CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Notas

Hoy escribe Fernando Bermejo

Un tercer argumento que se esgrime para defender la “neutralidad” del original de Josefo se refiere al pasaje de Josefo sobre Santiago, el hermano de Jesús (Ant. Jud. XX, 200), cuya autenticidad ha sido casi universalmente reconocida. En ese pasaje Josefo se muestra crítico con Anán, el sumo sacerdote al que responsabiliza de la muerte de Santiago y varios otros hombres.

Según algunos estudiosos, una reconstrucción del TF neutral (o incluso algo favorable) hacia Jesús casa mejor con la actitud nada crítica hacia Santiago. La moderada simpatía que Josefo muestra hacia Santiago sería más consistente si también hubiera mostrado cierta simpatía hacia Jesús.

Este argumento, sin embargo, me parece frágil. En el pasaje sobre Santiago, Josefo muestra ciertamente su indignación por la ejecución arbitraria de Santiago (y otros), pero precisamente lo hace dejando claro toda una serie de aspectos: 1) que esta muerte se debió al comportamiento osado de un hombre aislado y duro, Anán, perteneciente al partido de los “despiadados” saduceos; 2) que esta muerte nada tuvo que ver con los romanos: Santiago y los demás son condenados y lapidados “cuanto Festo había muerto y Albino estaba todavía en camino”; 3) que los varones más moderados y sensatos de Jerusalén se vieron ofendidos por este acto; y 4) que tanto las autoridades romanas (Albino) como judías (el rey Agripa II) llamaron al orden a Anán y acabaron deponiéndole. Ahora bien, nada de todo esto aparece ni siquiera aludido en el pasaje sobre Jesús.

Cabe conjeturar varias explicaciones para esta diferencia de tratamiento. Por ejemplo, si, como todo indica, tras la muerte de Jesús la secta de los nazarenos despolitizó su mensaje y adoptó una actitud quietista –y esto debe de haber sido conocido a Josefo –, el hecho de que Santiago hubiera sido el hermano de Jesús no implicaba que ambos debieran ser juzgados de acuerdo con los mismos parámetros. Resulta significativo que, en su comentario al Evangelio de Mateo, Orígenes apunte explícitamente a la diferencia de tratamiento que Josefo hace entre esas dos figuras: el historiador judío no reconoce la mesianidad de Jesús, pero (según Orígenes) es un testigo de la justicia de Santiago. Aunque para Orígenes (y para los modernos adoradores de Jesús) es difícil entender que Josefo parezca haber tenido en más alta estima a Santiago que a Jesús, esto es ciertamente posible y no necesariamente incoherente.

Mientras que de Jesús se dice que fue crucificado por los romanos, sin la menor observación exculpatoria por parte de Josefo, Santiago es presentado como una víctima inocente (entre otras). Querer deducir lo que Josefo pensó de Jesús de lo que parece haber pensado de Santiago es sensato solo superficialmente; cuando se piensa bien, resulta ser un non sequitur.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo

Miércoles, 27 de Noviembre 2013


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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