Si bien es cierto que la investigación lingüística, nunca banal, ha sido una constante en la obra de Yaiza Martínez, y que ritmo y sonoridad eran elementos fundamentales en ella, en su último libro “Caoscopia” (Colección Once, Editorial Amargord, 2012) se produce una eclosión de esta investigación, y el resultado es un lenguaje sin mordedura. Por otro lado, las subsecciones que conforman el libro: "El ser / el no-ser / voz del amor / en el lenguaje", van reapareciendo, y este goteo conforma un ritmo de péndulo que puede interpretarse como la persistencia de la memoria y la tensión de esta con la muerte, y con la aparición de lo nuevo. Por Pilar Fraile Amador.
La obra poética de Yaiza Martínez, que se abría con un deslumbrante primer libro, Rumia Lilith, parecía haber nacido imbuida de los hilos conductores que se desarrollarán o serán motivos recurrentes en el resto de sus libros:
Una escritura desde lo femenino que puede remitir a Mujer sin Edén de Carmen Conde del 1947 o a la obra de Clara Janés de los años ochenta. Sin embargo, su mirada está más libre del sentimiento trágico de aquellas obras y evoluciona hacia un análisis del devenir en el que se plantea una propuesta para la renovación emocional y ética, especialmente patente en su anterior, Siete-Los perros del cielo. Su obra está trasvasada también por lo corpóreo y lo erótico, por las múltiples voces de una estirpe, la mezcla de lo alegórico y cotidiano o las constantes referencias clásicas y religiosas, que se acentúan en El hogar de los animales Ada. El otro elemento esencial que liga la obra de Yaiza Martínez y le da una soprendente unidad es la aparición de elementos cosmológicos y científicos que contribuyen a profundizar en esa nueva mirada sobre seres y acontecimientos. En el libro que nos ocupa, Caoscopia, resuenan todos los hilos de los que venimos hablando y que hacen que la poesía de Yaiza Martínez sea tan genuina, sin embargo, algo sucede en este libro respecto al tratamiento del lenguaje que supone un salto cualitativo. Si bien es cierto que la investigación lingüística, nunca banal, había sido una constante en su obra y que ritmo y sonoridad eran elementos fundamentales, en Caoscopia se produce una eclosión de esta investigación y el resultado es un lenguaje sin mordedura donde nada sobra y cada vez que el poema termina hay que volver a empezar para paladear su textura, su densidad, su corporeidad. Las subsecciones que conforman el libro: "El ser / el no-ser / voz del amor / en el lenguaje", van reapareciendo y este goteo conforma un ritmo de péndulo que puede interpretarse como la persistencia de la memoria y la tensión de esta con la muerte y con la aparición de lo nuevo. Las notas, profusas en todo el libro, ofrecen para el poema nuevos territorios y al igual que en el libro en su conjunto, la escritura no está cerrada sobre sí sino en continua apertura; estas notas, nunca adorno ni juego formal, liberan al poema y nos asoman a su potencial territorio infinito. Anexo: En una segunda presentación de Caoscopia en Madrid (21 de septiembre de 2012, Librería del Centro de Arte Moderno), Pilar Fraile leyó el siguiente texto sobre el libro: Se hizo la pantera del hilo prenatal, fue su piel instigada a hacerse negra y fueron sus ojos animados a crecer y llenar el vacío de las cuencas. Así se hizo la pantera y así llenó también el paraíso y así el resto de criaturas atadas a sus nudos. Así también las palabras, atadas a sus nudos, ceñidas a su horquilla, a su horma de decir. Pero la palabra igual que la pantera podía volverse contra el hilo, crecer de puro pelo blanco, crecer contra la rueda, crear la rueda que la crece. Esto es lo que sucede en "Caoscopia", allí la palabra se vuelve contra el peso de los siglos, mira de frente al todo del animal y traza hilos para la memoria y sus vástagos, para nosotros. Si este tiene que ser el paraíso será necesario crear primero el vacío; porque hemos heredado el mundo cargado de arquitectura, pero si este tiene que ser el paraíso es necesario, es urgente crear el vacío. Si este tiene que ser el paraíso habrá que dejar obrar al vacío, al Caos, para que las nuevas razas de hombres y animales tiendan sus propios hilos hacia el pozo del tiempo. Esa es la tensión de "Caoscopia" y esa es su maravilla, el eco que resuena cuando se lee y mucho, mucho después. Un eco generativo. Decía Deleuze que la verdadera escritura se hace para crear un pueblo que falta, un pueblo menor e impotente que se convierte en potente gracias a «Una sintaxis misteriosa que grabará en la superficie de la lengua materna una lengua nueva que no por entendida dejará de ser completamente extranjera». En esa necesaria extranjería se mueve "Caoscopia", abriendo puertas a la escritura y al pueblo por venir, que tanto necesitamos. Pilar Fraile Amador es poeta. Ha publicado los libros de poesía: El límite de la ceniza (Prensas universitarias de Zaragoza, 2006); La pecera subterránea, (Amargord, 2011), y las plaquettes: La disección de los insectos (Ed. Delirio, Salamanca, 2006) y Antídoto (Ed. Legados, Madrid 2009). El texto reproducido fue leído en la presentación de Caoscopia y del libro de José Viñals, Alcoholes y otras substancias (ambos publicados en la colección Once de la Editorial Amargord), el pasado jueves 14 de junio en la librería La Marabunta de Madrid.
Yaiza Martínez
Sábado, 16 de Junio 2012
Comentarios
|
Editado por
Yaiza Martínez
© Mamis & Mimos
www.mamisymimos.es
Cuaderno de campo vinculado al poemario "Tratado de las mariposas", de Yaiza Martínez. Imagen: Eva Lí.
Libros de Yaiza Martínez
Últimos apuntes
Enlaces
Artículos recomendados
|
Blog literario de Tendencias21
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850 |