Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
El libro que presento esta semana es un tanto atípico, puesto que no se presta a un comentario y a una crítica usual, a la que estamos acostumbrados en este blog, sino que es un ensayo ameno y divertido, variadísimo, de fácil lectura, lleno de anécdotas y de datos biográficos de múltiples personalidades judías, muy ilustrativo por la multitud de datos e ideas que aporta, y al que poco se puede criticar, salvo que uno piense que se podía haber hecho de otra manera ("Tantas cabezas cuantas opiniones") En verdad más que un libro de tesis, es un volumen de explicaciones y de aclaraciones de por qué las cosas son como son, o fueron, con lo judíos de ayer y de hoy. Su ficha: José Ramón Ayaso, Dos mil años de historia del pueblo judío. Ediciones “El Almendro”, Córdoba 2010, 237 pp. Con glosario de términos en hebreo y yiddish empleados en el texto. ISBN: 978-84-8005-153-8. Falta un índice de personajes y de autores citados Parte del interés de este libro radica en que su autor no es judío y en que escribe desde fuera sin ánimo apologético, aunque ciertamente los mira con simpatía. En unos momentos en los que el ensayo está de capa caída en el mundo editorial (el 80%, creo, de lo que se vende y lee –-sólo entre el 5% y el 10% de lo que se compra— es novela intrascendente), me alegro de haberme topado con este libro-mini enciclopedia ya que me ha aclarado algunos conceptos que tenía oscuros sobre el judaísmo, sobre todo medieval y moderno y, precisamente porque casi nunca, yo al menos, se tiene tiempo para leer en profundidad aquello que escapa un tanto del marco ideológico, o temporal, de lo que uno cree que es su “especialización” (aunque yo, por ejemplo, soy “especialista” en nada). Ayaso, como historiador no judío, ofrece, pues, una mirada crítica pero a la vez respetuosa del pasado judío. El recorrido es muy rápido en ocasiones por esos dos mil años, y es un repaso no de hechos, sino de temas; el judío es un pueblo increíble y admirable desde diversos puntos de vista que ofrece mucha materia para pensar. Piénsese sólo en un dato: si no me equivoco, y corríjame algún lector que tenga datos fiables, la mitad de los premios Nobel en todas las disciplinas son judíos o tienen ascendencia muy directa judía. Diría, con el autor del libro que presentamos, que la estructura de su obra más que de "historia" es como una reflexión sobre la vida y la identidad judías, sobre todo en la Diáspora, desde la fecha, convertida en mítica, del 70 d.C. --cuando el hijo del emperador Vespasiano, Tito, acabó a medias con el sueño mesiánico judío tan enormemente vigente en todo el siglo I d.C.-- hasta hoy día. Tras definir cómo entienden los judíos el término “diáspora” (hebreo galut; también "exilio") el capítulo 1 describe cómo conciben los propios judíos el judaísmo de la Diáspora, devenido una realidad forzosa de siglos, a saber, vivir como divididos entre dos mundos: el propio, el del pueblo elegido, y el de los gentiles. A veces este vivir se convierte en mera subsistencia por lo que –como el hambre aguza el ingenio- el pueblo judío ha desarrollado un espíritu pionero, aventurero e innovador. También es una característica autodefinida el “dormir siempre con las maletas hechas”. Es una gran verdad. Personalmente conozco el caso --¿o la leyenda?-- de un empresario judío moderno, que vive en Israel, un hombre bastante rico, que mantiene en perfectas condiciones de uso tres barcos deportivos, con tripulación, que circulan discretamente por diversos puertos del mundo, en el Mediterráneo y allende, de modo que en el primer instante en el que “la cosa se ponga fea” en Israel, sale volando del país en helicóptero, y se refugia en uno de sus barcos, cuya localización se mantiene secreta y que están constantemente en movimiento. En la introducción y en este primer capítulo me parece muy interesante para la historia de la literatura sefardí, en hebreo o en árabe, el elenco de obras producidas por autores judíos, de ascendencia española, escritas como descripción triste de esa Diáspora. Menciono la obra del granadino Moseh ibn Ezra, “Libro de la disertación y del recuerdo”, en el que defiende la tesis de la superioridad (intelectual y cultural) de la diáspora judía en el al-Andalus mususlmán, y el “Valle del llanto” de Yosef ha Kohen, natural de Huete, escrita en Génova en el siglo XVI, y “La Vara de Judá” (Séfer Shebet Yehudah) de Shlomo ben Verga, escrita en el exilio (respecto a Sefarad) del Imperio Otomano. Para nosotros, en este Blog, es también interesante el recuero por parte de J. R. Ayaso de la obra de Yosef ben Matatías, más conocido como Tito Flavio Josefo, que es la base para la descripción del final del Templo en el 70 d.C., y del mito sustentador del concepto de la Diáspora en época moderna, pero que ¡fue prácticamente desconocida para los judíos hasta bien entrada la Edad Media! Para los cristianos, por el contrario, que vieron en la destrucción de Jerusalén y la diáspora subsiguiente (aunque Flavio Josefo no habla de la deportación en masa de judíos) el castigo divino al pueblo “deicida” (el que había matado al hombre y Dios Jesús) fue como un “quinto evangelio” (Pierre Vidal Naquet), que había de conservarse como oro en paño. El capítulo 2 “Diáspora en el judaísmo moderno” me parece muy interesante porque --entre otras cosas-- cuenta la historia insólita del último gran mesías (ha habido muchos más; el último es Moses Schneersohn, de la secta Lubavitsch) del judaísmo Shabattay Zvi, nacido en Esmirna en 1626 y muerto en Albania en 1676…¡convertido al islam! Increíble historia la de este individuo. También nos enteramos de cómo es el "hasidismo" moderno (hasid o jasid “piadoso”: un raro movimiento popular antierudito, antiascético y muy alegre y terreno, que aboga primero por la redención de la “carne y de la sangre” y luego la del espíritu). Su fundador fue Israel Ben Eliézer, a principios del siglo XVIII = Baal Shem Tov = “El Señor del buen nombre” = Yahvé), y qué es la haskalá (la Ilustración judía) que nace por la misma época y que es el primer intento serio de integrar al judaísmo en la sociedad centroeuropea sobre todo. Su figura principal fue Moisés Mendelssohn, (creo que se conoce más a su pariente Félix Mendelssohn-Bartoldy, odiado por Hitler, compositor al que adoro y del que me sé de memoria una buena serie de sus composiciones). El capítulo ilustra también sobre la formación y definición de las tres ramas del judaísmo moderno: • El reformado (liberal o progresista) = que casi hace del judaísmo un humanismo • El ortodoxo o neotestamentario ortodoxo, que mantiene la vida tradicional basad en la Ley…, poco amigo del sionismo y etrno protestón en el Israel actual • El judaísmo "conservador", de nombre despistante, pues es menos conservador de lo que parece y que que está en medio de los dos anteriores. Por último, en este capítulo 2, la interesante pregunta “¿Dónde estaba Dios en Auschwitz? (Primo Levi y Simon Wiesenthal…) trata de este vidrioso tema con alusión a la obra de muchos judíos contemporáneos. El próximo día continuamos con los dos capítulos que restan de este interesante libro de J. R. Ayaso. Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Martes, 10 de Mayo 2011
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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