CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero



Hoy escribe Antonio Piñero

Nos centramos hoy en las consecuencias del análisis de los textos y de la argumentación hasta aquí expuesta. Tratamos solamente, en la nota de hoy, de la primera de ellas.

1. La debilidad de la tradición sobre la Última Cena como igual a una Cena Pascual es lo suficientemente acusada como para demostrar con suficiente claridad que tal cena última de Jesús no fue pascual.

No piense el lector que estoy dando expresión aquí a una hipótesis que sería un solemne disparate. El teólogo y exegeta católico R. E. Brown, sitúa más o menos tentativamente estos acontecimientos de la Última Cena el martes de la semana de pasión, no el jueves, y reconoce lo siguiente:

1. Que la Última Cena no fue una comida pascual, como afirman erróneamente los evangelistas, sino una comida de hermandad de Jesús con sus discípulos.

2. Que este cambio de cena normal a cena pascual constituye un “teologuema”, es decir, una idea teológica introducida dentro de una narración que pretende ser histórica y que lo gobierna transformándolo. Probablemente, este teologuema se había introducido ya en la pasión premarcana.

3. Por tanto, que la presentación de la Última Cena como una comida pascual es una dramatización por parte de Marcos y los que le siguen de la proclamación cristiana anterior a la formación de los Evangelios –en nuestra interpretación, más concretamente a partir del uso de las Iglesias paulinas- que presenta a Jesús como el cordero pascual, aceptada así por Marcos.

4. Que este evangelista acomoda a ella toda la cronología de la Pasión a pesar de las dificultades que supone situar en un día de fiesta, el día de Pascua, el viernes 14 de nisán en su caso, una serie de actividades extremadamente difíciles de emplazar en ese día festivo.

5. Que una vez que ha aceptado desde fuera esta interpretación de la Última Cena como cena pascual, Marcos se olvida de esta cronología y desarrolla su relato de un modo más acorde con la cronología del Evangelio de Juan, sin mención alguna a que ese día era la Pascua. Así por ejemplo Marcos se olvida de acomodar lo que dice en 14, 2: ¡“No hay que prender a Jesús en un día de fiesta”!
(The Death of the Messiah, Editorial Doubleday, Nueva York, 1994, pp. 1370-1

En conclusión:

Así pues, no parece descabellado en absoluto pensar que sobre un relato escatológico primigenio de una comida de despedida de Jesús (escatológico porque se trata del evento del final de los tiempos presentes de la llegada del reino de Dios) se ha impuesto por encima la interpretación de la Cena como pascual.


Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com


En el otro blog de “Religión Digital” el tema es:

“La imagen sesgada de Pablo en los Hechos de los apóstoles. Pablo organizador de la 'Iglesia oficial' (XIV)”.

De nuevo saludos


Viernes, 25 de Diciembre 2009


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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