Bitácora
Castro: La historia soy yo
José Rodríguez Elizondo
En 1953, con su discurso “La Historia me absolverá”,Fidel Castro demostró que ciertos legados históricos se forjan en vida, pues -enriqueciendo el aforismo de Lord Keynes-, en el largo plazo todos estaremos muertos y no tendremos tiempo para leer.
Ese aprendizaje se hizo transparente cuando, tras superar el peor momento de su enfermedad, posó para su diario Granma, mostrando ese discurso pre-fundacional. La foto apareció en primera, bajo el ancho titular “Absuelto por la Historia”. Castro no percibió, por lo visto, que esa gráfica sólo mostraba la omnipotencia de su poder interno. No era la historia, sino él mismo quien se autoabsolvía, en una perfecta profecía autocumplida, de nivel insular.
Su vocación para tallar en los asuntos globales, con epicentro en la crisis de los misiles de 1962, potenció ese afán de preescribir la historia. Entonces, sus paradigmas políticos y regionales desaparecieron. Ya no fue ese Bolívar, hoy invocado por Hugo Chávez, ni ese Lenin que manipuló Stalin. Son los eventuales clones del propio Castro. Un soñado ejército de replicantes, orientados a mantener el castrismo sin Fidel.
Lo señalado implica que este Castro postrero no está preocupado de la Cuba que vendrá en términos doctrinarios, sino de conservación. Él sabe que el proletariado de Marx está en otra y que las tesis de Lenin sólo son tema para militantes trasnochados. Por ello, como Franco en España y Pinochet en Chile, sólo aspira a dejar todo “atado y bien atado”. Su revolución debe ponersea resguardo de cualquier veleidad transicionista.
Enorme paradoja
Así, su presunto legado político es una paradoja enorme: la revolución conservadora. En su texto del pasado martes, emitido incluso con referencia horaria (las 17,30), bajo el epígrafe “Mensaje del Comandante en jefe”, hay dos claves al respecto.
La primera, su homenaje crítico y críptico -“discrepancias y respeto”- a la revolución
bolchevique. Para Castro, fue “el primer intento de construir el socialismo gracias al cual pudimos continuar el camino escogido”. Obviamente, no hay crisis real del socialismo para Cuba.
La segunda, la convicción de que preparar políticamente al pueblo para su “ausencia” (no osa mencionar la palabra “muerte”), supone mantener su orientación. “Es complejo y casi inaccesible el arte de organizar y dirigir una revolución”, explica. Obviamente, la patente de tal arte le pertenece a él.
La gran pregunta es, entonces, por qué tan solemne mensaje. Respuesta eventual: porque Castro discrepa de los tímidos síntomas de “glasnost” que se vienen dando bajo la regencia de su hermano Raúl. Sobre esto, tres razones de texto. Uno, que esta vez no ratifica a Raúl en el poder. Se limita a decir, desabrido, que está donde está “por sus méritos personales”. Dos, advierte que ya recuperó “el dominio total de mi mente”. Así dificulta la eventual tentación de declararlo seminterdicto, como hizo Stalin, cuando procesó el legado de Lenin. Tres, anuncia (amenaza) que “seguiré escribiendo” y sugiere que ya hay algunos que no le hacen caso: “Tal vez mi voz se escuche (…) seré cuidadoso”.
También habría una razón de hecho. Castro firmó su mensaje a pocas horas de que el mundo supiera que cinco disidentes cubanos volaron hacia la libertad de España y a pocos días de que la TV mostrara los aprietos del veterano apparatchik Ricardo Alarcón para explicarles a jóvenes cubanos por qué no podían viajar, ir a los hoteles cubanos o acceder al uso irrestricto de internet.
En síntesis, Castro quiere pasar de Lenin a Putin sin ninguna perestroika, para demostrar que es superior al primero.
Publicado en La Tercera el Miércoles 20 de febrero de 2008.
Editado por
José Rodríguez Elizondo
Escritor, abogado, periodista, diplomático, caricaturista y miembro del Consejo Editorial de Tendencias21, José Rodríguez Elizondo es en la actualidad profesor de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Su obra escrita consta de 30 títulos, entre narrativa, ensayos, reportajes y memorias. Entre esos títulos están “El día que me mataron”, La pasión de Iñaki, “Historia de dos demandas: Perú y Bolivia contra Chile”, "De Charaña a La Haya” , “El mundo también existe”, "Guerra de las Malvinas, noticia en desarrollo ", "Crisis y renovación de las izquierdas" y "El Papa y sus hermanos judíos". Como Director del Programa de Relaciones Internacionales de su Facultad, dirige la revista Realidad y Perspectivas (RyP). Ha sido distinguido con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2021), el Premio Rey de España de Periodismo (1984), Diploma de Honor de la Municipalidad de Lima (1985), Premio América del Ateneo de Madrid (1990) y Premio Internacional de la Paz del Ayuntamiento de Zaragoza (1991). En 2013 fue elegido miembro de número de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.
Libros de José Rodríguez Elizondo
Últimos apuntes
Archivo
Enlaces
Tendencias21
-
Nuestro antiguo ancestro Lucy convivió con hasta cuatro especies protohumanas diferentes
22/11/2024 17:54 -
Nuestro antiguo ancestro Lucy convivió con hasta cuatro especies protohumanas diferentes
22/11/2024 17:54 -
Un aprendizaje rápido y social integró a los niños a las sociedades durante el 99% de nuestra historia
21/11/2024 17:58 -
Un aprendizaje rápido y social integró a los niños a las sociedades durante el 99% de nuestra historia
21/11/2024 17:58 -
Revelan por accidente un mundo perdido de 280 millones de años de antigüedad en los Alpes italianos
20/11/2024 17:57
Blog latinoamericano de Tendencias21
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850