TRABAJO Y EMPLEO

El director y la comunicación. El director de la experiencia de teletrabajo ha de ser un gran comunicador. Tiene que mantener la comunicación entre personas aisladas entre si y que no alcanzan a ver los resultados tangibles del trabajo conjunto. No es fácil. Lo que prima en las empresas es el grupo y la compartición de información. Incluso las nuevas formas de organización están basadas en este trabajo en grupo y en la comunicación y la información compartida.

En la comunicación dentro de los distintos miembros de la práctica del teletrabajo están implícitas no sólo cuestiones de tipo profesional, sino de gestión de personas y de grupos. De animación de personas que se pueden sentir aisladas, imbuidas de un sentimiento negativo de haber perdido lazos que las ligaban a una serie de compañeros, de actividades, de temas profesinales e incluso de objetos y de ambientes. Y, también, no lo olvidemos, que sienten haber perdido el sentimiento (la convicción, muchas veces) de pertenencia a una entidad.

Todo ello lo tiene que combatir -con éxito, naturalmente- un buen director. Las instrucciones a los miembros del equipo tienen que ser ahora muchísimo más precisas que cuando se imparten cara a cara, porque no existen, en la distancia, los rituales de la comunicación, el lenguaje corporal y gestual. Y, al mismo tiempo que más precisa, la relación tiene que ser más cálida para combatir esa posible pérdida del sentimiento de pertenencia.

Se ha llegado a decir que con el teletrabajo desaparecen las funciones de liderazgo. No estamos de acuerdo con esta apreciación y a comentarla y debatirla dedicaremos una de estas reflexiones.

Esta capacidad de comunicación enlaza también con las reflexiones sobre el aprendizaje que hicimos en un artículo anterior. Porque el aprendizaje se produce en las empresas por un proceso de "ósmosis", a partir del contacto con los compañeros, jefes y subordinados.

A veces con colegas de otros departamentos, e incluso con proveedores o clientes. ¿Quien no ha preguntado alguna vez cómo se podía hacer alguna cosa a quien se pusiera "a tiro"? Y esto acentúa la cultura de la convergencia en un sitio y en un momento determinados, que no existe con el teletrabajo.

Porque, además, en esta convergencia y coincidencia se ejercen, se perciben y aprenden cualificaciones humanas que siempre surgen en la interacción con los seres de la misma especie. En estas interacciones entran las relaciones de poder y de dominio, de presunción, de vanidad física o intelectual, de agradar o de agredir, de descargar neuras o de entablar amistades.

El teletrabajador que procede de la empresa se ve privado de todo ello, de pronto, y ya no puede "marcar su territorio" a diario de mil sutiles formas.

El director de la experiencia tiene que tener en cuenta todo esto... y ponerle remedio. No es nada fácil. ¿Quien dijo que no hacía falta liderazgo? Para tener éxito, además de con su inteligencia y con su saber hacer de forma directa e individual, cuenta con herramientas ya experimentadas, que veremos en el artículo siguiente.

Francisco Ortiz Chaparro


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