lo santo a los perros.

“Después de saciaros (de comer) daréis gracias así: ‘Te damos gracias, Padre Santo por tu santo nombre […] Tu, Señor omnipotente, creaste todas las cosas por tu nombre, y diste a los hombres comida y bebida para su disfrute. Mas a nosotros nos hiciste gracia de comida y bebida espiritual y de vida eterna por tu siervo (Jesús) […]

“Acuérdate, Señor, de tu iglesia para librarla de todo mal, y hacerla perfecta en tu amor, y reúnela de los cuatro vientos, santificada en tu Reino, que has preparado. Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos”.


Hay que reflexionar sobre estos textos, pues los muy importantes pasajes de Hechos de los apóstoles y de la Didaché o Doctrina de los Doce apóstoles no parecen tener la menor idea de una eucaristía tal como nosotros la entendemos hoy.

En las notas que siguen vamos a referirnos en todo momento a los pasajes de estos 5 bloques. Pienso si no sería bueno que los lectores los imprimieran por su cuenta y los tuvieran siempre delante de sus ojos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

……

En el otro blog, “El blog de Antonio Piñero”, el tema tratado es:

“Andrés de Betsaida en la literatura apócrifa”

De nuevo saludos.





Lunes, 30 de Noviembre 2009


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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