Digo tu nombre; abro un espacio sin centro
donde el centro es tu nombre

*


Las manos,
la sangre,
la isla:

no tuvieron raíz hasta que la noche cae,
trozos de mí fueron levantándome

si las manos,
la sangre,
la isla















21

A la madre y a la isla las quiebra una grie-
ta -vagina o puerto- a través de la cual semi-
llas ajenas penetran su interior, a través de la
cual expulsan su fruto contra el viento. Los mo-
vimientos violentos de penetración y expulsión
escenifican su esencial desposesión, confirman
su circularidad imposible por culpa de una grie-
ta minúscula. Ninguna madre fue virgen; ningu-
na isla existió antes de los mapas.



29

Esa arma filosófica de nuestra lengua que
diferencia ser y estar a través de dos palabras; la
poesía, nacida en ese quicio: palabras que se
despliegan para quicio borroso entre esas dos
palabras.

Miguel Pérez Alvarado (Las Palmas de Gran Canaria, 1979) reside en Madrid desde 1997, ciudad en la que estudió Ciencias Políticas y Periodismo. Ha publicado los poemarios Teoría de la luz (2001), galardonado con el Premio Tomás Morales y Levantado Templo (2011) (al que pertenecen los dos poemas reproducidos), además del libro Abordajes seguido de Ritmo, escrito en colaboración con el poeta Iker Martínez (Ediciones Idea 2011). De este último hemos tomado los fragmentos 21 y 29. Más información sobre el poeta en su blog. Recientemente, la revista Culturamas ha publicado una reseña de Levantado Templo, escrita por el también poeta Ernesto García López.