pixabay.com
El proceso de envejecimiento del cuerpo es un movimiento natural que anuncia, más que la muerte física, la culminación de una experiencia regida por una voluntad interior, una voluntad espiritual.
El cuerpo no envejece porque se le haya agotado la vida, ésta continúa, sino porque el servicio que presta se adentra ahora en una función distinta, para la cual ya no necesita la vitalidad de la juventud. De esta manera, con el envejecimiento, el ser humano puede recrearse en la experiencia vivida y en la nueva etapa que se le anuncia.
Es el tiempo de la contemplación, del silencio, del vacío pleno, del desprendimiento consciente y de lo que con ello se obtiene, del agradecimiento, del discernimiento. Tiempo para recoger con amor y alegría los frutos, medidos en ratios de conciencia.
Todo está bien, todo tiene sentido: el aprendizaje en este espacio y en este tiempo, con sus muchas circunstancias y retos, ha valido la pena. Todo sonríe porque el despertar del sueño humano está más cercano.
Alicia Montesdeoca
Editado por
Alicia Montesdeoca
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Alicia Montesdeoca es consultora e investigadora, así como periodista científico. Coeditora de Tendencias21, es responsable asimismo de la sección "La Razón Sensible" de Tendencias21.
Artículos de La Razón Sensible
Últimos apuntes
Enlaces
Blog sobre pensamiento social de Tendencias21
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850