CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero




Pregunta:


No me convence del todo, lo que Usted ha dicho acerca de que hay que retrasar la fecha de composición del Evangelio de Marcos, ya que nombra a la Decápolis, y esa denominación no fue oficial hasta un decreto de Vespasiano en el año 75 en la que la constituía jurídicamente. Después de volumen V de la Historia Natural de Plinio el Viejo se impone la sensación de que antes que Plinio mismo ha habido otros autores que han hablado de la Decápolis ( pero, lamentablemente, no nos han llegado sus obras).

Plinio, en efecto, dice que no hay unanimidad acerca de cuáles son las ciudades que forman la Decápolis y que la mayoría está de acuerdo en que son Damasco, etc. Con esas frases se tiene la impresión de que Plinio no se está refiriendo a un distrito jurídica y políticamente constituido, y que, antes que él, otros autores escribieron sobre la Decápolis Por lo tanto, creo que el argumento de la Decápolis para datar Marcos es cuestionable.


Respuesta:

Admito esta argumentación. No recuerdo si daba por hecho que había que retrasar la fecha de composición del Evangelio de Marcos hasta el 75, o simplemente que había que tenerlo en cuenta. En todo caso se trataría de un “retraso” de unos cuatro años. Naturalmente habría que mover hacia adelante otros cuatro años la fecha de composición de Mateo, Lucas y Juan, pero no creo que sea demasiado problemático.

Por ejemplo: toda la argumentación de Joel Marcus en su excelente comentario al Evangelio de Marcos (Salamanca, Sígueme 2011- 2012) se basa que la cercanía de la guerra judía afectó totalmente la comprensión apocalíptica de la comunidad que está detrás del Evangelista y a pensar que la destrucción de Jerusalén y su Templo era el comienzo del fin. Creo que el argumento se sostendría igual si Marcos se compuso cuatro años más tarde. Además, tampoco sabemos si el Evangelio que ahora tenemos es la primera, segunda o quizás la tercera edición de la obra. Ciertamente hubo una en el siglo II cuando se añadió el final largo y espurio del Evangelio a partir de 16,9


Pregunta:


En el discurso de Pablo a los ancianos de Éfeso (Hechos de los apóstoles 20), les advierte de lobos crueles que no perdonarán al rebaño, que me parece una clara profecía post eventum. He visto que los comentaristas suelen interpretarlos como desviaciones teológicas pero, ¿no podría ser un eco de alguna persecución local? En favor de esta hipótesis, la carta a Éfeso del Apocalipsis dice que ha sufrido mucho.


Respuesta:

Dejando aparte la enorme probabilidad de que ese discurso de Pablo sea una interpretación ppuramente lucana, al estilo de cómo Tucídides “inventaba”, sin haber estado presente lo que debían de haber dicho sus personajes de “La Guerra del Peloponeso”, no tenemos argumentos fuertes ni en pro ni en contra de las dos hipótesis.

Ahora bien, la que Usted propone es muy verosímil, porque estudios recientes hablan de la proximidad en Asia Menor de dos comunidaddes cristianas, una compueta de gentiles predominantemente, la que está detr´´as de Lucas, y otra ccompuesta de juíos mayoritariamente, la que está detrás del autor del Apocalipsis.

Gonzalo Fontana, en una obra que comentaré próximamente (es estupenda y quiero leerla detenidamente dos veces y tengo poco tiempo), “El Evangelio de Juan. La construcción de un texto complejo: orígenes históricos y proceso compositivo”, Monografías de Filología Clásica de la Universidad de Zaragoza (Prensas de la Universidad) de 2014, habla de la permeabilidad entre las dos comunidades, de cómo se podían intercambiar ideas y materiales sobre Jesús. Por tanto, la hipótesis de interpretar Hechos, compuestos en Asia Menor, a base del Apocalipsis no sería ninguna tontería metodológica, sino todo lo contrario.


Pegunta:

Usted ha dicho algunas veces que cada vez se siente más inclinado a una datación tardía de los Hechos de los apóstoles. Me parece que hay que estar de acuerdo en que los
Hechos se escribieron un tiempo después que el Evangelio de Lucas. Creo que se nota bastante (contradicciones entre el final de Lucas y el comienzo de Hechos, Teófilo ya no es excelentísimo, etc.) pero, ¿por qué motivo cree Usted que la diferencia entre ambos libros es tan amplia como 20 o 30 años? Si es por las contradicciones, el propio libro de Hechos se contradice en las tres veces que narra la conversión de Pablo.


Respuesta: el argumento para datar Hechos tardíamente, pongamos 20 años después del Evangelio, no es solo por el “despiste” del autor al transmitir tradiciones totalmente contradictorias (por ejemplo, Evangelio: Jesús permanece en la tierra despu´´es de la resurrección 24 horas / Hechos: 40 días). Pienso que la mencionada fecha de composición tardía de los Hechos, es deducible a partir del análisis de a) Su estructura eclesiástica y los objetivos que pretende; b) Del dibujo de la sociedad que presenta que parece del siglo II; c) De su teología que corresponde más bien igualmente al siglo II; d) De su pintura continuamente negativa de los judíos como opuestos sistemáticamente al Apóstol e) De que las posibles noticias históricas sobre la vida y misión de Pablo están en este libro íntimamente unidas con leyendas populares y eso necesita bastante tiempo…

Para este tema me ha impactado la lectura de R. I. Pervo, Dating Acts. Between the Evangelists and the Apologist, Polebridge Press, Santa Rosa 2006, pp. 343-346 (es el resumen de los argumentos), que cito en la “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”, que como he dicho espero que salga el año que viene hacia abril, en Trotta.


Pregunta:



Al tratar de la bestia de 7 cabezas del Apocalipsis (Ap. 17), el autor dice que representan 7 reyes y que se acerca un octavo rey que es uno de los 7. En un capítulo anterior se dice que una de las cabezas está herida de muerte pero sanará (Ap. 13). Muchos comentaristas interpretan que el octavo rey es Domiciano, considerado un segundo Nerón o Nero Redivivus.

Sin embargo, en sus Historias, Tácito dice que, durante la guerra del año 68-69, circuló en Asia Meno y en Acaya la leyenda urbana de que Nerón no había muerto y que se estaba preparando para volver. Eso por no hablar de los tres impostores que se presentaron como Nerón tras su muerte. ¿No es posible que el autor del Apocalipsis se creyera esa leyenda urbana de que Nerón no había muerto?

No me parece nada inverosímil porque encaja con la idea de la cabeza herida que sana y, además, en tiempos recientes, muchos han llegado a creer que Elvis Presley no murió en 1977 sino que cambió de identidad, por lo que creo que es más fácil creerse en el siglo I que Nerón no murió.



Respuesta:

En mi opinión es muy posible que la leyenda urbana dijera que no había muerte Nerón, y que se había refugiado en la corte de los persas. Por eso corría la leyenda de que la “salvación” vendría de Oriente. Así pues, no me pronuncio respeto a esta cuestión con absoluta nitidez porque todo son hipótesis. Pero me parece que quizás es más probable la idea de que no muriera. Por varias razones: por los impostores que Usted menciona (a propósito –y por pura casualidad, aunque se me critique de que me sirva de propaganda: en la novela mía con J. L. Corral, El Trono Maldito” de Planeta, publicada hace poco, aparece una aventura que le acaeció a Arquelao, sucesor de Herodes el Grande en Judea, y fue la historia de un impostor que se hizo pasar por su hermanastro Alejandro y que se postuló como pretendiente al trono, porque afirmaba que no había muerto a pesar de la condena de su padre. Sus presuntos ejecutores se arrepintieron); segundo: por la leyenda del refugio cabe los persas; tercero, porque la resurrección era para los paganos (de donde se toma la idea de la vuelta de Nerón el Apocalipsis) una resurrección corporal era mucho más inverosímil que una fuga y un escondimiento.

Saludos cordiales de Antonio Piñero

Domingo, 14 de Diciembre 2014


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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