Bitácora
22/09/2008
Los gobiernos Iberoamericanos son conscientes de que los jóvenes de hoy viven con mayor intensidad la globalización, caracterizada por la innovación tecnológica y su uso extendido. CEPAL y OIJ, en el libro La Juventud en Iberoamérica. Tendencias y Urgencias, abordan la situación del desarrollo juvenil en el marco de la globalización como un desafío político ante una serie de paradojas: los jóvenes tienen más educación y menos empleo; están más informados y presentan un déficit de participación en todos los órdenes; aspiran a la autonomía y están limitados por la supervivencia económica; gozan de una salud relativamente mejor y eso impide que se observe su particular morbilidad y mortalidad; están mejor dotados para el cambio, pero millones viven en la exclusión social; defienden una causa como el derecho a un medio ambiente saludable, pero heredarán uno deteriorado y devastado.
Claro que el desarrollo de la juventud mediante las TICs tiene sus reglas de juego. Como dice un informe de la Fundación Internacional de la Juventud (Integrating ICT into Youth Development Iniciatives: Some Lessons Learned), "Por muchas promesas que traiga consigo la era de información, las TICs no pueden, por sí solas, satisfacer muchos de los retos fundamentales a los que se enfrentan los jóvenes todos los días. Por ejemplo, el hecho de instalar un ordenador en un aula no va a capacitar a un estudiante no cualificado para alcanzar los beneficios de la tecnología.
El profesor tiene que formar parte de la experiencia de aprendizaje del estudiante, ayudarle a comprender cómo funciona un ordenador y cómo la tecnología le puede ayudar a conseguir resultados importantes en su educación. No solo debe implicarse en la vida del joven un adulto competente, dándole asistencia cuando la necesita, sino que es necesario conseguir un entorno funcional adecuado para alcanzar resultados positivos."
"El desarrollo positivo del joven –continúa- constituye un rompecabezas y las TICs representan un medio eficaz de conseguir un buen resultado. Los niños y los jóvenes son un objetivo muy adecuado para las iniciativas TICs. Además suelen ser muy entusiastas y aprender rápidamente."
Pero todo tiene que hacerse con un soporte adecuado. Las iniciativas TICs eficaces deberían utilizar la tecnología como un mecanismo para alcanzar áreas que han estado descuidadas debido a infraestructuras pobres y la ausencia de electricidad y de líneas telefónicas.
Las TICs son una de las fuerzas más potentes para moldear el siglo XXI que impactan tremendamente en la forma en que los jóvenes viven aprenden y trabajan. Pero la mayoría de los jóvenes de hoy viven en el lado erróneo de la brecha digital, en comunidades expuestas a las imágenes y sonidos de un mundo nuevo pero que les ofrece formación insuficiente o pocas oportunidades económicas para formar parte de él.
“¿Cómo podemos, en cuanto sociedad global, manejar el poder de las TICs para sacar a los jóvenes de la marginalidad económica y social?", se pregunta la Fundación. Y continúa: “Los retos a que se enfrentan los jóvenes piden soluciones de largo alcance y partenariados nuevos e innovadores. Son necesarios esfuerzos conjuntos de la esfera pública, la empresa privada, la sociedad civil para promover la educación y las oportunidades de empleo para la juventud.”
El riesgo de simplificar la visión del desarrollo juvenil
Para la Organización Iberoamericana de la Juventud (Jóvenes de Iberoamérica y los ODM), el aumento del uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones, ha tenido repercusiones desproporcionadas en la vida de los jóvenes. Los jóvenes representan mayor proporción de participación en las redes de la web que otros grupos de edad, debido a su nivel de escolaridad y de consumo de los medios de comunicación. Sin embargo, participan menos en los espacios de toma de decisiones, sobre todo en los ámbitos del Estado, a pesar del impulso otorgado a la formulación de políticas públicas que debieran reflejar una mayor inclusión social y un aumento de la ciudadanía.
Pero, se dice en el documento de la Organización, “la promoción y acceso a las tecnologías de la información y la comunicación plantean el riesgo de confundir un medio para el desarrollo con un fin en sí mismo. Cierto es que la inclusión de la juventud en el mundo global pasa necesariamente por implementar los recursos de la digitalización informática, pero existe una tendencia en la política de juventud a la simplificación cuando se confunde el medio con el fin, pues las TICs son tan solo la herramienta del desarrollo para arribar a una vida considerada plena y de calidad y no, como a veces se las presenta, como el desarrollo mismo”.
A esto se agrega la centralidad de la educación en la sociedad del conocimiento. Al respecto, se argumenta que tener una buena educación permitirá integrarse a la revolución de la información, acceder a trabajos “inteligentes” y participar en redes en las que circula el conocimiento. Carecer de educación oportuna implica, por el contrario, quedar recluido en el analfabetismo cibernético y restringido a ocupaciones de baja productividad y bajos salarios, privado del diálogo a distancia y de gran parte del intercambio cultural. El bienestar que augura la educación hoy ya no sólo remite a la posibilidad de que los educandos generen a futuro mayores ingresos que los de sus padres, dado el mayor capital humano, sino también se refiere al uso de habilidades adquiridas para ejercer nuevas formas de ciudadanía, convivir constructivamente en el multiculturalismo, y combinar el vínculo inmediato con el vínculo mediático.
La expansión de las TICs se puede explicar como causa y efecto de la globalización a todos los niveles. No hay duda de que constituyen un poderoso instrumento para crear nuevas autopistas de comunicación entre los jóvenes y que pueden ayudar a crear una "cultura juvenil global". Pero hay aspectos espaciales y temporales que cuentan mucho a la hora de aplicar con eficacia las TICs a propósitos de desarrollo específicos.
A pesar de las numerosas promesas que ofrece la era de información, debemos tener en cuenta que las TICs, por sí mismas, no pueden satisfacer muchos de los retos principales a que se enfrentan cada día los jóvenes. El hecho de añadir una "e" a todos los parámetros de desarrollo social no resolverá los problemas. Esta "e" precisa de infraestructuras básicas que están lejos del alcance de la mayoría.
Quiere decirse que la simple instalación de una computadora en un aula no tiene por qué ser eficaz para permitir a estudiantes no formados conseguir los beneficios de la tecnología, la e-salud puede estar solo al alcance de unos cuantos, la e-agricultura podría quedar confinada a unos pocos... ¡Pero se trata de un comienzo!
Por ello, señala la OIJ, “es crucial que los gobiernos comprendan que existe una relación dinámica entre la falta de ingreso, el desempleo, el subempleo y la pobreza”.
Se trata de una opción de futuro: “la reducción de la pobreza entre los jóvenes tiende a ser menor que en el conjunto de la población”.
Editado por
Francisco Ortiz Chaparro
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