ARTE: Ángel Orcajo

Bitácora



Angel Orcajo Lunes, 31 de Marzo 2008


Una vez pasado ARCO de este año, y conectando con mi reflexión anterior publicada en este mismo blog, que se refería a mi opinión sobre el término de “Ferias de Arte Contemporáneo”, no puedo dejar de volver a manifestar, ya que la confirmación es sumamente evidente, que estas muestras que deberían de ser consideradas como espacios de comercio, con todo el derecho, se erigen paradójicamente en muestras de cultura exquisita, en muestras de lo que se considera, el arte más vivo y de vanguardia, ese llamado con énfasis inusitado “ el arte emergente”.



Hay evidentemente aquí una falacia manifiesta, ya que se erige sin discusión como manifestación del arte de hoy, impuesta y coreada sin pundor, por los medios de comunicación, cuando prima sobre todo, el espectáculo visual, la provocación sin importar lo más mínimo, que todo esto sea absolutamente efímero.

Lo importante es el hoy, no importa que no llegue al mañana, algo como de usar y tirar, un producto más de la sociedad que vivimos.

Sin embargo es curioso que en este marco, se haya celebrado un debate organizado por el prestigioso periódico El País, cuyo título era: El artista y el público.

Importantes personalidades del mundo del arte contemporáneo plástico participaron invitados en él. La mayoría manifestaba un cierto pesimismo sobre el momento actual que se vive, por ejemplo el reconocido crítico de arte Francisco Calvo Serraller exponía claramente: “vivimos en la idea de romper con la memoria, con el pasado, en función de un futuro vacío, pero que resulte cautivador… los museos quieren ser muestrarios de la actualidad, y no solo eso, si no lo que demande la posibilidad de futuro”…

También el pintor reconocido Eduardo Arroyo se manifestaba con estas significativas palabras: “El artista se está convirtiendo en un hombre absolutamente domado, cosa grave, lo que hay es una perversión del mercado donde muchos artistas quieren trabajar para las Instituciones, ahora los Museos encargan a los artistas, y esto resulta una sovietización, que es cada vez más grave. Aquí el verdadero protagonista de lo que ha ocurrido en este país, en este desierto, han sido los medios de comunicación, ellos nos han regalado todo lo que existe hoy, los museos, el arte, etc.”

Desquiciado ruido

Creo que lo más grave de todo esto,( y ahora soy yo el que toma la palabra), es que el verdadero arte que surgía en el silencio de los apartados estudios del mundanal ruido, hoy estos están instalados orgullosamente en ese desquiciado ruido.

Antes generalmente el trabajo surgía y obedecía a una necesidad interior del artista, para dar primordialmente respuestas a sus inquietudes interiores y al placer de una práctica expresión específica que se recompensaba “de facto”, sin la preocupación del éxito social.

Hoy la producción artística responde cada vez más a las demandas de “un sector enterado” donde los curators son los verdaderos diseñadores de la obra. Y un día habrá que mostrar en los museos los escritos enmarcados de estos y no las obras que ilustran pálidamente sus palabras.

Por otra parte los creadores cada vez están peor preparados en el dominio de la expresión artística y no dan tiempo a que madure su lenguaje ni su pensamiento, presionado por sus deseos de encontrar pronto, un sitio en el fascinante panorama del artisteo.

Diagnóstico apocalíptico

Todo lo que he expuesto tan exagerado en su forma, como diagnostico apocalíptico, si rebajamos su énfasis desmedido, nos encontramos sin embargo que cuando titule este blog “la lenta desaparición…”no he hecho más que observar, que en la sociedad actual esa necesidad profunda de los seres que han conformado va desapareciendo, se va transformando en otras necesidades más en la superficie, multiformes y enormemente dinámicas, que tienen mucho más que ver, con la capacidad creativa y no creadora, bien es verdad que en otras épocas los creadores también eran excepción, pero hoy ante una elevación cultural más general, se ha creado una nivelación de deseos y proyectos, que provoca que ese fuego sagrado vaya apagándose.

Y cave preguntarse, pero esa sociedad no acabara dándose cuenta, que esta cada vez más en posesión de herramientas expresivas tecnológicas cada vez más sofisticadas, pero que se auto complace exponiendo esas posibilidades infinitas en sí mismas, quedándose fascinada por “ los efectos especiales”, véase en un mundo creativo como el cine que se echan en falta talentos de lo profundo a lo Bergman, Tarkoski o , Ford, ¿dónde esta el cine que se hacía en Francia como Remón, o , en Italia como Fellini, o, Visconti? etc.…

Esto desgraciadamente es un vial progresivo, “mucho ruido y pocas nueces”, que le vamos a hacer.



Editado por
Angel Orcajo
Eduardo Martínez de la Fe
Nacido en Madrid en 1934, Ángel Orcajo estudia dibujo y grabado en La Escuela Nacional de Artes Gráficas (Madrid) y pintura en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Participa en el Pabellón de España de la XXX Bienal de Venecia de 1970. Ha expuesto en importantes salas españolas (Juan Gris, Museo Español de Arte Contemporáneo, etc.) de Nueva York (Universidad de Columbia, etc.) pasando por Sao Paulo (Bienal de 1969) y Lisboa y Oporto (Sala da Praça). Hay obra suya en algunos de los principales museos españoles e internacionales.

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