Partida de ajedrez entre López de Segura y Da Cutri en la corte española, por Luigi Mussini (1886).
El plazo de esta convocatoria termina el 15 de junio de 2019.
La convocatoria de premios científico no es ningún novedad. Históricamente han sido convocados múltiples premios científicos. Por ejemplo, la Corona española convocó en 1598, posiblemente el primer concurso científico internacional.
Esta convocatoria quería premiar la posible resolución del grave problema náutico existente para determinar la longitud geográfica de la posición de los buques en alta mar, ofreciendo: Seis mil ducados de renta perpetua, dos mil más de vitalicia y mil de ayuda de costa, amén de la gloria, pero fueron vanas todas esas tentativas, hasta la invención del reloj con péndulo compensado en 1724.
Incluso el propio Galileo Galilei optó a ese atractivo premio, pero su método era inviable para un barco en movimiento, pues se basaba en la observación de los movimientos de las lunas de Júpiter y sus eclipses.
La navegación de altura, iniciada por los portugueses en el siglo XV, se basaba fundamentalmente en la determinación de la latitud por métodos astronómicos, a partir de la determinación de la altura del Sol o de la estrella polar y con el recurso a las tablas de declinaciones solares, en el llamado “regimiento del Sol”; o bien, mediante las correcciones tabuladas (o índices) derivadas de que la estrella polar no estaba exactamente en el Polo, dando lugar al “regimiento de la Polar” o de “la Estrella del Norte”.
Las mejoras en los instrumentos, en las tablas de declinaciones solares y en los índices del “regimiento de la polar”, permitían, a principios del siglo XVII, determinar la latitud con un error tolerable. En cambio, los procedimientos astronómicos para la determinación de la longitud geográfica, como los basados en los eclipses lunares, en la latitud de la Luna, en el ocultamiento de estrellas por la Luna, o en las distancias lunares, resultaban todos muy difíciles de aplicar a bordo de la nave. Además, exigían muy buenos conocimientos de astronomía y estaban afectados de los errores derivados de la imprecisión de las tablas de la época. Los procedimientos basados en el transporte horario, propuestos por diversos autores, no se hicieron viables hasta la construcción de adecuados cronómetros en el siglo XVIII. Ante las dificultades de estos procedimientos, el reconocimiento de la declinación magnética y de su variación de unos lugares a otros, alentó la ilusión de que había una relación sencilla entre esta variación y la longitud geográfica, estimulando la invención de instrumentos para medir la declinación y solucionar el problema por este camino. (Víctor Navarro Brotons: Galileo y España. Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación "Lopez Piñero". Universitat de València-C.S.I.C.:
http://www.iac.es/proyecto/galileo/neo/esabstinvnavarrorev.html)-
Precisamente había sido Colón el primero en advertir la variación de la declinación magnética, y la existencia de un meridiano sin declinación. Lo cual permitió pensar en el posible uso de esta magnitud en el procedimiento de determinación de la longitud geográfica, pues él ya la había utilizado en sus travesías.
A este premio optaron diversos científicos, durante varias décadas, generándose entre ellos disputas. Una tuvo lugar entre Juan Arias de Loyola, antiguo cronista de Indias y profesor por algún tiempo en la Academia de Matemáticas, y el portugués Louis da Fonseca Coutinho.
Las propuestas de estos dos autores al parecer eran similares y se basaban en la declinación magnética, pero la de Louis da Fonseca, avalado por cosmógrafos prestigiosos como Juan Bautista Lavanha, tuvo más audiencia que las de Arias, aunque finalmente fueron desestimadas las dos. Hacia 1612, retirado ya Fonseca de la contienda (el propio Fonseca declinó proseguir el litigio y las pruebas de sus inventos), Arias encontró un amigo poderoso en el Conde de Lemos, y consiguió por fin ser escuchado. En julio de este mismo año el rey emitió una real cédula por la cual le otorgaría el premio a Arias si sus propuestas daban el resultado anunciado y proclamado por éste.
En el verano de 1612 y coincidiendo con la oferta del rey a Arias tuvieron lugar ciertas negociaciones y acuerdos entre los gobiernos español y toscano. En el curso de estas negociaciones, y como un apéndice a sus peticiones, el Gran Duque ofreció enseñar el procedimiento para determinar la longitud inventado por Galileo. A tal efecto, Galileo redactó un texto sobre el problema de la determinación de las longitudes. En este breve texto, Galileo destacaba que de los métodos conocidos el mejor era el de los eclipses lunares, el cual, con todo no carecía de notables defectos. (Víctor Navarro Brotons: Galileo y España. Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación "Lopez Piñero". Universitat de València-C.S.I.C.:
http://www.iac.es/proyecto/galileo/neo/esabstinvnavarrorev.html )
Previamente en 1575, y convocado por Felipe II, se había celebrado otro evento, con premio, y que se puede considerar como el primer campeonato de ajedrez europeo. El italiano Leonardo da Cutri obtuvo el premio, ganando al español Ruy López de Segura, considerado hasta entonces el mejor ajedrecista práctico y teórico, y autor del Libro de la invención liberal y arte del juego del axedrez, publicado en 1561.
Pocos años después, el ministro del rey de Francia Luis XIV, Jean-Baptiste Colbert (1619 - 1683), también convocó un premio para quien desarrollase un motor mecánico para la propulsión de máquinas para la fabricación de productos de consumo.
Sugerimos conocer la convocatoria del premio ANTÍTESIS A LA TEORÍA DE INTERACCIONES DINÁMICAS, dotado con 3.000 euros, y participar, presentando una propuesta al mismo.