Alejandro García: Historia del Sáhara y su conflicto. Madrid: La Catarata, 2010 (100 páginas).
En el año 2010 los saharauis de los territorios ocupados protagonizaban una singular protesta con el establecimiento de un campamento en las afueras de El Aaiún.
La reivindicación saharaui poseía una naturaleza inicialmente socioeconómica, pero pronto adquirió un rostro político, de perfil nacionalista y anticolonial, tras la intervención marroquí que desmanteló por la fuerza el campamento de Gdeim Izik, hace ahora unos tres años.
Con su pacífico movimiento de protesta y de resistencia civil, los saharauis retiraban simbólicamente su obediencia a la autoridad de ocupación marroquí, al mismo tiempo que reafirmaban su identidad colectiva.
Pese a lo publicitado por Rabat durante los últimos años, acerca de que los saharauis en los campos de refugiados en Tinduf eran “rehenes” del Frente Polisario y de Argelia, los de los territorios ocupados estaban -por el contrario- bajo ocupación marroquí.
Sin embargo, ni su mordaza informativa ni su sistemática represión disuadió a los saharauis de emprender sus acciones colectivas de protesta. Los costes y riesgos de su movilización fueron considerados menores frente a su voluntad de afirmación política. La ocupación marroquí, durante más de tres décadas, no había logrado cooptarlos ni integrarlos. Sus hombres y mujeres tampoco estaban dispuestos a otorgarle su consentimiento y legitimidad.
La protesta saharaui precedió en pocas semanas a la primavera árabe. No fue exactamente su detonante, pero sí su preludio. Los saharauis pusieron nuevamente de manifiesto la prolongada irresolución de su conflicto; además de su incesante deseo de ejercer su derecho a la autodeterminación.
Uno de los problemas asociados con el largo enquistamiento de un conflicto es que las causas que lo originaron se pierden en el tiempo. Sin embargo, mientras no se aborden sus causas estructurales, el conflicto está condenado a reproducirse cíclicamente. El del Sáhara Occidental es un claro ejemplo.
El texto de Alejandro García refresca la memoria a unos y sirve de introducción a otros para comprender las claves del conflicto por el Sáhara Occidental.
En el año 2010 los saharauis de los territorios ocupados protagonizaban una singular protesta con el establecimiento de un campamento en las afueras de El Aaiún.
La reivindicación saharaui poseía una naturaleza inicialmente socioeconómica, pero pronto adquirió un rostro político, de perfil nacionalista y anticolonial, tras la intervención marroquí que desmanteló por la fuerza el campamento de Gdeim Izik, hace ahora unos tres años.
Con su pacífico movimiento de protesta y de resistencia civil, los saharauis retiraban simbólicamente su obediencia a la autoridad de ocupación marroquí, al mismo tiempo que reafirmaban su identidad colectiva.
Pese a lo publicitado por Rabat durante los últimos años, acerca de que los saharauis en los campos de refugiados en Tinduf eran “rehenes” del Frente Polisario y de Argelia, los de los territorios ocupados estaban -por el contrario- bajo ocupación marroquí.
Sin embargo, ni su mordaza informativa ni su sistemática represión disuadió a los saharauis de emprender sus acciones colectivas de protesta. Los costes y riesgos de su movilización fueron considerados menores frente a su voluntad de afirmación política. La ocupación marroquí, durante más de tres décadas, no había logrado cooptarlos ni integrarlos. Sus hombres y mujeres tampoco estaban dispuestos a otorgarle su consentimiento y legitimidad.
La protesta saharaui precedió en pocas semanas a la primavera árabe. No fue exactamente su detonante, pero sí su preludio. Los saharauis pusieron nuevamente de manifiesto la prolongada irresolución de su conflicto; además de su incesante deseo de ejercer su derecho a la autodeterminación.
Uno de los problemas asociados con el largo enquistamiento de un conflicto es que las causas que lo originaron se pierden en el tiempo. Sin embargo, mientras no se aborden sus causas estructurales, el conflicto está condenado a reproducirse cíclicamente. El del Sáhara Occidental es un claro ejemplo.
El texto de Alejandro García refresca la memoria a unos y sirve de introducción a otros para comprender las claves del conflicto por el Sáhara Occidental.