MARKETING: Javier Barranco


En artículos anteriores hemos descrito el nuevo panorama que, en los temas sociales, surge como consecuencia de la crisis del denominado Estado de Bienestar.

Las Administraciones ceden la gestión de ciertos servicios públicos a Entidades No Lucrativas que necesitan transformar sus formas de actuación internas y que requieren nuevas fuentes de financiación que aseguren el desarrollo de proyectos plurianuales.

Aparece, como un tercer elemento, la Empresa que, en parte, por “tradición filantrópica” y también porque el mercado le empieza a presionar con mayor ímpetu, se ve forzada a participar en este juego.

La cuestión está en determinar si esta colaboración social por parte de las compañías se realiza porque sus directivos se han convencido de que debe ser así, o si es un mal menor que hay que transformar en una oportunidad que permita mejorar la reputación corporativa e, indirectamente, su competitividad.

Sea por las razones que fueren, la realidad es que la Empresa se ha convertido en ese tercer protagonista que aporta recursos y experiencias y que desea ser vista por sus stakeholders, por sus Grupos de Interés, como una entidad “cercana”





Ante la crisis del Estado de Bienestar y como consecuencia de la dejación, por parte de la Administración, de la gestión de determinados Servicios Sociales, surgieron, como ya hemos indicado, nuevos participantes en este Mercado Solidario.

Uno de ellos ha sido la Empresa a la que, a pesar de haber sido cuestionada desde distintos ámbitos y por diferentes motivos, se le ha tenido que reconocer, de forma inequívoca, el papel de motor del desarrollo económico.

Ahora, en esta nueva perspectiva, también asumirá un importante protagonismo en el desarrollo social, en parte porque va a ser proveedora de recursos financieros y, sin duda, porque su experiencia en gestionar proyectos de forma eficiente resulta ser de gran utilidad en este contexto.

Ghosal, S. y Barlett, C. A. lo ratifican en “El nuevo papel de la iniciativa individual en la empresa” al indicar que “la empresa, en tanto que es una de las instituciones más importantes de la Sociedad moderna, debe servir como motor esencial del progreso creando un nuevo valor para todas las partes que la constituyen”.

Sin embargo, deberíamos analizar si este nuevo papel es asumido por las corporaciones de forma espontanea o, más bien, viene inducido por la presión que empiezan a ejercer las fuerzas del mercado en los últimos tiempos.

No cabe duda que ha habido y hay ejemplos significativos de empresarios que se han distinguido por su filantropía al donar parte de su fortuna o de los beneficios de sus organizaciones, directamente a determinadas instituciones o a través de sus propias fundaciones.

No obstante, es en las últimas décadas y, especialmente, a partir del retroceso que se produce en el Mercado de Capitales en los primeros meses del presente siglo y, también, como una consecuencia más de los escándalos financieros, cuando se produce una reacción a nivel mundial que puede considerarse como un movimiento civil ético.

Algunos ejemplos de esto son la organización, como lobby de presión, de grandes grupos de inversores internacionales a favor de la protección del Medio Ambiente, con el objeto de sensibilizar a los ciudadanos sobre los efectos perniciosos del cambio climático.

También la presión mundial ejercida tanto por estamentos políticos como financieros, para exigir a los grandes laboratorios farmacéuticos reducciones en los precios de los fármacos empleados en la lucha contra el SIDA en los países africanos.

Este tipo de movimientos, desconocidos hasta entonces, coinciden en el tiempo con significativos síntomas de cambio que se producen en el entorno empresarial: globalización de la Economía, impacto de las NNTT, mayor influencia de la empresa multinacional en detrimento de un sector público en franco retroceso, o mayores exigencias a las compañías por parte de un mercado, externo e interno, cada vez más competitivo.

Estas presiones ejercidas por los inversores y por los clientes se hacen patentes para las empresas y para el Mercado a través de los resultados de determinados Estudios realizados por entidades asépticas y publicados, con profusión, por los medios de comunicación social.

Uno de estos indicadores es el Índice Dow Jones que, desde 2.002, analiza elementos relacionados con la empresa como el gobierno corporativo, las condiciones laborales de los trabajadores, la protección del Medio Ambiente o los proyectos solidarios que realizan las compañías para beneficiar a los ciudadanos de las comunidades en donde actúan.

Posteriormente, este índice se ha ampliado dando lugar al Dow Jones Sustainability Word, en el que, en el año 2.007, de las 318 corporaciones seleccionadas ya había 17 españolas: Telefónica, Banco de Santander, BBVA, ENDESA, REPSOL,…

Estar incluido en este selectivo índice es reconocer a la empresa, implícitamente, un mayor valor reputacional y, en consecuencia, contable, ya que se ha constituido en un catalizador para los grupos de inversores y en una referencia para instituciones financieras como el Foro de Inversión Social Europeo, el EUROISF.

A nivel nacional es importante destacar el análisis que efectúa el Monitor Español de Reputación Corporativa, el Informe MERCO, (www.merco.info), en el que se establece un ranking de las cien empresas con mayor reputación en España.

Desde el punto de vista del cliente, también han proliferado los Estudios en los que se ratifica el hecho de que el ciudadano demanda a las empresas que no se limiten a obtener un beneficio económico, sino que se impliquen en el desarrollo social del entorno.

Resultados como los del Informe FORETICA o los de PriceWaterhouseCooper, indican que un porcentaje significativo y creciente de clientes están dispuestos a penalizar, incluso dejando de comprar, a aquellas empresas “no responsables”

Y en esta “no responsabilidad” destacan, principalmente, factores como el empleo de mano de obra infantil o forzada, el no respeto a los Derechos Humanos, la discriminación por razones de sexo, raza o religión y los experimentos con animales.

Por otro lado, este nuevo papel que el Mercado asigna a la Empresa no es un fenómeno que haya pasado desapercibido a las Universidades y a las Escuelas de Negocios, sino todo lo contrario ya que a ellas se debe una gran parte de la nueva mentalidad social que tienen los directivos que proceden de sus aulas.

Las principales instituciones pedagógicas en el ámbito de los estudios de postgrado como EOI, ESADE, ESEM, ESIC, ICADE, Instituto de Empresa o IESE, han incorporado a sus programas Máster módulos que, bajo distintas denominaciones, inciden en la importancia de una gestión ética y socialmente responsable.

Se está haciendo habitual en nuestro país una práctica experimentada desde hace años en las Universidades anglosajonas y es la asociación de una Escuela de Negocios con una Consultora para el análisis y desarrollo de casos concretos o para impartir módulos o programas completos en estas materias: el Instituto de Empresa con PriceWaterhouseCooper, ESADE a través del Instituto de Innovación Social, ICADE con la Cátedra Javier Benjumea de Ética Económica y Empresarial o ESEM con Abalón Consultores.

Concluimos indicando que esta implicación social que tiene la Empresa, en este nuevo panorama, aparece como un concepto empresarial, económico, dejando de ser un tema marginal asociado a la caridad o filantropía de la Dirección.

Se integra, por tanto, de manera natural en el proceso de creación de valor de la compañía y resulta fundamental para la aceptación de ésta, a largo plazo, por la Sociedad en la que está inmersa.

Domingo, 20 de Enero 2008 Javier Barranco Saiz
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Redactado por Javier Barranco Saiz el Domingo, 20 de Enero 2008 a las 22:30


Editado por
Javier Barranco Saiz
Javier Barranco Saiz
Licenciado en Ciencias Físicas y en Gestión Comercial y Marketing (ESIC), Javier Barranco Saiz es asimismo Master en Recursos Humanos (Instituto de Empresa). Su trayectoria profesional ha transcurrido en Orgemer Consultoría como Jefe de Investigación de Mercados y en el Grupo Telefónica como responsable en las siguientes áreas: División de Informática (Servicio de Marketing), Recursos Humanos (Estudios, Selección de Personal, Organización y Planificación), Relaciones Institucionales (Gestión Económica) y Fundación Telefónica (Gestión Económica, Marketing Social,Proyectos Sociales y Culturales,Voluntariado Empresarial). Actualmente Javier Barranco es Socio Director de Abalon Consultoría de Marketing. Ha sido profesor en los MBAs de Marketing y Recursos Humanos del Instituto de Empresa y de la Escuela Superior de Estudios de Marketing, ESEM. Ha publicado en Ediciones Pirámide, Grupo Anaya, los siguientes libros:"Tecnicas de Marketing Político","Planificación Estratégica de Recursos Humanos","Marketing Interno","Marketing Político"(2ª Edición) y "Marketing Social Corporativo". Además ha publicado artículos en" Capital Humano","Marketing y Ventas para Directivos","Revista T". Es asimismo miembro de de AEDEMO (Asociación Española de Estudios de Mercado, Marketing y Opinión) y de AEDIPE (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas).

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