CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Notas

Hoy escribe Fernando Bermejo

En la versión del bautismo de Jesús del evangelio de Marcos 1,11, la voz divina –que, como ocurre a menudo, resulta inaudible para quien no es Jesús– dice dos cosas al galileo: “Tú eres mi hijo amado” y en soì eudókesa, que a menudo se traduce como “en ti me he complacido”. Hasta aquí, todo claro.

Sin embargo, muchas cuestiones filológicas se ciernen –y no como gráciles palomas– sobre esta última declaración. ¿Cuál es el sentido del verbo eudokéo, y cómo funciona con la preposición “en”? ¿Por qué está en aoristo, forma verbal que expresa un aspecto “puntual” de la acción? ¿Confirma el verbo algo previamente conocido acerca de su objeto, o más bien declara algo nuevo sobre él? ¿Tiene el verbo o no una función performativa?

El verbo eudokéo aparece con frecuencia en la Septuaginta y el Nuevo Testamento. Su campo semántico abarca significados tales como “complacerse en”, “deleitarse”, “consentir”, “estar de acuerdo”, pero también “elegir” o “seleccionar”. Sin embargo, como ya se ha señalado, la mayor parte de traducciones modernas vierten complacientemente por “complacerse en”. No obstante, hay excepciones. Julius Wellhausen, en su monografía sobre el evangelio de Marcos, traduce: “Dich habe ich erwählt” (yo te he elegido, o más literalmente, “a ti he yo elegido”), mientras que La Traduction Oecuménique de la Bible tiene “il m’a plu de te choisir”, que podríamos verter como “me ha complacido elegirte”, o algo por el estilo.

En la Septuaginta, el verbo puede connotar una decisión colectiva efectuada por un grupo de gente. Así, cuando Jonatán y los judíos debaten si apoyar al rey Demetrio o a Alejandro Epífanes, el texto dice, respecto a los ofrecimientos de Demetrio, que “no les dieron crédito ni los aceptaron”, sino que eudókesan en Alexándro(i = iota suscrita) (1 Macabeos 10,47). El contexto indica que el verbo connota algo más que sentimientos placenteros hacia Alejandro, pues manifiesta una elección de Alejandro entre las dos opciones posibles. De hecho, por ejemplo, la Biblia de Jerusalén traduce: “Se decidieron, pues, por […] Alejandro”.

Además, la Septuaginta utiliza el verbo para registrar la elección, por parte de Dios, de una persona determinada. El salmo 151 se refiere a la elección y unción de David, y entre otras cosas dice: “Mis hermanos eran hermosos y altos, kai ouk eudókesen en autoîs kýrios”. Una traducción plausible podría ser “y no se complació el Señor en elegirlos”. Pero, ¿está realmente justificada esta traducción?

Por fortuna, el texto hebreo del salmo fue descubierto en Qumrán, en una versión más completa que la griega, y en la que el orden de los versos fluye de modo más lógico. El pasaje paralelo reza así: “Aunque (mis hermanos) eran altos de estatura y de elegante cabellera, el Señor Dios no los eligió” (verbo bahar). La versión hebrea deja clara la connotación sugerida por el griego, puesto que el verbo hebreo bahar (“elegir”) funciona de modo equivalente al griego eudokéo + en.

Volviendo al Nuevo Testamento, resulta curioso que solo en pocas ocasiones el verbo eudokéo connota claramente el simple “estar complacido” o “estar satisfecho”. La mayor parte de las veces sería mejor traducirlo como “elegir” o “escoger”, siendo casi siempre el sujeto del verbo Dios. Esta es la razón por la que el autor del artículo “eudokéo, eudokía” en el Theologisches Wörterbuch zum neuen Testament se refiere, en relación a Marcos 1,11, a la “elección del Hijo”. Y añade que, de todos los verbos que pueden expresar la elección en griego (hairetízein, eklégesthai, prosdéchesthai, thélein), “eudokeîn expresa con la mayor intensidad el aspecto emocional del amor de Aquel que elige”.

Si las anteriores apreciaciones son correctas, podemos ahora volver a las cuestiones formuladas para responderlas. ¿Cuál es el sentido del verbo eudokéo, y cómo funciona con la preposición “en”? Su sentido es, con toda probabilidad, “elegir” o “complacerse en elegir”. ¿Por qué está en aoristo? Porque la elección referida es un acto puntual. ¿Confirma el verbo algo previamente conocido acerca de su objeto? No, el verbo declara algo nuevo que el evangelio no había dicho antes, a saber, que Jesús ha sido elegido por Dios como hijo. ¿Tiene el verbo o no una función performativa? Sí la tiene: en el acto del bautismo y mediante la declaración, Jesús es “hecho” hijo de Dios. Marcos no es Mateo, ni Lucas, ni Juan.

Cómo se debe entender todo esto en un contexto grecorromano, es una historia diferente.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo

Miércoles, 15 de Junio 2016


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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