Bitácora
22/10/2008
El trabajo que venimos comentando aporta las ventajas que tiene todo estudio inmediato a las fuentes, aunque a veces tome cifras de otros estudios más antiguos. Y de estos son estimaciones como la de que se podría conseguir un ahorro de 22 millones de toneladas de dióxido de carbono el ahorro si el 10% de los europeos (19,3 millones en la Europa de los 25) tuvieran un sistema de trabajo flexible.
De los resultados de la encuesta sobre los teletrabajadores de Telefónica I+D se deduce que con el teletrabajo se reducen al 50% los desplazamientos, a pesar de que ahora la distancia al centro de trabajo es de media 17,6 km más que antes, y se producen algunos desplazamientos adicionales los días de teletrabajo que antes se realizaban de camino al trabajo. Un 5% han modificado su residencia y se han alejado del centro de trabajo como consecuencia del teletrabajo. El 73% considera que podría llegar a hacerlo en el futuro.
Más de 20.000 empleados de la empresa Bell Canada disponen del equipamiento necesario para teletrabajar, con ello se estima que sería posible evitar unos 29 millones de kilómetros al año en deslazamientos, y en consecuencia, la emisión de unas 7.800 toneladas métricas de CO2.
La experiencia de teletrabajo de Telefónica I+D (con 99 teletrabajadores que trabajan parcialmente desde casa) evita la emisión anual de 55 toneladas de dióxido de carbono, 557 kilos de media por cada teletrabajador.
Gracias a la reducción de los desplazamientos, se podrían ahorrar 85 toneladas de CO2, aunque algunas se pierden por efectos rebote: cambios de domicilio, de medio de transporte o desplazamientos adicionales que antes se hacían de camino al trabajo.
Los cambios en la iluminación y la climatización de los centros de trabajo de la empresa y del hogar de los teletrabajadores compensan en unas 28 toneladas parte de los ahorros que se consiguen con la reducción de los desplazamientos. El efecto más negativo es el debido a las emisiones adicionales producidas por la calefacción en casa del teletrabajador.
Mas cifras al respecto que confirman lo que se viene afirmando sobre la práctica del teletrabajo: los teletrabajadores sustituyen habitualmente el ordenador de sobremesa por un portátil, lo que conlleva una reducción del consumo energético y, en consecuencia, de las emisiones de unas 6 toneladas anuales de CO2, pero supone la generación de baterías.
En IBM teletrabajan más de 100.000 empleados (aproximadamente un tercio de sus trabajadores de todo el mundo). Sólo en Estados Unidos esto evita la emisión de 50.000 toneladas de CO2. Adicionalmente, el rediseño de sus oficinas ha permitido mejorar la eficiencia energética de la empresa y ajustarse a las necesidades de los trabajadores que pasan tiempos reducidos en la oficina.
Según datos de un estudio de Sun Microsystems, la construcción, calentamiento e iluminación de los edificios en el Reino Unido es la causa de la mitad del consumo total de energía y el 40% del uso de materiales. Pero este consumo es en gran parte desaprovechado, ya que de media se usa solo el 22% del espacio de las oficinas.
Más de 2.000 empleados del Grupo Telefónica trabajan en movilidad. En Distrito C, sede central de la compañía en Madrid, parte de los empleados tienen un “puesto avanzado” y no disponen de una mesa asignada en la oficina. El objetivo es que en 2008, un 40% de los empleados de Distrito C trabajen en este tipo de puestos, con un ordenador portátil, una agenda electrónica, un teléfono móvil y con tarjetas personales que permiten el acceso a los diferentes espacios que pueden ser utilizados para trabajar.
Importantes empresas multinacionales dejan en manos de telecentros rurales el procesado de su documentación (por ejemplo, la de UPS en una aldea de Suecia), de grandes hospitales (en aldeas irlandesas) o incluso se da el caso de llevar el control de los aparcamientos de pago en las calles de varias ciudades de Suecia desde un domicilio particular.
En Iberoamérica, un 87% de los empleados de los centros de atención telefónica teletrabajan. Actualmente existen unos 6.300 centros de este tipo que emplean a unas 409.500 personas.
En España, los centros de atención telefónica están aumentando. Se estima que en 2007 hayan superado los 1.900. Además de que numerosas empresas los trasladan a otros países como Marruecos o países latinoamericanos, están surgiendo también iniciativas para la apertura de centros en pequeños pueblos alejados del entorno urbano. La alta rotación de la plantilla de estos centros (hasta ahora concentrada principalmente en las grandes ciudades), está provocando que se trasladen hacia pequeños pueblos en busca de una menor rotación.
Y un último dato (por ahora) referido al teletrabajo y las personas con discapacidad: la empresa Servitelco se constituyó en 2004, con Atam (Asociación del Grupo Telefónica para las personas con discapacidad) como socio único, con la idea de prestar servicios de telecomunicaciones empleando a personas con discapacidad (que forman un 85% de su plantilla).
Editado por
Francisco Ortiz Chaparro
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