NotasHoy escribe Antonio Piñero Me permito copiar aquí, a modo de excepción, mi respuesta a la pregunta de un lector personalmente desconocido (me escriben varios, todos los días, tanto a mi correo electrónico privado como al que uso para el blog) porque no es la primera vez que me lo preguntan, y considero que, si no la repito aquí, mi respuesta pasará desapercibida para los que no lean los comentarios a la nota anterior): La pregunta era la siguiente, respetando su ortografía y sintaxis: « Cúal es su postura profesor, y argumento, sobre el por qué del "triunfo" e influencia doctrinal de Jesús respecto a los demás personajes mesiánicos? -- Cuáles y por qué son los aspectos que Usted valora que hicieron "funcionar" y quedar para la posteridad las doctrinas y enseñanzas de Jesús? (incluyo ya la influencia Paulina y la misión de los apóstoles en los futuros adeptos, ya dando por sentado que estos actuaron y fueron arraigadamente influenciados directamente por la actividad de Jesús, -excepto Pablo que fue por revelación, pero suponiéndola cierta, igualmente viene de Jesús) Espero dejar mi cuestión bien aclarada. Saludos cordiales. » Mi respuesta es la siguiente: Estimado lector: He expuesto largamente mi respuesta a sus pregunta sobre todo en dos libros, que puede Usted conseguir fácilmente vía postal, vía electrónica, por correo, o por Amazon: • Guía para entender el Nuevo Testamento (3ªed. 2008), Editorial Trotta, Madrid. • Cristianismos derrotados. Editorial Edaf, Madrid 2007. Aparte le recomendaría el libro de Rodney Stark, La expansión del cristianismo (traducción de A. Piñero), Editorial Trotta, Madrid, 2009, en especial el último capítulo sobre los aspectos doctrinales del cristianismo/Jesús y su influencia en la aceptación de la nueva fe. También he respondido a lo largo de la andadura de este blog, desde hace más de un año. De todos modos, le respondo sintéticamente: • La persona y doctrina de Jesús. Jesús fue un “mesianista” muy diferente a los demás, con gran poder de atracción de masas, y con gran profundidad en su interpretación de la Ley. Tiene doctrinas muy bellas, sobre todo cuando son transmitidas, haciendo resaltar más su aspecto de ética humanista, universal, y difuminado sus aspectos más estrictamente judíos. • Se creyó que Jesús había resucitado, como caso único, antes de la resurrección universal de los justos, con las inmensas implicaciones que ese "hecho" conlleva, dentro de una tradición judía de hombres santos, colaboradores con Dios en la empresa de la salvación de Israel..., y del género humano, según sus seguidores. • Jesús tuvo la suerte de tener como discípulo a Pablo de Tarso. Su intervención en la interpretación de Jesús y su traducción a un lenguaje propio y adaptado a las "masas" del Imperio que deseaban ardientemente la salvación, fue absolutamente decisivo (Guía). • Pablo tuvo la suerte de tener discípulos, que rearreglaron su pensamiento e hicieron una asociación religiosa fuerte y absolutamente efectiva (Cristianismos derrotados). • Hubo claramente el cristianismo primitivo un proceso de divinización de Jesús. Partiendo de la figura sublimada de un rabino carismático y de gran potencia de arrastre de masas se llega a un hombre-Dios. Es proceso parece imposible que llegue a su plenitud desde presupuestos puramente judíos. Es cierto que el judaísmo apocalíptico de los siglo I a.C. y I d.C. hubo claros momentos en los que se consideró que el mesías pertenecía de algún modo al ámbito de lo divino…, pero jamás se llegó a una divinización plena, ni mucho menos. Es muy probable que el primer judeocristianismo llegara a lo máximo que podía permitir su judaísmo esencial: colocar aún más firmemente a Jesús “al lado del Padre, sentado a su derecha”, lo que significa una suerte de apoteosis en grado menor. Pero el paso hacia una plena divinización sólo puedo darse en otro ambiente: este proceso es típico de la religión grecorromana antigua. Y aquí interviene la figura de Pablo de Tarso. En ámbitos paulinos, en lucha espiritual con los adeptos de las religiones de misterio, fue donde se dio ese paso. Jesús fue asimilado a otras figuras semimesiánicas o proféticas judías que estaban “al lado de Dios” como Elías, Henoc o Melquisedec. Luego continuó probablemente por la adscripción a Jesús del título de “mesías”, que pudo atribuirse al final de su existencia terrenal, desde toda la eternidad, como concepto, y de ahí se pasó a pensar, lentamente, que el portador de esa cualidad había de ser de algún modo también divino…, y luego finalmente como prexistente de algún modo. Todo este proceso de divinización de su figura se dio, en lo sustancial, relativamente rápido. Opino que Pablo lo dio ya en su núcleo principal. El proceso en sí es oscuro… y difícil de reconstruir por falta de textos claros, y ello se percibe en que el Nuevo Testamento sólo llama Dios a Jesús claramente en 7 pasajes de todo del corpus (de unas 1350 apariciones del nombre de Dios). Llegar a un concepto claro y pleno de la divinidad de Jesús costó siglos, pero lo esencial se había hecho ya –creo que siguiendo modelos griegos de pensamiento- a finales del siglo I donde aparece el Evangelio de Juan que proclama a Jesús Verbo de Dios claramente en el Prólogo de su evangelio. • Por último: el libro de Rodney Stark, breve y de fácil lectura, indica claramente qué circunstancias sociológicas e históricas se dieron para que el cristianismo, a pesar de todo lo que exigía, se presentara como una religión apetecible que ofrecía mucho. Entre ellos se ha señalado el efecto de protección del grupo, la práctica de una cierta “seguridad social” dentro del grupo, que hacía que los miembros más débiles no se encontraran desamparado. Es posible que me anime a dar una versión en el blog de una conferencia, que levantó gran polvareda, del por qué del triunfo de Pablo traducido a términos sociológicos y de leyes del "mercado" (religioso)( puestas de relieve; han existido siempre) por la sociología moderna. Saludos cordiales de Antonio Piñero www.antoniopinero.com
Sábado, 28 de Agosto 2010
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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