CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
’Ilu, Revista de ciencias de las religiones (II) (166-02)

Hoy escribe Antonio Piñero


Hoy, siguiendo la línea de ayer, sigo comentando algunos artículos del número 15 de la revista, ’Iu. “Los ciclos cósmicos y la imagen del continuo renacer en los Vedas”, es el tema del trabajo de Madayo Kahle, doctorando ya avanzado de la Complutense.

Su artículo estudia los ciclos de la naturaleza han marcado profundamente tanto la cosmovisión reflejada en los himnos védicos como el desarrollo del ritualismo brahmánico. Es decir, el “comportamiento” cíclico del sol, la luna, la aurora, el cambio de la luz a las tinieblas cada día, los meses y las estaciones del año, el tiempo divinizado.

En esos ciclos cósmicos interviene el ser humano, que desempeña su función en el mantenimiento del cosmos y de una bebida ritual, llamada Soma. En realidad este Soma es una divinidad, pero que se concreta de algún modo en un bebedizo que representa todas las cualidades del agua, del fuego y de la fuerza vital del aire. La vida, afirma Kahle, se mantiene gracias al intercambio de hombres y dioses. Este intercambio se fundamenta en la fuerza mágica del ritual que se plasma en los ritos [¡Ojo! Casi nadie distingue ya entre lo que es el “ritual”, las rúbricas o modos de proceder y actuar, y los “ritos” que ejecutan ese ritual teórico; en inglés se perdió prácticamente la diferencia entre los dos vocablos, y por influencia de este idioma está ocurriendo lo mismo en español]

Siguiendo un progresivo proceso de abstracción, el hombre asocia cada vez más su destino a estos ciclos cósmicos lo que conduce a la doctrina de la transmigración de las almas. Todo lo que expone Kahle se ilustra con textos védicos, transcritos y primorosamente traducidos.

Hay otros artículos interesantes en este número, como son los de Daniel Muñoz Garrido, sobre “La creación del mundo en el arte medieval: la Sinagoga del Tránsito” (de Toledo). En el trabajo se estudia la enorme importancia del relato de la creación del mundo (Gn 1-2) para judíos cristianos y musulmanes y cómo se refleja en el arte. Luego, concentrándose en la sinagoga toledana, el artículo desvela cómo hay toda una reinterpretación de Gn 1 por medio de una representación no figurativa y simbólica de este capítulo.

Josefina Pimentel estudia “La conciencia psicológica en la enseñanza y la práctica espiritual y religiosa”. Su objetivo es explorar –por medio de las respuestas de una serie de personas entrevistadas- los elementos psicológicos derivados de la enseñanza y la práctica de la religión. La autora se muestra muy partidaria de la creación de institutos de investigación para el estudio de la conciencia, la espiritualidad y la religión, desde una visión sistemática, pues ayudará en extremo a comprender fenómenos que son vitales en nuestra sociedad, a pesar del aparente materialismo.

Luis Vivanco trata de “La noción de ‘velo de los sentidos1 en el primer libro de la Introducción a la Historia universal de Ibn Jaldun”. En las partes de esta obra Ibn Jaldun trata de las percepciones de carácter sobrenatural que poseen ciertos individuos. Respecto a ellos, es necesario considerar que la sensibilidad, elemento básico de la percepción humana, es en realidad un obstáculo para la percepción de las realidades sobrenaturales, pues éstas no se alcanzan por los medios usuales del conocimiento, sino por los que el autor árabe piensa que son revelaciones particulares del mundo angélico(por ejemplo, la del arcángel Gabriel a Mahoma, el Corán, recibida en estado de éxtasis, es decir, de pérdida de las cualidades normales de la percepción humana).

Todo este tema ha sido tratado ya en el mundo griego desde Platón, con su teoría de la inspiración poética y mántica (profética) que supone una alienación esencial del hombre. Si no está poseído por la “manía” o locura divina el hombre no puede ponerse en contacto con la divinidad.

Igualmente el pensador judío del siglo I, Filón, profundamente influido por Platón, opina de igual modo: “es imposible que lo mortal cohabite con lo inmortal”. Si se produce un estado de revelación hacia el ser humano, el “medium” de esa revelación, el profeta, su mente y su capacidad de expresión, han de salir necesariamente del ámbito humano: caerá en un estado de éxtasis o de pérdida de los sentidos.

Pero una vez recibida la revelación, según Filón las capacidades intelectuales del ser humano sirven de maravilla –como saben los que siguieron la miniserie sobre el pensamiento de Filón- para conocer la realidad humana, lo esencial de la naturaleza divina y de sus obras y el camino de la salvación.

Si existe o no culto a la madre en el budismo (no diosa madre, sino la progenitora, Maya, del personaje central en el budismo, el Buda histórico) es el eje de la siguiente investigación firmada por Thanit Kaewsom y J. M. Prieto Zamora. Partiendo de los cultos populares a las madres en religiones por nosotros conocidas, como Isis, la Virgen María y la diosa Durga en el hinduismo, se investiga si existe un culto verdadero a Maya en el budismo.

La respuesta es negativa. A Maya, como madre de Buda, se rinde una cierta veneración, por su función generativa, porque su cuerpo fue como un templo donde se formó el Buda, y como mujer altamente virtuosa. Pero no hay culto estricto a ella como madre del “iluminador”. Otras dos figuras femeninas o andróginas, míticas del budismo como son Guanyin y Tara, que no son realmente madres de nadie, sino bodhisattvas (a continuación explico el significado de este término), sí se les rinde culto en el budismo, hasta hoy día.

¿Por qué? Porque los bodhisattvas son ejemplo, convertidos en mitos, de aquel que pudiendo alcanzar la iluminación final (convirtiéndose en Buda perfecto) renuncian a ello por compasión hacia sus hermanos mortales y ayudarles a alcanzar la iluminación. Con su vida, enseñanzas y ejemplos ayudarán a los humanos a alcanzar la iluminación.

En el budismo mahayana, el bodhisattva Guanyin promete que no se convertirá en Buda hasta que todos los seres humanos se hayan “salvado”, es decir, hayan llegado a la perfecta iluminación. Tanto Guanyin, que en principio era varón, como Tara, el bodhisattva femenino del budismo tibetano (también en el mahayana y el vajrayana) desde el principio reciben aún hoy día culto como madres divinas o madres protectoras o madres cósmicas.

El último trabajo, de este número muy interesante de ’Ilu es una recopilación bibliográfica sobre “Biblia, mujeres y feminismo. II Parte: El Nuevo Testamento y e cristianismo primitivo”. La autora, Mercedes Navarro Puerto, que no ha pretendido la exhaustividad porque es prácticamente imposible, no ha recogido las obras de José Ramón Esquinas, Jesús de Nazaret y su relación con la mujer. Una aproximación desde el estudio de género a partir de los evangelios sinópticos. Editorial “Academia del Hispanismo”, Vigo, 2007, ni la mía propia, Jesús y las mujeres, de 2009, Editorial Aguilar, Madrid, a pesar de su difusión (quizás ambas publicadas en editoriales de las que no se esperaba este tipo de obras, sino de otro estilo). La autora ha prometido un suplemento.

Mañana concluiremos con la reseña del importante articulo de F. Bermejo sobre Jesús y Juan Bautista, aunque pienso que probablemente nos llevará más de una postal.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com


Miércoles, 24 de Noviembre 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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