Notas
Hoy escribe Antonio Piñero/ Florentino García Martínez, como comentario a la aparición del volumen VI, Apocalíptica, de la colección "Apócrifos del Antiguo Testamento" de Editorial Cristiandad.
Seguimos con la publicación del artículo de F. G. M., cuyo título es idéntico al de esta comunicación. Tiene la palabra Florentino: »Mi método de trabajo en esta nota será muy simple: 1· Comenzaré por presentar lo más breve y objetivamente posible la hipótesis de Käsemann; 2· Pasaré a continuación a discutir de una manera igualmente breve esta hipótesis, y 3· Dedicaré la tercera parte de mi comunicación a delinear una nueva forma de comprender el problema que pueda permitirnos el responder a la pregunta que forma el punto de partida de una manera distinta a la de Käsemann y distinta igualmente a la de sus detractores. A) Hipótesis de Käsemann »La tesis central: “La apocalíptica ... ha sido la madre de toda teología cristiana”, es precisada así por Käsemann: « “La apocalíptica postpascual –es decir, después de la resurrección de Jesús, o época de los inicios del cristianismo- es la más antigua variante e interpretación del kerigma” (Thema, p. 263). » Esta formulación nos precisa el sentido que Käsemann da a su tesis. La apocalíptica en cuestión es fundamentalmente la apocalíptica cristiana primitiva; esta apocalíptica entra en escena después de la experiencia pascual, es decir, después de la creencia en la resurrección de Jesús; ella es fundamentalmente una reacción, una modificación, y eventualmente una sustitución, de la predicación del Jesús histórico: “La experiencia pascual y la recepción del Espíritu motivaron a la cristiandad primitiva a responder de nuevo apocalípticamente a la predicación de Cristo sobre la cercanía de Dios y en cierta manera a suplantarla” (Anfänge, p. 180). Para Käsemann, Jesús queda fuera de esta apocalíptica; es más, Jesús no puede ser considerado en modo alguno como un apocalíptico ni sus enseñanzas pueden considerarse como la fuente o la inspiración de la apocalíptica cristiana [Obsérvese aquí como la tesis de J. D. Crossan y otros colegas del ‘Jesus Seminar’ que defienden un Jesús no apocalíptico, es decir que toda la apocalíptica de Jesús es creación de la iglesia primitiva que luego la puso en labios de Jesús, era ya antigua cuando ellos la lanzaron, con un cierto éxito y revuelo]. Käsemann reconoce que Jesús tuvo relaciones con Juan el Bautista y que la predicación del Bautista es claramente apocalíptica, pero pone el énfasis en que la predicación de Jesús no tiene relación alguna con esa apocalíptica: “El asunto se presenta así: Jesús toma su punto de partida del mensaje profundamente apocalíptico del Bautista, pero su propia predicación no se halla influida constitutivamente por la apocalíptica, sino que anuncia la inminente cercanía de Dios” (Anfänge, p. 179; véase igualmente Thema, pp. 269-271). a) La apocalíptica postpascual Apoyándose sobre todo en el Evangelio de Mateo, capítulo 8, Käsemann intenta reconstruir a grandes rasgos de la historia de esta apocalíptica postpascual. Según Käsemann, • Mt 7,22-23 [22 Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” 23 Y entonces les declararé: “¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!”] nos conservaría la polémica contra un grupo de profetas pertenecientes a un movimiento de entusiastas de origen palestino; el texto siguiente: • Mt 25,8-10 [8 Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.” 9 Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.” 10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.] nos ofrecería un ataque contra una especie de rabinato cristiano desarrollado al interior de la comunidad; Y el siguiente: • Mt 5,17-20 [«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. 18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. 19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. 20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos] contendría los restos de una exhortación a observar en detalle la Torá, profundamente modificada por el evangelista; El siguiente pasaje • Mt 10,5-6 [5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; 6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.] reflejaría la oposición judeo-cristiana a la misión a los samaritanos y gentiles. Estos cuatro textos, y las indudables polémicas que contienen, le permiten concluir a Käsemann que en la Iglesia primitiva existían dos grupos antagónicos: 1. Un grupo judeo-cristiano riguroso, fiel a los preceptos de la Torá e interesado únicamente en la misión a los judíos, en la recuperación de las ovejas perdidas de Israel para completar la unidad mesiánica de las doce tribus y posibilitar así la parusía, y 2. otro grupo antinomista (es decir, que estaban "en contra de la Ley" = nómos en griego, de Moisés-), formado en torno a Esteban y a los siete, y comprometido en la misión a los gentiles, como atestiguan los Hechos de los Apóstoles Este grupo pasará a Antioquía y preparará el camino de Pablo. Según Käsemann, el grupo judeo-cristiano, heredero de la apocalíptica judía, se establecerá en pequeñas comunidades en la frontera de Palestina y Siria. En Mt 10,41 [«Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.] Y 13,16-17 [«¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! 17 Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.] Käsemann descubre incluso una forma de organización de estas comunidades en las que hay un profeta al servicio del grupo y un “presbiterio” [es decir, un conjunto de “ancianos” = presbíteros en griego] que gobierna sus asuntos. Seguiremos. Espero que sean interesantes estas teorías -hoy consideradas de un modo bastante distinto- porque estamos en plena exposición del modo de hacer exégesis de algunos discípulos de Bultmann, muy influenciados por el maestro. Aunque han pasado unos cincuenta años, en cierto modo la discusión sigue viva. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com ………….…………… En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro. .................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Domingo, 2 de Agosto 2009
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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