Bitácora
19/02/2007
Continuando la temática que presentábamos en el artículo anterior sobre la función y el papel del teletrabajo en la concialiación de la vida laboral y la vida familiar, se ha constatado que el teletrabajo en el hogar no tiene por qué aportar siempre cambios en cuanto al número de horas dedicadas al trabajo o a la familia.
Sin embargo, en un estudio sobre la introducción de la banda ancha en hogares americanos se identificaron discrepancias entre los teletrabajadores que sí percibían alguna alteración en este sentido, según fueran hombres o mujeres. Las mujeres manifestaban que esa alteración se traducía en mayor medida en pasar más tiempo con sus familias, mientras que los hombres hablaban más de una reducción del tiempo de dedicación a sus familiares en el hogar, como consecuencia del teletrabajo.
Por otra parte, la influencia del teletrabajo en las familias es susceptible de ser más o menos positiva, en función de las circunstancias familiares que existan. Se observan resultados más positivos en las familias con personas a su cargo y parejas sin hijos que en las parejas con hijos.
Diane Gabrielle Tremblay (1) hace un retrato robot de los teletrabajadores asalariados (después de considerar numerosos estudios de varios autores y países) y dice que son hombres (58,8%) más que mujeres (41,2%), aunque cuando se considera el número de teletrabajadores a tiempo completo las mujeres llegan a suponer el 67%.
La mayoría de los teletrabajadores (70%) tienen entre 26 y 45 años. El 47% tienen esposa o esposo y uno o más niños y el 60,6% son licenciados universitarios. Este retrato es similar al de muchos otros estudios que cita la autora.
El teletrabajo, según el estudio, es más atractivo para quienes tienen una esposa o esposo y niños, porque les permite reducir el tiempo de transporte, estar en casa más tarde por la mañana y más temprano por la tarde y lograr un equilibrio mejor entre el trabajo y las responsabilidades familiares. Las personas solteras que viven solas optan menos por esta forma de trabajo.
El teletrabajo es más frecuente entre personas solteras que viven con un compañero (5,7%) y se incrementa con el aumento del número de hijos en las familias. Es más común entre personas con estatus ocupacionales mas altos, más común entre personas de 26 a 44 años y entre hombres.
Cuanto más alta sea la ocupación, más alta es la fracción de la fuerza total de trabajo que teletrabaja. Cuanto más alto es el número de horas por semana, más alta la proporción de teletrabajadores. Aunque el teletrabajo tiene alguna relación con un cierto número de variables demográficas, no está ligado a ningún grupo.
Los teletrabajadores, continúa afirmando la autora, sienten que son más libres en su trabajo, tienen más autonomía y acaban adquiriendo nuevas capacidades y conocimientos, puesto que tienen que resolver los problemas por sí mismos.
Calidad de vida
La gran mayoría de los teletrabajadores no quieren regresar a la oficina tradicional y algunos incluso dejarían de trabajar si tuvieran que hacerlo, especialmente los que se encuentran más cercanos a la jubilación. La calidad de vida es una dimensión importante en la evaluación del teletrabajo por parte de las mujeres.
Sin embargo, también el estudio refleja que el teletrabajo crea el riesgo de más conflicto entre el trabajo y la familia. En la encuesta de la autora, la reconciliación del trabajo y las responsabilidades familiares no surge claramente como una gran ventaja. Las primeras semanas o meses son más difíciles a veces pero, después de un período de ajuste, tanto la esposa o el esposo como los hijos parecen entender que su pareja y/o padre o madre están trabajando verdaderamente. Se valoran mucho también sus ventajas para cuidar a familiares enfermos o personas con discapacidades.
Las mayores trabas surgen de la necesidad de formación, la tecnología, la falta de compañeros y el aislamiento, seguidos por el riesgo de trabajar más, la dificultad para automotivarse y el conflicto entre familia y trabajo. Las mujeres con aspiraciones de hacer carrera suelen preferir teletrabajar sólo parcialmente.
El teletrabajo no debe servir como sustituto para medidas adecuadas y apropiadas de cuidado de los niños o para horarios exigibles que ayuden a reconciliar la vida laboral con las responsabilidades familiares. En general, las mujeres que teletrabajan tienen más dificultad para "pasar" de la familia al trabajo, mientras que los hombres tienen más problemas para "pasar" del trabajo a la familia.
El teletrabajo no se debe reducir a la consideración de que resuelve sólo problemas empresariales o laborales, como la eficacia de la organización, la reducción de costes, etc., sino que debe abarcar una visión más holística en la que se incluyan perspectivas de varias disciplinas, pues afecta al transporte, la energía, la arquitectura, la psicología, la sociología y, lindando con el tema que nos ocupa, los estudios de género.
Porque la introducción del teletrabajo en el hogar significa también cambiar las relaciones espaciales de la vida diaria a nivel regional, a nivel de vecindad y a nivel de hogar. Vivir en una ciudad es diferente de vivir en un suburbio o en el campo, no sólo en términos de facilidades comerciales y culturales, sino también por los diferentes tipos de vida, el espíritu de vecindad y la cultura local.
El diseño del hogar influye en la relación entre la familia y el mundo exterior. Afecta a la forma en que la gente interactúa o coincide con los vecinos. El domicilio ofrece ciertas condiciones espaciales para el encuentro entre el mundo del trabajo y la vida familiar.
Un tema final: el estudioso del teletrabajo Jack Nilles señala que, aunque no hay estadísticas a largo plazo, se comprueba que uno de los efectos laterales del teletrabajo es incrementar la estabilidad familiar, aunque señala que el teletrabajo no puede salvar una familia camino de la disolución.
En todo caso, en este como en otros aspectos señalados, falta por realizar un enfoque multicultural que no sólo tenga en cuenta a los teletrabajadores pertenecientes a las empresas de su mismo país, sino a aquellos que teletrabajan para empresas de países diferentes.
Por ejemplo, si en la India se realiza una gran cantidad de trabajo para empresas de los Estados Unidos, las repercusiones del teletrabajo no se pueden estudiar sólo en este último país, pues para tener una visión de conjunto es necesario estudiar las repercusiones en el otro.
(1) Balancing Work and Family with Telework? Organizational Issues and Challenges for Women and Managers en Women in Management, Manchester: MBC Press, vol. 17, 3/4, pp 157-170.
Editado por
Francisco Ortiz Chaparro
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