Notas
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Las Uirtutes Iohannis (VJ), relación con la Passio Iohannis y características literarias El texto de las Uirtutes Iohannis (VJ) guarda un estrecho paralelismo con la denominada Passio Johannis (PJ) del Pseudo Melitón. El texto de esta Pasión, que lleva el título de Actus uel miracula sancti Iohannis apostoli et euangelistae (“Hechos o milagros de san Juan, apóstol y evangelista”) tiene un prólogo dirigido a los lectores en forma de advertencia sobre la actividad de un cierto Leucio (Leutio quodam), y afirma que se trata de un personaje que escribió Hechos de Juan, Andrés y Tomás. Hablando de los milagros que el Señor realizó por medio de ellos, dijo cosas verídicas. Pero, en cambio, mintió cuando habló de su doctrina. Afirma, por ejemplo, que los apóstoles defendieron la existencia de dos principios, uno del bien y otro del mal. El primer párrafo del Pseudo Melitón resume los dos primeros capítulos de las VJ. Trata concretamente de la persecución de Domiciano contra los cristianos, que significó para Juan el destierro en la isla de Patmos, donde compuso el Apocalipsis. Muerto Domiciano, pudo Juan regresar a la ciudad de Éfeso. Sorprende que la PJ no mencione la prueba de la caldera de aceite hirviente. Tampoco contiene nada de la historia del joven recomendado, tan extensamente narrada en las VJ (c. 3). El capítulo 4 de las VJ, que trata detalladamente del episodio de Drusiana, está en la PJ reducido a unos breves detalles que resumen drásticamente los datos de los HchJn. En cambio, los episodios de las joyas rotas y reconstruidas (c. 5), las varas y las piedrecillas de la playa (c. 6), la resurrección del joven recién casado (c. 7) y los sucesos sobre el templo de Diana (c. 8) aparecen en la PJ literalmente idénticos al texto de las VJ. Unas ligeras variantes no impiden la evidencia de que las VJ y la PJ copian de la misma fuente aunque con distintas intenciones. Los sucesos de la Metástasis de Juan (c.9) coinciden en muchos detalles con el texto original de los HchJn, pero la PJ resume o amplía por su cuenta. Suprime el largo discurso Conserui et cohaeredes (“Consiervos y coherederos”), modifica algunos detalles de la muerte de Juan y se extiende al hablar de los efectos salvíficos que se suceden en la tumba del apóstol. Como es lógico, no dice nada de la muerte de Herodes el Grande, ya que el idumeo nada tuvo que ver con la Pasión de Juan, tema nuclear de la obra del Pseudo Melitón. El título de las VJ hace honor a su título. Es un muestrario, casi en exclusiva, de los prodigios realizados por el apóstol Juan. No hay exposiciones doctrinales, ni argumentaciones dialécticas. Los conceptos o las posturas ideológicas sólo aparecen como rasgos de la conducta de los personajes. Prevalecen generalmente los hechos sobre las palabras: el milagro (miraculum) de la caldera de aceite hirviente (c. 1), los “signos y prodigios” (c. 2) con que Juan confirmaba su predicación, las curaciones con el mero tacto del vestido (c. 4), las resurrecciones en el episodio de Drusiana (c. 4), la restauración de las joyas rotas (c. 5), la conversión de las varas en oro fino y de las piedrecillas en joyas y viceversa (c. 6); Juan alude a los milagros realizados con paralíticos, leprosos, ciegos y endemoniados (c. 6), resucita al hijo de la viuda (c. 7) hace caer el templo de Diana con todos sus ídolos (c. 8), bebe un veneno mortífero sin sufrir daño y devuelve la vida a dos envenenados (c. 8). Son los prodigios que el texto define como uirtutes, es decir, manifestaciones de poder y fortaleza. Un detalle fáctico, reiterado en varios de los episodios, es el bautismo como desenlace o meta de la predicación y de la consiguiente conversión. Así sucede en el caso del joven recomendado por Juan, en el del filósofo Cratón con sus discípulos, en el del sacerdote de Diana Aristodemo. En su plegaria postrera, Juan encomienda a Dios a los cristianos que la Iglesia, virgen y madre verdadera, “regeneró por el agua y el Espíritu Santo” (c. 9). De la misma forma que el bautismo era la culminación de la instrucción en la fe cristiana, la eucaristía formaba parte de las prácticas rituales de la comunidad de los fieles. El tercer día después de la muerte de Drusiana, iban a su sepulcro Juan y el esposo de la difunta, Andrónico, ut sancta celebrarent (“para celebrar los ritos sagrados”). Entre los abundantes detalles de la Metástasis destaca la fracción del pan, que el apóstol repartió entre los presentes (c. 9; HchJn 110,1). Aunque no brillan las VJ ni por sus exhortaciones prácticas ni por sus exposiciones doctrinales, sin embargo, de sus relatos emerge una temática que suele ser redundante en el conjunto de los Hechos Apócrifos. Es la oposición entre lo temporal y lo eterno, lo que pasa y lo que permanece. La idea forma parte de la reflexión con que Juan glosa el caso de Drusiana (c. 4), pero está en la base del dudoso valor de la riqueza, puesto en cuestión por los nuevos “pobres” arrepentidos. Juan les devuelve con el milagro de las “varas y la arena” las riquezas que habían repartido entre los pobres. Pero les advierte que van a ser ricos temporalmente, pero eternamente mendigos (c. 6). El mismo Estacteo, el joven resucitado, habla de lo que ha visto en el más allá. A los pobres arrepentidos, Ático y Eugenio, les comenta que con su actitud han perdido lugares florecientes, y adquirido otros donde se oyen continuos llantos y lamentos (c. 7). En la larga reflexión que va delante de la Metástasis, Juan resume su vocación en tres detalles: “Tú me llamaste de la muerte a la vida, del mundo al reino de Dios, de la enfermedad del alma a la salud” (c. 9). A pesar de su buen latín, una obra, formada por fragmentos tan dispares, oriundos de fuentes diferentes, no presenta un estilo uniforme ni característico. Su título epigráfico de Uirtutes delata la intención de narrar las gestas prodigiosas del protagonista. Cuando topamos con largas parrafadas, se trata de comentarios o glosas a los prodigios narrados. Así es la larga reflexión de Juan, que sirve de marco y contexto a la resurrección de Drusiana y a los sucesos maravillosos que la rodean (c. 4). El mismo carácter de glosa tiene la prolija exposición que hace Juan tras el milagro de las varas y las piedrecillas de la playa (c. 6). Es lógico deducir que tales gestos literarios sean originales de las fuentes de las que proceden. El hecho es evidente en los fragmentos tomados de los primitivos HchJn, como son la historia de Drusiana y la Metástasis. Estos fragmentos delatan la “excesiva verbosidad” o incontinencia retórica, perceptibles en varios de los Hechos Apócrifos más antiguos. Buen ejemplo de ello son las acumulaciones de sinónimos para encarecer la eficacia de ventajas o peligros. Como cuando Juan pondera los impedimentos que perturban la tranquila posesión de la fe: “preocupaciones, hijos, padres, gloria, pobreza, adulación, juventud, hermosura, jactancia…” Y así hasta veinticuatro elementos (c. 4). Cuando habla de la inutilidad de las riquezas, comenta cómo perdemos la vida con variados cuidados expresados por doce frases introducidas por la partícula dum (c. 6). El resucitado del capítulo 7 cuenta sus experiencias en la otra vida, en la que contempló multitud de delicias y de tormentos, y lo hace con una descripción mediante sintagmas iniciados hasta trece veces con plenas / plena (c. 7). En la reflexión introductoria de la Metástasis, Juan define la acción de Dios con sus apóstoles mediante nueve conceptos: signos, dones, descansos, servicios, gloria, fe, comunión, gracia, favores (c. 9). Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Lunes, 6 de Diciembre 2010
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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