CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero


Hoy escribe Antonio Piñero

Pregunta:

Me gustaría saber la autentica verdad sobre lo que dicen de Moisés, si era realmente lo que dice la biblia ,si hay documentación en algún pergamino si es que lo hay , gracias un saludo.

Respuesta:

Sólo tenemos documentación respecto a Moisés, en lo que hay en la Biblia hebrea. Y solo, prácticamente en el Pentateuco. En el resto casi desaparece. No hay papiros , ni estelas ni inscripciones en Egipto sobre su figura, ni nada de nada fuera de la Biblia, que es un relato legendario.

Le copio lo que he publicado en la revista, “La Aventura de la historia” (que recomiendo vivamente), en el número de diciembre de 2014:

Dudas razonables acerca de este relato

Esta portentosa historia de la salida de Egipto, permanencia en el desierto, cruce del Jordán y conquista de la tierra prometida, ha sido creída a pies juntillas por innumerables creyentes durante siglos. Pero a partir del siglo XIX la filología, la arqueología y la historia de Israel han puesto en duda su historicidad.

Las razones para tales dudas son de orden histórico y arqueológico. En primer lugar se han hecho calas arqueológicas muy precisas en todos los lugares por donde pasó el pueblo elegido --mencionados por la Biblia, y que han podido ser identificada--, desde Succot, lugar de partida, hasta Cadés-Barnea, en donde permaneció Israel 38 años. No ha sido posible encontrar resto alguno que corresponda al estrato del siglo XIII a.C. Y esta es la fecha probable de la salida de los hebreos, puesto que la Biblia (Génesis 47,11 y Éxodo 1,11 y 12,37) señala que estos trabajaron en la edificación de Pitom y Rameses, ciudades almacenes de grano, lo que señala la época de Ramsés II, que reinó de 1279 a 1213 a.C
Algunos escépticos afirman que un argumento negativo no tiene valor alguno. Pero otros responden que es imposible que dos millones de personas no hayan dejado ningún resto en Cadés-Barnea ni en Ezión- Guéber, Jabel-Musa o la misma Succot. El desierto del Sinaí estuvo deshabitado en esa época. Este dato es seguro porque la arqueología tiene técnicas muy avanzadas capaces de detectar la menor huella de restos de pastores nómadas o cazadores. El resultado de la tenaz investigación arqueológica, conducida sobre todo por profesionales israelíes, es que los emplazamientos del éxodo pudieron reales…, pero que todos los lugares identificados se hallaban despoblados precisamente en los momentos en los que se cuenta que tuvieron un papel relevante en él.

La arqueología ha llegado a la conclusión de que la escena básica dibujada en este relato, una gran masa de población asentada en el delta del Nilo y un movimiento de gentes por el desierto del Sinaí corresponde al siglo VII a.C., a la dinastía XXVI gobernada por el faraón Psamético I (664-610) y su hijo Necó II (610-595): exactamente la época del rey Josías de Judá, cuando el país de Israel pasaba por una situación de paz y relativa prosperidad, se sentía fuerte y pudo atraer a israelitas asentados en Egipto hacia su país de origen. Fue en este momento cuando en Cadés-Barnea, se edificó una gran fortaleza.

El segundo argumento de peso procede de los textos egipcios. A pesar de que han llegado hasta nosotros suficientes relaciones de sucesos importantes del siglo XIII a.C., no hay mención alguna de una fuga masiva de seiscientos mil esclavos varones, junto con sus mujeres e hijos.

El tercero es que la narración del éxodo procede básicamente de un par de libros, Éxodo y Números, que forman parte del Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia. El conjunto de estos textos transmite historias que ocurrieron presuntamente desde el comienzo de la creación hasta más o menos el siglo XIII. No pueden ser posteriores, ya que se conserva un estela del faraón Merneptah (1213-1203), sucesor de Ramsés II, que señala que un pueblo llamado Israel fue derrotado por él. Por tanto, una fecha posterior es imposible. Y un estudio pormenorizado del Pentateuco señala que las gentes en él descritas habían formado ya una sociedad asentada, sedentaria, con campos e incluso viñas, que corresponde más bien a los siglos IX y VIII a.C. Así, Finkelstein y Silberman, los autores israelíes del renombrado libro La Biblia desenterrada, sostienen que las numerosas referencias a los arameos, a un reino de Edom bien constituido, y a mercaderes que transportan en sus camellos mirra, resina y bálsamo apuntan a una sociedad del siglo IX o posterior.

¿Cuándo y por qué pudo componerse en realidad?

Estos argumentos ponen en duda seriamente que el relato bíblico del éxodo haya ocurrido exactamente igual a lo que ha narrado la Biblia. Pero igualmente parece poco sensato postular que algún, o algunos individuos, haya emprendido la tarea de narrar una historia tan amplia llena de sucesos absolutamente ficticios a sabiendas de que eran así en realidad. Muchos estudiosos opinan que existe lo que se ha dado denominado “mnemohistoria” o historia memorizada por los pueblos antiguos de eventos reales y extraordinarios del pasado, que han sido luego idealizados y aumentados con detalles de época posterior. Es muy posible que el relato bíblico del éxodo haya extraído toda su fuerza no sólo de tradiciones antiguas sino también de detalles geográficos y demográficos contemporáneos a finales del siglo VIII y el VII, y en concreto de manera muy directa de las realidades políticas de la época del rey Josías (640-609 a.C.).
Se podría afirmar, pues, que el relato fundacional del éxodo es una construcción mítica hacia atrás, hacia los siglos precedentes, elaborada conscientemente para establecer los fundamentos gloriosos de un pueblo, el israelita del siglo VII a.C., que con su rey Josías a la cabeza comenzó a soñar --en un momento en el que el imperio asirio estaba hundido y los egipcios se mantenían tranquilos y sin pretensiones hegemónicas-- que iba a establecerse en Judá una monarquía gloriosa, un estado grande y unificado, expandido hacia el norte hasta Galilea y que formaría “un pueblo que veneraría a un solo Dios, con una capital clara, Jerusalén y un solo templo”. Los fundamentos de ese pueblo serían: Yahvé cumplió la triple promesa, hecha por él al patriarca Abrahán siglos atrás, de conceder una tierra propia, descendencia y un gran poder. Y el cumplimiento fueron los sucesos ocurridos durante la liberación del pueblo, nacido de Abrahán, de la servidumbre de Egipto por la mano de Moisés, la conquista de Canaán y la continuación de la gloriosa monarquía de David y Salomón.

Así pues, la arqueología moderna ha revelado que esta gloriosa construcción es en gran parte literaria y mítica, aunque es seguro que guarda recuerdos antiguos. Los eventos del pasado fueron adornados, pulidos y aumentados con nuevos elementos de siglos posteriores, de modo que la concreta narración del éxodo comenzó a forjarse durante el exilio en Babilonia (580 al 500 a.C.), y se redactó definitivamente durante la época de Esdras y Nehemías, que comienza en torno al 460 a.C., por redactores que se fueron encargando de la última recogida y edición de materiales aptos para servir y dar sustento al nuevo intento de restablecer el reino de Judá en Israel.

La figura de Moisés

Naturalmente si no es posible defender la veracidad absoluta del éxodo, se cuestiona también la historicidad completa de su figura principal, Moisés. Hoy día el sentir medio de la investigación se debate entre admitir algún que otro rasgo histórico en las hazañas de este personaje –por ejemplo que fue él el que introdujo la veneración a Yahvé, una divinidad de Madián, no israelita, en competencia con el dios cananeo ’El y su príncipe Baal-- o declarar que es más bien un extraordinario montaje literario. Ya su nacimiento y primeras vicisitudes, como el rescate de las aguas del río están montadas sobre la leyenda del nacimiento del rey asirio Sargón II (722-705 a.C.).

Sobre la vida posterior de Moisés se dividen también los estudiosos: unos creen que su imagen fue delineada tomando rasgos de la figura de un gran visir egipcio, anterior al siglo XIII, que había sustentado la candidatura a faraón de una mujer, la reina madre, cuyo hijo, el faraón, había muerto de niño. Pero este visir fracasó en su empeño y hubo de huir con sus gentes de Egipto. Otros piensan que el mito de Moisés está montado sobre vagos recuerdos históricos de la acción reformadora religiosa del faraón Akhenatón, en la que se coadunan tres elementos fundamentales: a) reforma religiosa; b) grandes plagas, o enfermedades, que cayeron sobre el pueblo egipcio, y c) la salida de poblaciones orientales, semitas, que huyeron del país. Pero estas hipótesis parecen endebles.

En realidad no sabemos, ni sabremos qué hay de verdad en la historia de Moisés. Lo que sí sabemos es que de la reunión, elaboración y montaje final de leyendas, sagas y epopeyas de héroes con nebulosos y vagos recuerdos históricos se puede aprender mucho no de la historia, sino de la autocomprensión del pueblo de Israel y de sus relaciones con los pueblos vecinos. Israel deseaba, y debía, fundarse sólidamente, siendo como era un pueblo pequeño en un país pobre pero apetecido por las grandes potencias porque era paso obligado de Egipto hacia el norte, Siria, Asia Menor o Mesopotamia. Israel, además, tenía una franja costera hacia el Mediterráneo apetecible para los imperios mesopotámicos.


Preguntar

Solo preguntar por su parecer sobre un libro : vida y misterio de Jesus de Nazaret ; de JL Martin Descalzo. Y , que biografia recomendaria sobre la vida de Jesus. Muchas gracias si lee esto. Y si me contesta seria para mi un honor.


Respuesta:

Es un libro que tengo en casa, y que respeto mucho. Pero es un libro ante todo teológico, piadoso, bien escrito, emocional, etc. Pero en el ámbito de la investigación de la figura del Jesús histórico, este libro no cuenta. A lo mejor desgraciadamente para algunos.

Pregunta:

Un pasaje bíblico del Nuevo Testamento me llama la atención el versículo de Juan en el capitulo 7, 9. Lo voy exponer en forma histórica ya que mi persona no cree en adivinaciones soy muy escépticos a temas de milagros. Este pesaje ve a un Jesús muy preocupado, temeroso de no ir a Judea, tal vez, se dio cuenta que un grupo de judío lo querían matar, también evitar ir a la fiesta judía que para él era de mucha importancia, se ve que Jesús actuaba a escondidas o en secreto, que su familia no se diera bueno algunos de sus familiares se daban cuenta pero de una forma de una forma muy secreta, tal vez, Jesús era líder un grupo de revoltoso (rebeldes o mafiosos) . Cuando uno actúa de una forma muy misteriosa y escondidas de la familia y evitar ir a fiesta importante eso significa que Jesús hizo algo malo. Jesús dice" yo no voy porque aun no llega el momento", no cree usted que esa respuesta es muy extraña, es un respuesta de preocupación que esconde algo?

Respuesta:

El Evangelio de Juan es simbólico, y tiene líneas esenciales de interpretación que forman un pensamiento relativamente coherente (porque actuaron varias manos en la composición del Evangelio = lea, por favor, G. Fontana Elboj, “El Evangelio de Juan. La construcción de un texto complejo: orígenes históricos y proceso compositivo”. Monografías de Filología Clásica 24, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2014 y VIDAL, S., Evangelio y Cartas de Juan. Génesis de los textos juánicos, Mensajero, Bilbao, 2013, si le fueren accesibles de algún modo).

Dentro de esas líneas es imposible del todo punto que el Evangelio ni siquiera sugiera que Jesús podría estar haciendo algo malo. Indica sin embargo, varias cosas: que los “judíos” no entendían a Jesús; que había fricciones con su familia carnal; que los tiempos, incluso los de su muerte, los controla Él, Jesús, el Verbo encarnado. Que de momento la gente no lo entiende, pero tras su muerte, vendrá el Paráclito, su Espíritu y el del Padre y lo explicará todo.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com




Martes, 23 de Diciembre 2014


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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