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En el artículo precedente titulado “Improvisación y mapas mentales”, propuse un sencillo método para construir una lista de conceptos y un grafo en torno a un núcleo temático. El campo semántico, en el que se mueve el discurso del locutor, revela su espacio de percepción, su ventana sobre el mundo. O si se quiere, las estanterías de su supuesta biblioteca mental en la que cada conocimiento se aloja. En esta biblioteca los conceptos yacen originariamente de manera caótica Como las limaduras de hierro sin orden sobre un papel hasta que un campo magnético las oriente en una dirección dada. Valga la metáfora, el impulso a la acción juega el papel de fuerza magnética en el cerebro.
I. El espacio de percepción del individuo
Una lista y un grafo constituyen una entidad lingüística que es el campo semántico relativo al tema central de un debate, por ejemplo, como en el último artículo, el federalismo. Lista de conceptos y grafo reflejan el “punto de vista” del individuo, su estructura mental, su particular colección de categorías o engramas, en otras palabras, de redes y subredes relacionadas entre sí en el cerebro de esa persona.
Si yo pido a un niño, o a una persona de escasa formación, que ordene los libros en mi biblioteca, es seguro que los clasificará según sus categorías mentales que serán probablemente reducidas en número y poco sustanciales. Esa persona sin formación tal vez ordene los libros según el color, el tamaño, la lengua - en español y en otra lengua que no sea español-, etc. Si se lo pidiese a alguien que haya hecho la universidad organizaría los libros de mejor manera, ya que posee una serie de categorías mentales de las que carece la persona sin formación. Mis compañeros de claustro lo hubieran hecho aún mejor. (Al menos así es de esperar).
En suma, la calidad de todo trabajo de organización de conceptos depende de la riqueza y la dimensionalidad del “espacio de percepción del individuo”. A este propósito parece que existe un alto coeficiente de correlación estadística entre el nivel cultural de individuos de lengua china y el número de ideogramas que cada uno posee.
El número de conceptos que poseemos sería un espejo de nuestro nivel de cultura. Esta afirmación conlleva al mismo tiempo un aspecto negativo, a saber, que las posibilidades de movilidad de nuestra mente están sometidas a un condicionante lingüístico. Son la ventana obligada por la que contemplamos el mundo. Nos hayamos aprisionados por los conceptos que poseemos y en última instancia por la propia historia de nuestro cerebro. Así es que tenemos por un lado “un campo semántico” más o menos poblado que nos es propio, y por otro “una estructura” más o menos integrada que relaciona las unidades semánticas que componen ese campo.
La estructura mental
Métodos como el Análisis no métrico de Proximidades o de Preferencias, a los que hemos aludido anteriormente (1) , nos permiten vislumbrar ese espacio de percepción que nos es específico, además de sugerir igualmente una estructura de espacio vectorial para organizar y visualizar ese campo (2).
Imagine el lector una encuesta aplicada a personajes de primera fila del panorama político que se hayan prestado a rellenar un mismo cuestionario.
A cada uno se les pide simplemente expresar las similitudes que percibe entre parejas de estímulos (estímulo = personas, símbolos, conceptos, escenarios del futuro, etc.), representativos de un fenómeno social o político. El grado de similitud lo expresa cada encuestado atribuyendo a la pareja un valor sobre una escala de intensidad que va de menos similar a más similar. Las respuestas de cada encuestado generan una matriz no necesariamente simétrica.
El tratamiento matemático de cada matriz produce resultados sorprendentes e intelectualmente gratificantes. Permite en particular:
• Saber la dimensionalidad del espacio de percepción propio del encuestado. Así se interpretan los resultados del análisis matemático efectuado: si el personaje A posee un espacio de percepción de dimensión superior al de otro personaje B, eso significa que A tiene una visión más amplia que B, es decir, que domina mejor el fenómeno político o social investigado.
• Las dimensiones del espacio vectorial obtenido corresponden a los ejes geométricos del espacio. Frecuentemente estos ejes (“factores propios”) admiten una interpretación semántica clara. En ese caso, llegamos a tener una idea de cuáles son las perspectivas realmente importantes para cada persona entrevistada. Obtenemos así una especie de radiografía mental de cada uno. Teniendo en cuenta el porcentaje de la covarianza global (3) que los ejes factoriales explican, podemos deducir sus pesos respectivos: en términos claros, el orden de importancia, que tienen estos “ejes factoriales” o perspectivas socio-políticas.
• Subsidiariamente, el método cuantifica el grado de incoherencia o inconsistencia lógica interna en la manera de pensar de cada personaje entrevistado.
Este tipo de encuestas han sido efectivamente realizadas a personajes muy destacados socialmente (4). Naturalmente, estas personas fueron advertidas de la “no inocencia” del cuestionario. Aunque hay que añadir que en general no comprendieron gran cosa de lo que llamaban“ explicaciones de sabios matemáticos” y que estaban muy ajenos a lo que realmente las radiografías mentales iban a dar.
El espacio de percepción de que estamos hablando es una especie de “jaula” mental que en cada momento condiciona al individuo y de la que no puede escapar. Más que una jaula, habría que decir una serie de jaulas ordenadas a la manera de las muñecas rusas. Hay jaulas metafísicas propias de la naturaleza humana, de las que serían un ejemplo eximio los aprioris kantianos de la sensibilidad que condicionan irremediablemente nuestros intercambios con el mundo físico (5). Y hay otras jaulas que nos son más exteriores, como la cultura en que crecimos. Más al interior aún, la de nuestra biografía personal que está registrada perpetua e irrevocablemente en los archivos de las experiencias vividas.
Está claro que nuestros puntos de vista cambian y se amplían a lo largo de la vida con la experiencia y los conocimientos. Y que nuestro espacio de percepción se construye y se transforma incrementalmente. Pero las discontinuidades y emergencias son raras en la génesis de las formas mentales, y es mi opinión que lo esencial permanece a lo largo de la vida.
II. A propósito de la improvisación
Los conjuntos de redes neuronales en un cerebro no excitado permanecen tan desordenados como un rebaño de ovejas sin pastor, o las limaduras de hierro de que hablábamos. La necesidad perentoria de dar una respuesta al medio externo o, por el contrario, una orden de trabajo mental que emitimos conscientemente, intervienen como la señal del silbido del pastor, sacando al cerebro de su estado originario de desorden. A esa señal, los recursos mentales se canalizan y estructuran para la acción. Las mediciones del encefalograma lo reflejan en el tipo de ondas cerebrales correspondiente a cada estado.
Hemos explicado en el artículo precedente que en la preparación de un encuentro con el Otro, la improvisación y las emociones son malas consejeras. En esas desfavorables circunstancias, las memorias convocadas para guiar la acción pudieran ser no pertinentes y hasta disparatadas.
Una interpretación psicológica de lo cómico
Un chiste no tiene por qué ser forzosamente banal e intrascendente. Nadie dirá que no era una persona seria el filósofo francés Henri Bergson, autor de “La risa. Ensayo sobre la significación de lo cómico”. Además, como dice el propio Bergson, “comenzando por Aristóteles, los mayores pensadores se han ocupado del problema (de la risa) …, un impertinente desafío a la especulación filosófica”. (Tendremos ocasión de volver en este blog sobre este tema increíblemente fecundo).
Pienso que bajo un chiste pueden ocultarse enseñanzas profundas. Acabo de leer en los periódicos la noticia de la muerte de Luis Díez Jiménez, un antiguo conocido mío, cuya memoria saludo con respeto. Luis Díez Jiménez fue autor del libro humorístico “La Antología del disparate”. Los disparates de sus alumnos zoquetes, adoquines, soplagaitas y percebes, revelan sin duda lo mal que han aprendido y quizás lo mal que se les ha enseñado.
Pero además revelan la gozosa desorganización de los conocimientos – de las memorias- en la cabeza de los alumnos, algunos ya de 17 y 18 años.
Reproduzco aquí unas “pepitas” totalmente al azar:
El átomo aunque muy chico tiene mucha fuerza, más que la pólvora.
Las clases de pecado son: mortal, venial y genial.
Río que pasa por Viena: el Vesubio azul.
Músculos del cuello: electrocleidomésticos.
Odontólogo: carnívoro que se alimenta de presas vivas.
¿Por qué nos hacen sonreír los disparates del zoquete de la clase? Bergson, tan atento siempre a los desarrollos de la ciencia de su tiempo, no pudo explicar la significación de lo cómico en términos de neuropsicología, pero pienso que hoy lo hubiese hecho.
Reímos cuando el chiste sobreentiende de manera implícita y apenas manifiesta, una disfunción de nuestros mecanismos psicológicos profundos. Por ejemplo, las confusiones, las asociaciones de memorias de diferentes tipos en contra de la lógica o incompatibles con la realidad (6).
Reímos por una especie de complicidad autocomplaciente al vislumbrar un fallo del funcionamiento mental. El chiste inteligente saca a la luz pública algo que reconocemos en nosotros mismos y que no nos atrevemos a confesar y sobre todo a confesarnos. Alguien ha dicho que la diferencia entre el tonto y el listo es que el listo sabe callarse las tonterías que piensa, mientras que el tonto manifiesta esas tonterías en todo su esplendor.
Conclusión
Orden y estructura en las ideas al prepararse para negociar. Pero a condición de que conceptos y memorias preexistan en nuestros cerebros. A eso tiende la formación, a almacenar conocimientos. Pero también a estructurarlos mediante la reflexión sobre esos conocimientos, que no es otra cosa sino crear redes de memorias jerárquicamente superiores a las memorias de las percepciones y los datos, y además, validadas por contraste con el mundo exterior. Memorias correctamente estructuradas y validadas le faltan al zoquete. Y al zoquete que en la vida deviene político o cualquier otra cosa.
Notas al pie
(1) En el artículo precedente.
(2) Existen muchos métodos en la literatura especializada. El lector puede consultar también métodos más recientemente aparecidos en el campo de la semántica, como el Latent Relational Analysis.
(3) Noción estadística relativa a la varianza conjunta de varias variables.
(4) No se trata de una mera posibilidad teórica. Yo las he diseñado y analizado en un buen número de ocasiones, algunas de considerable trascendencia política o económica.
(5) Algo que puede expresarse más elegantemente en términos de neurociencias.
(6) Para mayor información, ver en este mismo blog el artículo Cómo es que nos dejamos seducir, 6 de agosto 2008, y más explícitamente sobre las disfunciones, en El cerebro es una máquina imperfecta, Blas Lara, en Tendencias21.
Blas Lara
Lunes, 1 de Diciembre 2008 - 20:01
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Blas Lara
Actividades profesionales ejercidas: Catedrático de la universidad de Lausanne, Jefe del departamento de Informática, Investigación Operativa y Estadística de Nestlé (Vevey). Libros principales: The boundaries of Machine Intelligence; La decisión, un problema contemporáneo; Negociar y gestionar conflictos.
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