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Uno de los dogmas que el individualismo admite desde hace casi dos siglos es la fiabilidad indefectible de la Razón. Sin embargo el cerebro del hombre no es una fortaleza medieval inexpugnable. En realidad, son varias las brechas por donde se puede penetrar subrepticiamente, y con bastante facilidad, en la mente del Otro para adueñarse de su voluntad.
Hoy nos toca hablar de una de esas brechas, las brechas cognitivas; las grandes fisuras por donde entran en nuestros cerebros falsas representaciones del mundo, de las cosas, de las situaciones, de las personas. Representaciones que pudieran ser totalmente erróneas. (Lo grave es que esto sucede no ocasional sino constantemente).
No es exagerado decir que la humanidad vive errante y somnolienta por las encrucijadas del mundo, porque en la vida ordinaria la complejidad de los cuestiones sobrepasa nuestras capacidades. Pero hay que vivir. Para poder vivir necesitamos representaciones incuestionables del mundo físico y de las realidades sociales sobre las que basarnos. Una cierta estabilidad para actuar nos es indispensable.
Un ejemplo.Confrontados con las realidades del mundo físico en el que vivimos sumergidos, se nos plantean desde la infancia problemas de mecánica física que hay que resolver. La gente, niños y mayores, se roza constantemente con realidades que apenas entiende o muy superficialmente. ¿Qué han sabido durante siglos, y qué saben hoy, las gentes de realidades tan inmediatas, tan condicionantes y tan próximas como la gravedad, el átomo, la electricidad, las ondas electromagnéticas, etc. que forman parte esencial de nuestra vida? Eso significa simplemente que vivimos como sonámbulos por el mundo. (Por no hablar de las realidades de nuestro propio cuerpo que sólo se conocen, y muy a medias, en Medicina).
¿Y qué sabemos realmente de las realidades políticas y económicas de nuestro momento que nos rodean y nos interpelan?
No tengo la intención de embarcar al lector en una serie de especulaciones teóricas. No. Se trata de una cuestión muy práctica. De las más prácticas que se pudieran imaginar porque son las que más condicionan nuestras orientaciones en la vida, nuestras decisiones y de ahí nuestros fracasos y nuestra felicidad o desdicha.
b[¡Cuánta mentira y cuánta trampa se nos vende, partiendo de nuestra oceánica ignorancia sobre los entornos en que vivimos!]b
I. ALGO DE NEUROPSICOLOGIA
¿Son los órganos sensoriales los que nos engañan?
No son los órganos sensoriales, los principales inductores de error como había creído la Filosofía de otros tiempos, la que combatía encarnizadamente el escepticismo, el solipsismo como si fueran los grandes problemas. ¡Qué aberración y qué desenfoque cultural! Filósofos hubo que hasta cuestionaron la existencia del mundo exterior al Yo. Mucho más sentido tiene cuestionar la realidad de nuestras interpretaciones del mundo, en nombre del relativismo gnoseológico, científicamente fundado. Así veríamos que vivimos condicionados por creencias en que casi todo es improvisado, falso, postizo.
Pero comencemos afirmando que las señales sensoriales no son ni verdaderas ni falsas. Son básicamente incompletas e insuficientes. Son impulsos nerviosos y nada más. La subjetividad y el error vienen más tarde en curso del proceso cognitivo, en el largo camino neurofisiológico que va desde los datos sensoriales hasta la formación de opiniones y decisiones en nuestra mente.
En lo que toca a las informaciones visuales, contrariamente a la creencia común, nuestro cerebro no fabrica una fotografía de los objetos que están delante de nosotros. En realidad los fotones que nos llegan, originan una multitud de señales bioeléctricas en las neuronas receptoras.
Las asambleas de neuronas que registran las señales sensoriales son grupos de neuronas que han sido excitadas simultáneamente. El electroencefalograma muestra su estado de excitación.
Al ver un objeto, o al recibir un mensaje verbal, se producen innumerables trenes de impulsos que corren a lo largo de los axones y dendritas de columna en columna de neuronas, transmitiendo el potencial de acción a miles de neuronas vecinas con las que existen conexiones sinápticas y que aún no han sido despolarizadas. La cinética de la excitación es como un reguero de pólvora en ignición. A los grupos de neuronas así excitados vamos a llamarles “categorías”
Asociaciones de categorías
Los datos primarios que aportan los sentidos necesitan ser completados y encuadrados. Con esa finalidad son convocadas nuevas asambleas de neuronas a las que se transmite la excitación por propagación de señales.
Las percepciones
Esta multiplicidad de señales visuales, auditivas, etc. de muy distintas proveniencias corticales, constituyen conjuntos caóticos según W. Freeman, que se integran e incorporan en la corteza cerebral, interconectándose en formas primeras de Gestalt.
Pero las sensaciones que recibimos no son aún percepciones.
Para que la percepción se constituya, será necesario que en intervalos de milisegundos comiencen a activarse en distintas regiones cerebrales, multitud de asociaciones con memorias almacenadas ya en experiencias anteriores. Las asociaciones de redes, es decir de memorias, son absolutamente necesarias para la percepción.
Estos grupos o categorías son:
•Memorias episódicas relativas a situaciones ya vividas, más o menos análogas a la presente.
•Memorias declarativas, conteniendo informaciones provenientes de diversas fuentes.
•Memorias emocionales suscitadas directa o indirectamente por los datos situacionales.
•Memorias semánticas que aportan los conceptos requeridos para la interpretación, contextualización y categorización de la multitud de memorias invocadas.
Múltiples categorías o subredes, entran en actividad mediante mecanismos hebbianos de reforzamiento sináptico. A las asambleas originarias primitivas, se les van a asociar millones de neuronas y probablemente muchos miles de redes o configuraciones de redes. Como son muchas las redes candidatas para asociarse, en función de los almacenamientos realizados durante la vida precedente de ese cerebro, sólo algunas de ellas pueden ser retenidas para constituir algo que es la “unidad” de la percepción. La drástica selección que se opera tiene mucho de aleatorio. El interés, la proximidad cronológica y la facilidad, favorecen también asociaciones de dudosa pertinencia. No explicitaremos aquí los mecanismos que gobiernan la selección. Pero subrayemos que las compensaciones emocionales o afectivas desempeñan un papel importantísimo en el momento de la selección de categorías asociadas.
b[En el trayecto “sensaciones- asociaciones- percepciones- representaciones”, el peligro, la confusión y el error van in crescendo.]b
La interpretación
El estadio final del proceso cognitivo es un etiquetado.
Ejemplos simples y familiares: Etiquetamos las situaciones de nuestra vida diaria. Etiquetamos de una cierta manera a tal o cual personaje público aunque no lo conozcamos personalmente. Tal periódico es así o de otra manera. Con estas simplificaciones nos movemos.
Los titulares mismos de los periódicos al describir sucesos, que en alguna ocasión quizás nosotros mismos hayamos presenciado, son un ejemplo de cómo se fabrican a veces etiquetados abusivos, rápidos, exagerados, interesados, malintencionados o simplemente orientados a adular al lector partidista.
Las interpretaciones de lo social
En nuestro tiempo, y desde mucho tiempo atrás, las ideologías políticas y religiosas son vendidas por mercaderes de sueños, como decía el filósofo francés Alain; fabricantes de creencias prestas para todo uso, “prèt-à- porter” disponible para los que no son capaces de pensar si no es por sistemas preconcebidos.
Los grandes sistemas de pensamiento, ciertas formas culturales, los grandes timos de las religiones, han tenido a lo largo de la historia nefastas consecuencias que se han visto traducidas en sangre y en dolor humanos.
Pero no hay manera de escapar a los esquemas interpretativos de los fenómenos sociales. Necesitamos esos esquemas. Sólo nos queda como solución desempañar de vez en cuando los vidrios a través de los que vemos situaciones, personas, objetos.
Lo hemos dicho ya: para decidir y para posicionarnos aún en lo cotidiano, necesitamos las certezas que nos proporcionan las representaciones del mundo y de las situaciones.
Esas son las tremendas brechas cognitivas
De la increíble vulnerabilidad de nuestro sistema cognitivo se aprovechan los manipuladores de la opinión pública, políticos, vendedores de viento, publicitarios, etc.
¿Dónde queda, pues, la dimensión ética en la publicidad y en la política, actividades que no tienen otra finalidad que la de obtener rendimiento y ganancia?
Los mitos nos gobiernan. Es una de las grandes, monumentales verdades, claves para la comprensión del mundo y para entender cómo se fabrican las grandes fortunas y los grandes éxitos.
Avisados estamos los seres humanos. Que podemos seguir durmiendo.
Deducimos provisionalmente
Que en la interacción humana hay vías abiertas por donde pueden introducirse versiones espurias, engañosas o en todo caso no fundadas, o sólo parcialmente fundadas. Falsas imágenes de la supuesta realidad.
II. TACTICAS DE PENETRACION POR LAS BRECHAS COGNITIVAS
En la interacción individual de persona a persona, en la negociación, hay quienes saben aprovechar estas brechas cognitivas para vender interpretaciones de la realidad que les son favorables.
En multitud de ocasiones, en las lidias del amor, de la compra, en la política, alguien captura nuestra voluntad, induciéndonos representaciones sesgadas de las realidades circunstantes. De esa manera influencian nuestros posicionamientos y nuestras decisiones.
Las tácticas son bastante evidentes.
• Al nivel más elemental, el de las sensaciones, nos influencian positivamente una buena apariencia, una voz agradable, imágenes, sonidos y olores placenteros porque tienen una clara fuerza de seducción. Ejemplos claros son el empleo de perfumes, la manera de vestir y presentarse los vendedores, las luces y decoración del lugar físico en el que la interacción se produce.
• El ladrón de voluntades puede transformar nuestras percepciones de diferentes maneras, por ejemplo, movilizando directa o indirectamente memorias placenteras de experiencias pasadas alojadas en nuestro cerebro. Si conoce nuestra biografía, o la ha investigado previamente, puede suscitar las memorias asociativas. mediante evocaciones, citas, etc. que vengan al caso y que den en el blanco.
• Frente a situaciones complejas nos es difícil hacernos una idea clara de lo que está pasando. Sabiendo lo complicado que es el etiquetar definitivamente a las situaciones y a las personas, el astuto negociador no tiene más que dárnoslo todo hecho. Nuestro cerebro ahorrará así energía. Porque hay que recordar que el hombre es perezoso por naturaleza.
• Consecuentemente, somos especialmente vulnerables frente a las personas que avanzan afirmaciones perentorias, categóricas, sobre todo cuando a nosotros nos faltan la información objetiva y completa para formarnos un juicio definitivo. Lo que sucede casi siempre.
• Una brecha importante queda abierta para el que sabe servirse de los dogmas, hoy dicen los mantras, pertenecientes a sistemas de pensamiento que circulan en el ambiente. Los sistemas cerrados de pensamiento presentan la enorme ventaja de liberarnos de la fastidiosa tarea de formarnos una opinión propia. Estos sistemas tienen respuesta para todas las situaciones, como los dogmatismos religiosos o políticos. Las “doxas” sociológicas nos adormecen, limitando al mismo tiempo el uso de la lógica y rebajando nuestra capacidad crítica. La interpretaciones de lo real falsas, interesadas, sesgadas, nos son vendidas por los “aprovechados mercaderes” al socaire de que así es como hay que pensar, eso es lo que se piensa comúnmente, lo que se lleva, etc.
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Blas Lara
Martes, 5 de Julio 2011 - 23:19
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Blas Lara
Actividades profesionales ejercidas: Catedrático de la universidad de Lausanne, Jefe del departamento de Informática, Investigación Operativa y Estadística de Nestlé (Vevey). Libros principales: The boundaries of Machine Intelligence; La decisión, un problema contemporáneo; Negociar y gestionar conflictos.
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