Serge Michel y Paolo Woods: Puedes pisar mis ojos. Un retrato del Irán actual. Madrid: Alianza Editorial, 2011, (312 páginas).
Pocos países han sido objeto de tanta controversia como Irán a lo largo de las tres últimas décadas. Su imagen exterior ―en particular, en el mundo occidental― se invirtió radicalmente a raíz de su revolución en 1979. Hasta entonces Irán era percibido como un importante aliado del autodenominado “mundo libre”. Su importancia geoestratégica derivaba de la posesión de significativas fuentes energéticas; de su ubicación en el corazón del golfo Pérsico, con las mayores reservas mundiales probadas de gas y petróleo; y de su condición limítrofe con la Unión Soviética, de vital importancia durante la Guerra Fría.
La caída del Shah y su reemplazo por el nuevo régimen surgido de la revolución introdujo un giro copernicano en las relaciones sostenidas hasta entonces entre las grandes potencias occidentales ―y muy particularmente Estados Unidos― e Irán. Las relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán se deterioraron a pasos de gigante. Estados Unidos había pasado de ser el actor externo más influyente en Irán a ser el más vilipendiado por su reciente pasado intervencionista: destitución del primer ministro iraní Mossadeq mediante operación encubierta de la CIA (1953) y apuesta por la dictadura del Shah Mohammad Reza Pahlevi (1941-1979).
El resentimiento iraní se expresó en la crisis de los rehenes (1979-1981). Su frustrado rescate alejó las perspectivas de reelección de Jimmy Carter (1977-1981). La presión económica y política estadounidense no se hizo esperar con la ruptura de relaciones diplomáticas (1980), la política de embargo, sanciones y aislamiento de Irán; además del apoyo brindado por Washington a Iraq durante la guerra con Irán (1980-1988) que, sin embargo, no impidió la venta puntual de armas a Irán por Estados Unidos ―con mediación israelí― en lo que se conoció como el escándalo Irangate o Irán-Contra (1985-1986).
No obstante, tras el fin de la guerra irano-iraquí (1988), la desaparición del imán Jomeini (1989), la llegada al gobierno de los conservadores-pragmáticos de la mano del presidente Rafsanjani (1989-1997) y, en particular, el ascenso a la presidencia de los reformistas liderados por Muhammad Jatamí (1997-2005), las relaciones entre Estados Unidos e Irán iniciaron una tímida fase de mayor distensión.
Pese a la disposición mostrada por Teherán durante las dos legislaturas de Jatamí para normalizar las relaciones bilaterales con Washington, mediante su puntual colaboración para acabar con el gobierno talibán en Afganistán (2001) y estabilizar el Iraq post-Saddam Hussein (2003), lo cierto es que dichas relaciones distan de haber mejorado sustancialmente.
Por el contrario, tras el ascenso de la administración neoconservadora estadounidense (y, en particular, los atentados del 11-S) se ha revivido una nueva etapa de tensión entre Washington y Teherán. La mano extendida por los reformistas de Jatamí fue despreciada por el gobierno del presidente Bush junior al situar a Irán en el denominado eje del mal, junto con Iraq y Corea del Norte. Este desencuentro se vio ampliado por la elección del conservador Ahmanideyah (2005-2009), su contestada reelección por el denominado Movimiento Verde (2009), y la polémica que se viene arrastrando en torno al programa nuclear iraní, percibido como un desafío al actual equilibrio de poder favorable a Estados Unidos y sus aliados en la región.
Lejos de este breve recuento de las relaciones exteriores de Irán, el texto de Serge Michel y Paolo Woods se centra en el ámbito interno y societario iraní, el más desconocido y opaco para el público en general y el occidental en particular. Después de introducir al lector con un prólogo sustancioso, los autores relatan sus encuentros y transcriben sus entrevistas con hombres y mujeres iraníes de toda condición social que, a modo de pequeñas teselas, construyen un mosaico de la sociedad iraní. No rehúyen ningún tema, desde la rumorología o teorías de la conspiración hasta los matrimonios temporales, la homosexualidad, la cirugía estética y el fuerte sentimiento nacional iraní, entre otros muchos. En suma, el libro de Michel y Woods nos descubre un Irán alejado de su más común, estereotipada y uniforme imagen exterior, al que estamos poco acostumbrados a ver proyectado en la incesante sucesión de noticias, pero que no deja por ello de ser menos real.
Pocos países han sido objeto de tanta controversia como Irán a lo largo de las tres últimas décadas. Su imagen exterior ―en particular, en el mundo occidental― se invirtió radicalmente a raíz de su revolución en 1979. Hasta entonces Irán era percibido como un importante aliado del autodenominado “mundo libre”. Su importancia geoestratégica derivaba de la posesión de significativas fuentes energéticas; de su ubicación en el corazón del golfo Pérsico, con las mayores reservas mundiales probadas de gas y petróleo; y de su condición limítrofe con la Unión Soviética, de vital importancia durante la Guerra Fría.
La caída del Shah y su reemplazo por el nuevo régimen surgido de la revolución introdujo un giro copernicano en las relaciones sostenidas hasta entonces entre las grandes potencias occidentales ―y muy particularmente Estados Unidos― e Irán. Las relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán se deterioraron a pasos de gigante. Estados Unidos había pasado de ser el actor externo más influyente en Irán a ser el más vilipendiado por su reciente pasado intervencionista: destitución del primer ministro iraní Mossadeq mediante operación encubierta de la CIA (1953) y apuesta por la dictadura del Shah Mohammad Reza Pahlevi (1941-1979).
El resentimiento iraní se expresó en la crisis de los rehenes (1979-1981). Su frustrado rescate alejó las perspectivas de reelección de Jimmy Carter (1977-1981). La presión económica y política estadounidense no se hizo esperar con la ruptura de relaciones diplomáticas (1980), la política de embargo, sanciones y aislamiento de Irán; además del apoyo brindado por Washington a Iraq durante la guerra con Irán (1980-1988) que, sin embargo, no impidió la venta puntual de armas a Irán por Estados Unidos ―con mediación israelí― en lo que se conoció como el escándalo Irangate o Irán-Contra (1985-1986).
No obstante, tras el fin de la guerra irano-iraquí (1988), la desaparición del imán Jomeini (1989), la llegada al gobierno de los conservadores-pragmáticos de la mano del presidente Rafsanjani (1989-1997) y, en particular, el ascenso a la presidencia de los reformistas liderados por Muhammad Jatamí (1997-2005), las relaciones entre Estados Unidos e Irán iniciaron una tímida fase de mayor distensión.
Pese a la disposición mostrada por Teherán durante las dos legislaturas de Jatamí para normalizar las relaciones bilaterales con Washington, mediante su puntual colaboración para acabar con el gobierno talibán en Afganistán (2001) y estabilizar el Iraq post-Saddam Hussein (2003), lo cierto es que dichas relaciones distan de haber mejorado sustancialmente.
Por el contrario, tras el ascenso de la administración neoconservadora estadounidense (y, en particular, los atentados del 11-S) se ha revivido una nueva etapa de tensión entre Washington y Teherán. La mano extendida por los reformistas de Jatamí fue despreciada por el gobierno del presidente Bush junior al situar a Irán en el denominado eje del mal, junto con Iraq y Corea del Norte. Este desencuentro se vio ampliado por la elección del conservador Ahmanideyah (2005-2009), su contestada reelección por el denominado Movimiento Verde (2009), y la polémica que se viene arrastrando en torno al programa nuclear iraní, percibido como un desafío al actual equilibrio de poder favorable a Estados Unidos y sus aliados en la región.
Lejos de este breve recuento de las relaciones exteriores de Irán, el texto de Serge Michel y Paolo Woods se centra en el ámbito interno y societario iraní, el más desconocido y opaco para el público en general y el occidental en particular. Después de introducir al lector con un prólogo sustancioso, los autores relatan sus encuentros y transcriben sus entrevistas con hombres y mujeres iraníes de toda condición social que, a modo de pequeñas teselas, construyen un mosaico de la sociedad iraní. No rehúyen ningún tema, desde la rumorología o teorías de la conspiración hasta los matrimonios temporales, la homosexualidad, la cirugía estética y el fuerte sentimiento nacional iraní, entre otros muchos. En suma, el libro de Michel y Woods nos descubre un Irán alejado de su más común, estereotipada y uniforme imagen exterior, al que estamos poco acostumbrados a ver proyectado en la incesante sucesión de noticias, pero que no deja por ello de ser menos real.