Fue durante un viaje a Sicilia cuando tuve noticia de un famoso autor italiano llamado Andrea Camilleri. Y no voy a negar mi prevención, a veces prejuicio, ante los autores muy leídos y populares. Camilleri recrea, en homenaje a Vázquez Montalbán, un personaje llamado Montalbano, comisario y héroe cotidiano, dentro de un espacio literario ubicado en una particular forma de concebir Sicilia. No había leído a Camilleri hasta que un día, un poco de casualidad, me entero de que tiene un relato con un título realmente significativo: "Lo que contó Aulo Gelio".
Escrito por Francisco García Jurado
Ya he tenido ocasión de referir en alguna ocasión que conocí la existecia de Aulo Gelio, autor latino del siglo segundo después de Cristo, en la novela Rayuela, de Julio Cortázar. Al cabo del tiempo también me enteré de que Bioy Casares elogiaba la obra del erudito romano, o de que había un gran poeta Argentino, Arturo Capdevila, que había escrito un hermoso retrato del autor latino por el que muchos lectores argentinos llegaron a conocer a Gelio cuando todavía eran niños. Lo del cuento de Camilleri me dejó muy sorprendido. Por desgracia, la obra en la que podía encontrarse, la recopilación de cuentos titulada "Un mes con Montalbano", no estaba disponible en las librerías donde lo busqué. En todo caso, logré acceder al libro de Camilleri y leer la historia en cuestión sobre Aulo Gelio. Un capitulo de las Noches áticas, precisamente el dedicado al episodio singular de Androcles y el león, ha sido releído en clave detectivesca por Camilleri. No voy a revelar el contenido del cuento, pero sí hablaré un poco sobre esta fábula referida por Gelio. Un esclavo llamado Androcles ha huido al desierto escapando de un amo cruel. Se refugia en una cueva para intentar evitar la muerte, pero allí se encuentra con un temible león. El animal, lejos de mostrarse con fiereza, le muestra una pata malherida. El esclavo le cura y el león, en prueba de agradecimiento, alimenta al esclavo con carne cazada por él mismo. Así conviven humano y león durante mucho tiempo, hasta que Androcles abandona la cueva. La desgracia hizo que el esclavo volviera a ser atrapado y condenado a morir comido por los leones. Allí, sorprendentemente, el león que debía matarlo no le hace ni un rasguño, sino que se porta con él de manera cariñosa y amigable. Androcles reconoce entonces al querido león de otros tiempos y el emperador les permite pasar el resto de sus vidas juntos. Camilleri utiliza esta historia para explicar uno de los casos que narra. Sólo referiré el momento en que se nos habla acerca de Gelio:
"Aquella noche se le caían los ojos de sueño y pensaba apagar la luz y echar un buen sueñecito, pero le llamó la atención un artículo largo dedicado a Aulo Gelio, con ocasión de la publicación de una selección de fragmentos de sus Noches áticas. El autor, después de haber dicho que Aulo Gelio, que vivió en el s. II después de Cristo, compuso su dilatada obra para entretenerse durante las largas noches invernales en su propiedad del Ática, concluía dando su opinión: Aulo Gelio era un escritor elegante de cosas absolutamente fútiles Sólo cabría recordarlo por una historieta que contó, la de Androcles el león."
El juicio sobre Gelio que aquí desarrolla un crítico desconocido no es nuevo. El poeta argentino Arturo Capdevila vio en Gelio el prototipo de la erudición vana, por lo que nuestro autor latino ha pasado a formar parte de esa nómina de eruditos inútiles que puebla la literatura. El juicio negativo ya aparece en Luis Vives, nuestro autor valenciano del XVI, y en este caso es un juicio motivado por causas patrias, pero de esto hablaré otro día.
Francisco García Jurado
Universidad Complutense
"Aquella noche se le caían los ojos de sueño y pensaba apagar la luz y echar un buen sueñecito, pero le llamó la atención un artículo largo dedicado a Aulo Gelio, con ocasión de la publicación de una selección de fragmentos de sus Noches áticas. El autor, después de haber dicho que Aulo Gelio, que vivió en el s. II después de Cristo, compuso su dilatada obra para entretenerse durante las largas noches invernales en su propiedad del Ática, concluía dando su opinión: Aulo Gelio era un escritor elegante de cosas absolutamente fútiles Sólo cabría recordarlo por una historieta que contó, la de Androcles el león."
El juicio sobre Gelio que aquí desarrolla un crítico desconocido no es nuevo. El poeta argentino Arturo Capdevila vio en Gelio el prototipo de la erudición vana, por lo que nuestro autor latino ha pasado a formar parte de esa nómina de eruditos inútiles que puebla la literatura. El juicio negativo ya aparece en Luis Vives, nuestro autor valenciano del XVI, y en este caso es un juicio motivado por causas patrias, pero de esto hablaré otro día.
Francisco García Jurado
Universidad Complutense
Sábado, 21 de Noviembre 2009
Redactado por Antonio Guzmán el Sábado, 21 de Noviembre 2009 a las 18:53
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Antonio Guzmán
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