Bitácora
21/12/2008
No quiero dejar que pasen estas fiestas sin desear felicidad y prosperidad a quienes tienen la paciencia de leerme, y los mejores deseos en sus tareas de teletrabajo para el año 2009.
Pero como estas fiestas, además de a descansar y a disfrutar, invitan también a reflexionar, quiero hacer esto último sobre uno de los grandes temas recurrentes en el teletrabajo: el de la necesidad de disciplinarse para no confundir los tiempos de trabajo con los dedicados a otras tareas, por muy necesarias que sean, y, sobre todo, la necesidad de imbuir esta idea en las personas que están a nuestro alrededor.
Nada como la llegada de unas fiestas tan familiares puede contribuir más a que recaigan sobre el teletrabajador peticiones, invitaciones y sugerencias de actividades en las que emplear el tiempo. Por eso, si en ocasiones normales es esencial la concienciación sobre la disciplina –y su puesta en práctica-, en esta ocasión es vital. Pero no fácil, todos los que teletrabajamos lo sabemos.
¿La causa? Esencialmente, la falta de cultura hacia el teletrabajo por parte de la sociedad. La cultura del trabajo presencial está demasiado arraigada, aún, y son muchísimas las personas que no consiguen habituarse a comprender que el hecho de que no se vaya a un lugar a trabajar no significa tiempo libre para atender a sus sugerencias, invitaciones o peticiones. También al teletrabajador se le hace duro recluirse y concentrarse en estas ocasiones, pero nadie dijo nunca que el teletrabajo fuese fácil. Puede ser bonito, enriquecedor, pero es difícil y duro. Y la situación no se resuelve de otro modo que con la disciplina.
Pero no insistamos más en ello. Ya queda dicho y tampoco se trata de ser aguafiestas. Que todos disfrutemos de este periodo y que el 2009 nos traiga teletrabajo reconfortante en las cantidades necesarias y suficientes.
Editado por
Francisco Ortiz Chaparro
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