Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Hemos concluido, por ahora, con una de las subpartes significativas de nuestros dos grandes temas que ocupan este blog de “Cristianismo e historia” a saber, (A.) el proceso que llevó a la divinización de Jesús y (B.) la exposición didáctica, a modo de “guía”, del mundo ideológico de Pablo de Tarso. Recordemos que la subparte a la que me refiero era la pregunta si la mesianidad de Jesús -tanto a los ojos de él mismo como a los de los discípulos- implicaba necesariamente o no la divinidad de Jesús. Y hemos respondido negativamente: • Ni el mesianismo de Jesús implicaba nada de divinización, pues era una concepción mesiánica judía, aunque con matices personales; • Ni mucho menos los discípulos directos de Jesús veían en el mesianismo del Maestro indicio alguno de una divinidad real y óntica. A partir de esta nota, cambiamos de tema y nos dirigimos de nuevo al mundo de Pablo de Tarso, y seguiremos siendo fieles a nuestro sistema: primero comprender, luego interpretar y emitir juicios. Y para comprender debemos dirigir nuestra mirada –en primer lugar- a lo que escribió Pablo de sí mismo, de su misión y de su visión acerca de la figura y misión de Jesús. Luego, con el tiempo, analizaremos qué dice de Pablo la otra fuente de la que sobre él disponemos, los Hechos de los apóstoles, que es muy peculiar, y que entiende a Pablo de una manera muy diferente, pero que debe tenerse muy en cuenta, sencillamente porque no hay otra. A partir de esta nota -y una vez que hemos leído las cartas paulinas auténticas 1 Tesalonicenses, Gálatas y Filipenses (de la que dijimos que quizás fueran dos cartas unidas por un editor, pero que el estado actual de fusión en una epístola no estorbaba mucho para la comprensión de sus ideas teológicas-, dirigimos nuestros ojos a la interesantísima correspondencia con los Corintios. Este intercambio de cartas es el más amplio de lo que se conserva de Pablo, el más rico en temas, el más complejo y desordenado en su ordenamiento actual, porque el desconocido personaje que editó y difundió/publicó las cartas de Pablo a finales del siglo I para hacer con ellas una suerte de librito paulino (que pudiera leerse con provecho en todas las iglesias cristianas, ya bien asentadas, independientemente de sus circunstancias específicas), no fue precisamente muy afortunado en su tarea. Con mucho esfuerzo reconstruimos la tarea de edición paulina de ese personaje ignoto (al que llamaremos “editor paulino”), y confesamos que su modo de proceder nos despista mucho en ocasiones. De ello, sin embargo, no se suele informar a los cristianos de a pie por parte del clero (charlas, homilías, etc.), porque se estima complicado, engorroso e innecesario. Sin embargo, entender bien –y por orden cronológico- el material paulino que el editor mezcló confusamente, nos ayudará mucho a entender una parte de la teología de Pablo, que es la base del cristianismo actual. En concreto 1 Corintios nos parece el documento más valioso para intentar comprender cómo era una comunidad cristiana, paulina, q tenía no sólo el recuerdo de la doctrina de Pablo sino también otros influjos –por ejemplo los del misionero llamado Apolo, personaje que se conoce también por los Hechos de los apóstoles-. Además, es interesante ver el desarrollo de una comunidd cristiana incipiente dentro de una ciudad cosmopolita, pagana, “moderna”, como era Corinto. La correspondencia de Pablo con los cristianos de Corinto ocupa la sección más amplia de las páginas conservadas del Apóstol. La tradición divide en dos cartas esta correspondencia, pero por indicaciones del texto mismo y por los resultados del análisis literario, se puede afirmar con seguridad que Pablo escribió al menos cinco/seis cartas a los corintios, de las cuales algunas se han perdido o, si han sobrevivido, es sólo en fragmentos detectables dentro de las dos conservadas y que hay que poner de relieve. De entre estas cartas los comentaristas suelen opinar que la más importante es la primera. Incluso se ha afirmado que es la más ilustrativa del corpus paulino: si sólo se dispusiera de tiempo para leer y estudiar una única carta de Pablo habría que escoger -se ha dicho- esta primera epístola a los corintios como la más enriquecedora. Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… • Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “Literatura apócrifa cristiana. Simón Pedro” • Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009) Para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Lunes, 12 de Octubre 2009
Comentarios
|
Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
Secciones
Últimos apuntes
Archivo
Tendencias de las Religiones
|
Blog sobre la cristiandad de Tendencias21
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850 |