Bitácora
Cada vez que se acerca un proceso electoral, se produce una auténtica avalancha de encuestas que ofrecen unos resultados que, en bastantes ocasiones, se suelen alejar de la realidad obtenida el día de la votación.
Una de las causas de esto es, quizás, la utilización de los sondeos políticos como materia prima para la información de los medios de comunicación social, lo que lleva a hacer muchas encuestas en poco tiempo y con poca relación entre los distintos resultados publicados.
Pero lo más importante, en mi opinión, es la metodología que se está utilizando para conseguirlos. La encuesta debe dar paso a otras técnicas más profundas como los Paneles de Electores o las Reuniones de Grupo, que permitan desentrañar la opinión de los denominados "indecisos" que, normalmente, suelen ser electores que ocultan la dirección de su voto.
En las últimas semanas hemos tenido ocasión de comprobar las fluctuaciones en las que se han movido los resultados de las diferentes encuestas efectuadas en relación con la independencia de Escocia.
Se ha pasado de un mayoritario núcleo de partidarios de permanecer integrados en el Reino Unido, al principio de los sondeos, a un cuasi empate técnico en los momentos próximos a la votación. Cuando se ha producido ésta, la diferencia entre ambos grupos ha sido de cerca de un once por ciento; bastante superior a lo previsto.
¿Qué está pasando, a nivel general, con las encuestas electorales en las que, últimamente, las desviaciones entre sus resultados y los que se obtienen en la realidad de las urnas difieren tanto?. En mi opinión, son varias las causas.
Una de ellas, meramente técnica, es que este tipo de investigaciones de mercado no se realizan de forma suficientemente "científica". Se juega con tamaños de muestra limitados; en parte por la necesidad de aportar resultados inmediatos y en parte, también, por las limitaciones presupuestarias con las que se efectúan estos sondeos.
Si, de verdad, se quieren obtener resultados fiables, hay que trabajar con errores de muestreo pequeños que van a originar muestras grandes. Y esto es necesario, principalmente, porque existe una amplia y significativa población que se autocalifica de "indecisa" y que, en la mayoría de los países, alcanza unos porcentajes tales que, si no se analiza en profundidad, puede trastocar los resultados de la encuesta y, por ende, los de las propias elecciones.
Esta limitación del tamaño de la muestra obliga a que, en la mayoría de las ocasiones, los estudios se centren en los grandes núcleos urbanos que, aunque importantes, no indican el sentir de la totalidad del electorado.
La otra causa estriba en el hecho de que las encuestas que llegan al gran público son las que contratan los medios de comunicación social, en los que prima la urgencia de ofrecer a sus audiencias resultados inmediatos y novedosos.
Esta premura informativa es la que hace que medios diferentes proporcionen resultados contradictorios cuando se pregunta sobre el mismo tema. Véanse las encuestas que se están publicando en España sobre las posibilidades electorales de los distintos partidos políticos.
Si a esto se añade lo, anteriormente, indicado acerca de los "indecisos" que, en muchas ocasiones, no lo son sino que son votantes "ocultos", deberíamos considerar si la encuesta personal, y mucho más la telefónica y la postal, son las metodologías adecuadas para desentrañar este voto oculto.
Quizás técnicas de investigación como los Paneles de Electores, las Reuniones de Grupo o las Entrevistas en Profundidad con potenciales votantes podrían ofrecer una información más exhaustiva y exacta que la mera encuesta.
O si no, como ya está ocurriendo en países como Estados Unidos, no preguntar directamente al sujeto protagonista, al elector, sino a otros segmentos de población más "sinceros".
Los analistas políticos se están percatando de que, preguntando a los niños, obtienen respuestas más acertadas, ya que estos responden lo que oyen a sus padres que, cuando hablan en casa, lo hacen con sinceridad y sin cortapisas, lo que no suele ocurrir ante un encuestador.
Editado por
Javier Barranco Saiz
Licenciado en Ciencias Físicas y en Gestión Comercial y Marketing (ESIC), Javier Barranco Saiz es asimismo Master en Recursos Humanos (Instituto de Empresa). Su trayectoria profesional ha transcurrido en Orgemer Consultoría como Jefe de Investigación de Mercados y en el Grupo Telefónica como responsable en las siguientes áreas: División de Informática (Servicio de Marketing), Recursos Humanos (Estudios, Selección de Personal, Organización y Planificación), Relaciones Institucionales (Gestión Económica) y Fundación Telefónica (Gestión Económica, Marketing Social,Proyectos Sociales y Culturales,Voluntariado Empresarial). Actualmente Javier Barranco es Socio Director de Abalon Consultoría de Marketing. Ha sido profesor en los MBAs de Marketing y Recursos Humanos del Instituto de Empresa y de la Escuela Superior de Estudios de Marketing, ESEM. Ha publicado en Ediciones Pirámide, Grupo Anaya, los siguientes libros:"Tecnicas de Marketing Político","Planificación Estratégica de Recursos Humanos","Marketing Interno","Marketing Político"(2ª Edición) y "Marketing Social Corporativo". Además ha publicado artículos en" Capital Humano","Marketing y Ventas para Directivos","Revista T". Es asimismo miembro de de AEDEMO (Asociación Española de Estudios de Mercado, Marketing y Opinión) y de AEDIPE (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas).
Secciones
Últimos apuntes
Archivo
Lo último sobre Marketing
Blog de Marketing de Tendencias21
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850