La mujer se alejó del bosque Allí había volado sobre el azufre de las coníferas Cavado las tumbas de las semillas viejas Había bebido a cuatro patas en el arroyo y copulado con los mastines del amo En el centro del Bosque geostáticamente localizada por las mujeres del pueblo Allí ingirió hongos hasta convertirse en piedra Fósil de cuentos y maitines Lazo rojo en las cunas de los bebés muertos Habló con Dios hurgando en la tierra de soledades Pintó helechos, sus fosas, en pieles de murciélago incineradas Se tatuó una abeja en su pecho cíclope Y sintió miedo sólo durante el día La mujer se alejó del bosque arrastrando los pies con agujas trenzadas En la ciudad siguió caminando... Semáforos con copa y sin raíces Animales con gafas, plantas de cuatro tallos Cada día amanecía seis veces Seis veces mojaba su cuerpo bajo la ducha y se torutaba los tobillos con un punzón y entre los dedos llevaba siempre el filo de una lata Seis veces cambiaba su vestido, sus botas, sus medias Seis veces se maquillaba. En el espejo, sólo agua: condensación de vacíos La raya de los labios, negra, dura, límite del tiempo Seis veces se peinaba con sumo cuidado La mujer que abandonó el bosque no encontró al hombre en la ciudad La Ronda (fragmentos) Hay un bicho negro y alargado en la esquina del techo. Inmóvil en la penumbra: observa el lujurioso despertar de la niña que corre a la nevera de madrugada. Impulso de titanes y abre torpe, silenciosa el tarro de los piñones. Contados por la madre hormiga. El mismo ejercicio de buscar la piedra más grande, la misma con la que los chicos destrozaban sus ansias sobre el acantilado. Y abrir el tarro con un golpe en medio de la noche. Y compulsiva, engullir los piñones contados, como lo hacías junto a él en la cabaña de escombros, más allá del camino. En la pinada sucia. No deberías apresurarte, Nunca el destino fue una cabaña en el centro del bosque, vagar por pinadas umbrías, vuelo amarillo sobre campos de trigo Las piñas maduran en dos años A veces sólo lo hacen tras un incendio no es tiempo aún, no sabremos llegar sin el azar, una errancia o una escucha, una abisal mirada, un desvivirse para no dejarse vivir por las brisas Tan cerca y el encuentro depende del viento Tan lejos: voluntad de aire No es ausencia lo que esgrimen las alas cuando parten, es la promesa de un deseo Alicia Martínez (Burgos, 1973) es Licenciada en Ciencias de la Información, periodista y actriz. Sus poemas han aparecido la revista digital Ellas Dicen, coordinada por el Colectivo La Palabra Itinerante, y en el Montaje Poético-Teatral de Arte Colaborativo (una nada asombrosa pero) EXACTA PALABRA (que te nombra). Tiene un poemario inédito y está trabajando en el segundo. Asimismo, es directora del Espacio MAE de El Dorado, y pertenece a la Asociación Poética Caudal. Parte de su obra se puede leer en el blog Poema-niaticos
Yaiza Martínez
Lunes, 10 de Mayo 2010
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Cuaderno de campo vinculado al poemario "Tratado de las mariposas", de Yaiza Martínez. Imagen: Eva Lí.
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