Si definimos el Marketing Interno como la aplicación de las técnicas de Marketing a la gestión de los recursos humanos, debemos, por pura lógica, asociar el concepto de cliente con el de empleado, buscando la satisfacción de éste como lo hacemos con la de aquel. En definitiva, contemplaríamos dos tipos de clientela: la externa, aquella que compra nuestros productos, y la interna, la plantilla que constituye la empresa.
Las preguntas que deberíamos hacernos en la situación actual son: ¿tratamos igual al cliente externo que al interno?¿Le damos la misma importancia a aquel que a éste? ¿Nos preocupamos lo mismo por su satisfacción personal, en lo relacionado con la empresa? ¿Consideramos igual la pérdida del uno y no tanto la del otro? En un entorno tan sensibilizado con la Responsabilidad Social Empresarial, RSE, ¿la aplicamos, de verdad, internamente? Analicemos, en estos dos artículos, estas cuestiones.
Partimos del hecho de que, hasta la última crisis, la evolución positiva de la gestión de los recursos humanos en las empresas ha sido significativa, principalmente porque éstas se percataron, hace años, del importantísimo papel que desempeñaban sus plantillas.
Se profesionalizaron estas áreas organizativas y dejaron, o intentaron dejar, de ser el reducto principal de la burocracia y de la opacidad. Quisieron, como todos, dotarse de la deseada cualidad de la transparencia.
Se pensó, con acierto, que el denominado "Capital Humano" era el verdadero motor del desarrollo de la empresa y, sin duda, el auténtico protagonista de la competitividad en un mundo económico globalizado.
Sin embargo, y como contrapeso a lo indicado hasta ahora, era, o es, un recurso que, cada vez, resulta más costoso y más complicado gestionarlo, ya que está más formado y, como consecuencia, se convierte en más conflictivo y reivindicativo.
La crisis, las crisis, originan fuertes endeudamientos en los países industrializados, tasas de inflación muy elevadas y déficits en las balanzas de pagos que implican, a su vez, mayores necesidades de financiación.
Esto que ocurre en el ámbito macroeconómico se refleja, peligrosamente, en el micro espacio de la empresa, ya que provoca la disminución de las ventas y, como consecuencia, de los ingresos y, por ende, de los beneficios.
Todo ello se materializa en fuertes desajustes en el mercado de trabajo y en niveles de desempleo desconocidos desde la época de la gran crisis de los años 20.
Ante esta situación, parece difícil soñar con recuperar las cuotas de empleo fijo anteriores a la debacle o con aplicar metodologías de gestión basadas en el desarrollo profesional o en la mejora de horarios que, por ejemplo, permitan compatibilizar la vida laboral con la familiar.
Se profesionalizaron estas áreas organizativas y dejaron, o intentaron dejar, de ser el reducto principal de la burocracia y de la opacidad. Quisieron, como todos, dotarse de la deseada cualidad de la transparencia.
Se pensó, con acierto, que el denominado "Capital Humano" era el verdadero motor del desarrollo de la empresa y, sin duda, el auténtico protagonista de la competitividad en un mundo económico globalizado.
Sin embargo, y como contrapeso a lo indicado hasta ahora, era, o es, un recurso que, cada vez, resulta más costoso y más complicado gestionarlo, ya que está más formado y, como consecuencia, se convierte en más conflictivo y reivindicativo.
La crisis, las crisis, originan fuertes endeudamientos en los países industrializados, tasas de inflación muy elevadas y déficits en las balanzas de pagos que implican, a su vez, mayores necesidades de financiación.
Esto que ocurre en el ámbito macroeconómico se refleja, peligrosamente, en el micro espacio de la empresa, ya que provoca la disminución de las ventas y, como consecuencia, de los ingresos y, por ende, de los beneficios.
Todo ello se materializa en fuertes desajustes en el mercado de trabajo y en niveles de desempleo desconocidos desde la época de la gran crisis de los años 20.
Ante esta situación, parece difícil soñar con recuperar las cuotas de empleo fijo anteriores a la debacle o con aplicar metodologías de gestión basadas en el desarrollo profesional o en la mejora de horarios que, por ejemplo, permitan compatibilizar la vida laboral con la familiar.
Editado por
Javier Barranco Saiz
Licenciado en Ciencias Físicas y en Gestión Comercial y Marketing (ESIC), Javier Barranco Saiz es asimismo Master en Recursos Humanos (Instituto de Empresa). Su trayectoria profesional ha transcurrido en Orgemer Consultoría como Jefe de Investigación de Mercados y en el Grupo Telefónica como responsable en las siguientes áreas: División de Informática (Servicio de Marketing), Recursos Humanos (Estudios, Selección de Personal, Organización y Planificación), Relaciones Institucionales (Gestión Económica) y Fundación Telefónica (Gestión Económica, Marketing Social,Proyectos Sociales y Culturales,Voluntariado Empresarial). Actualmente Javier Barranco es Socio Director de Abalon Consultoría de Marketing. Ha sido profesor en los MBAs de Marketing y Recursos Humanos del Instituto de Empresa y de la Escuela Superior de Estudios de Marketing, ESEM. Ha publicado en Ediciones Pirámide, Grupo Anaya, los siguientes libros:"Tecnicas de Marketing Político","Planificación Estratégica de Recursos Humanos","Marketing Interno","Marketing Político"(2ª Edición) y "Marketing Social Corporativo". Además ha publicado artículos en" Capital Humano","Marketing y Ventas para Directivos","Revista T". Es asimismo miembro de de AEDEMO (Asociación Española de Estudios de Mercado, Marketing y Opinión) y de AEDIPE (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas).
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