Ilan Pappé: La limpieza étnica de Palestina. Barcelona: Crítica, 2008. Traducción de Luis Noriega (415 páginas).
Entre la extensa y creciente obra de Ilan Pappé, destaca este documentado trabajo sobre La limpieza étnica de Palestina, aparecido originalmente en inglés en 2006 y publicado en castellano dos años después.
En tan poco espacio de tiempo este libro se ha convertido en todo un clásico en la literatura especializada en la materia. Por tanto, su lectura resulta imprescindible para cualquier persona que desee acercarse a los acontecimientos que rodearon la creación del Estado israelí y dieron lugar a la tragedia de los refugiados palestinos; y que, en suma, forman parte del núcleo central de este sempiterno conflicto.
Su tesis, explicitada en el propio título de la obra, es que el origen de los refugiados palestinos se debió a un plan previamente concebido por el movimiento sionista y sus milicias. Su objetivo no era otro que la “expulsión sistemática de los palestinos de vastas áreas del país”. Esto es, “tanto de las áreas rurales como de las áreas urbanas de Palestina”.
Este desalojo por la fuerza de más de la mitad de la población nativa (alrededor de 800.000) preparó el terreno para dejar Palestina “étnicamente limpia” y establecer el Estado israelí que, desde esta óptica, lleva inscrito en su ADN un marcado carácter colonial. Pero a diferencia del colonialismo de factoría, más frecuente y clásico, en el que los colonos explotaban a la población indígena y los recursos del país, una colonia de asentamiento se caracteriza porque la población foránea desplaza a la nativa y se queda con el país.
Tanto esta obra de Pappé como los trabajos de otros autores, que integran el heterogéneo grupo de los denominados nuevos historiadores israelíes, desmienten la versión oficial israelí sobre la guerra de 1948. Esto es, que los palestinos abandonaron voluntaria y temporalmente sus casas y pueblos, haciéndose eco de una llamada de los gobiernos árabes para despejar el terreno a sus ejércitos con objeto de destruir el incipiente Estado judío.
Sin embargo, pese a su notable resonancia académica e incluso mediática, la tesis de Ilan Pappé no es nueva. Mucho antes, otros autores abordaron el tema sosteniendo la misma tesis, sólo que desde otro ángulo y con documentación complementaria a la empleada por Pappé.
En este sentido, cabe destacar a algunos historiadores palestinos como Walid Khalidi (ed.): All That Remains. The Palestinian Villages Occupied and Depopulated by Israel in 1948 (Washington: Institute for Palestine Studies, 1992); y Nur Masalha: Expulsions of the Palestinians. The Concept of <<Transfer>> in Zionist Political Thought, 1882-1948 (Washington: Institute for Palestine Studies, 1992). Disponible también en castellano: La expulsión de los palestinos. El concepto de <<transferencia>> en el pensamiento político sionista, 1882-1948 (Madrid: Bósforo Libros, 2008).
La pregunta, por tanto, es obligada, ¿qué hace que la obra de Pappé haya tenido –en principio– un mayor eco que la de los autores palestinos? El propio Pappé es consciente de esta diferencia cuando aborda el segundo objetivo de su libro: primero, “explorar tanto los mecanismos de la limpieza étnica de 1948” como, segundo, “el sistema cognitivo que permitió al mundo olvidar (y a los perpetradores negar) el crimen que el movimiento sionista cometió contra el pueblo palestino”.
En efecto, a toda limpieza étnica le acompaña el memoricidio de manera casi inherente para, así, borrar toda huella del pasado y, también, del delito cometido. De aquí la doble importancia que cobra la obra de Pappé y, por extensión, la de los nuevos historiadores israelíes. Una, porque está documentada con fuentes y archivos del movimiento sionista e israelíes; y dos, porque sus autores son historiadores israelíes y no se les presupone, como en el caso de los palestinos, que forman parte de las víctimas, ningún grado de subjetividad o intencionalidad política. Por el contrario, se les brinda un mayor crédito u objetividad porque pertenecen al bando vencedor, aunque revisan y niegan la versión oficial de la historia israelí.
Por último, en el epílogo, recuerda Ilan Pappé que el campus de la Universidad de Tel Aviv está construido sobre las ruinas de la aldea palestina de Shaykh Muwannis, en la que tanto el lugar como la gente que vivió allí han quedado como un paisaje “ficticio”, “sin rostro” y “sin identidad alguna”. Es, en palabras del autor, “la expresión más pura de la negación del plan rector de los sionistas para la limpieza étnica de Palestina”. De aquí que, en su opinión, este reconocimiento y reparación (que no venganza) sean fundamentales para la reconciliación y la paz.