Bernardo Vergara: Palestina. Un vistazo al pasado, una mirada al presente. Oviedo: Coordinadora de ONGD del Principado de Asturias y Conseyu de la Mocedá del Principáu d´Asturies, 2013 (20 páginas).
El conflicto palestino-israelí registra diferentes manifestaciones, que abarcan desde el campo de batalla hasta la diplomacia internacional. Con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la controversia también se ha desplazado a la blogosfera.
Su expresión se intensifica en momentos de mayor tensión y crisis en la región. Por lo general, la pugna mediática suele preceder y acompañar a la que tiene lugar sobre el terreno. Su objetivo no es otro que el de propiciar un estado de opinión favorable o contrario a uno de los dos contendientes. A semejanza de lo que sucede en otros espacios, la diferencia de recursos mediáticos entre ambos es notoria.
Tradicionalmente, Israel ha contado con un aparato de propaganda exterior muy superior, amplificado por el respaldo de sus aliados occidentales. Sin embargo, su apoyo no se reduce sólo a los Estados, también cuenta con el de otros importantes actores no estatales. Un ejemplo evidente procede de algunos sectores de la industria cinematográfica, en particular la estadounidense.
Películas como Éxodo (1960), que narra la creación del Estado israelí, no han tenido hasta la fecha una réplica desde la óptica palestina, que cuente el reverso de esta misma historia y relate su limpieza étnica. Pero todo se andará.
En contrapartida, cabe destacar que, de momento, uno de los canales de expresión artística que más fértil se está mostrando en esta dirección es el del cómic. En este ámbito es obligado destacar los trabajos de Joe Sacco, Palestina: En la Franja de Gaza (Barcelona: Planeta DeAgostini, 2002); y, del mismo autor, Notas al pie de Gaza (Barcelona: Mondadori, 2010).
Sin olvidar títulos más recientes como el de Apartheid 2020. Retales de Palestina (Madrid: Bósforo Libros, 2013), con ilustraciones de Juan Fender y guión de Fernando Sancho y Sergio Pérez. Su propósito claramente divulgativo y de denuncia de la situación de apartheid en la que vive la población palestina, como ciudadanos de segunda en Israel desde 1948 y bajo ocupación militar israelí desde 1967, no resta en un ápice su rigor y calidad.
En una línea semejante se sitúa el texto más breve de Bernardo Vergara: Palestina. Un vistazo al pasado, una mirada al presente. En apenas unas veinte páginas, el autor sintetiza la historia del conflicto, recogiendo aquellos acontecimientos y hechos más sobresalientes y claves que han marcado su pasado, pero también su presente.
Pese a alguna errata en ciertas fechas (Fatah accedió a la presidencia de la OLP en 1969 no en 1968, el Consejo Nacional Palestino reconoció la resolución de partición 181 el 15 de noviembre de 1988 no el 15 de octubre, Transjordania pasó a denominarse Jordania en 1950 no en 1948), el texto cumple su función divulgativa, de sensibilización y solidaridad.
No menos importante es que el tebeo de Bernardo Vergara posee una licencia de Creative Commons, que permite su descarga gratuita y distribución sin fines comerciales, reconociéndose -obviamente- su autoría.
El conflicto palestino-israelí registra diferentes manifestaciones, que abarcan desde el campo de batalla hasta la diplomacia internacional. Con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la controversia también se ha desplazado a la blogosfera.
Su expresión se intensifica en momentos de mayor tensión y crisis en la región. Por lo general, la pugna mediática suele preceder y acompañar a la que tiene lugar sobre el terreno. Su objetivo no es otro que el de propiciar un estado de opinión favorable o contrario a uno de los dos contendientes. A semejanza de lo que sucede en otros espacios, la diferencia de recursos mediáticos entre ambos es notoria.
Tradicionalmente, Israel ha contado con un aparato de propaganda exterior muy superior, amplificado por el respaldo de sus aliados occidentales. Sin embargo, su apoyo no se reduce sólo a los Estados, también cuenta con el de otros importantes actores no estatales. Un ejemplo evidente procede de algunos sectores de la industria cinematográfica, en particular la estadounidense.
Películas como Éxodo (1960), que narra la creación del Estado israelí, no han tenido hasta la fecha una réplica desde la óptica palestina, que cuente el reverso de esta misma historia y relate su limpieza étnica. Pero todo se andará.
En contrapartida, cabe destacar que, de momento, uno de los canales de expresión artística que más fértil se está mostrando en esta dirección es el del cómic. En este ámbito es obligado destacar los trabajos de Joe Sacco, Palestina: En la Franja de Gaza (Barcelona: Planeta DeAgostini, 2002); y, del mismo autor, Notas al pie de Gaza (Barcelona: Mondadori, 2010).
Sin olvidar títulos más recientes como el de Apartheid 2020. Retales de Palestina (Madrid: Bósforo Libros, 2013), con ilustraciones de Juan Fender y guión de Fernando Sancho y Sergio Pérez. Su propósito claramente divulgativo y de denuncia de la situación de apartheid en la que vive la población palestina, como ciudadanos de segunda en Israel desde 1948 y bajo ocupación militar israelí desde 1967, no resta en un ápice su rigor y calidad.
En una línea semejante se sitúa el texto más breve de Bernardo Vergara: Palestina. Un vistazo al pasado, una mirada al presente. En apenas unas veinte páginas, el autor sintetiza la historia del conflicto, recogiendo aquellos acontecimientos y hechos más sobresalientes y claves que han marcado su pasado, pero también su presente.
Pese a alguna errata en ciertas fechas (Fatah accedió a la presidencia de la OLP en 1969 no en 1968, el Consejo Nacional Palestino reconoció la resolución de partición 181 el 15 de noviembre de 1988 no el 15 de octubre, Transjordania pasó a denominarse Jordania en 1950 no en 1948), el texto cumple su función divulgativa, de sensibilización y solidaridad.
No menos importante es que el tebeo de Bernardo Vergara posee una licencia de Creative Commons, que permite su descarga gratuita y distribución sin fines comerciales, reconociéndose -obviamente- su autoría.